Yo creo que la gracia estaba un poco en eso. Que la escritora tenía un punto de vista peculiar que se trasladaba a sus cómics.
Claremont te sermoneaba con las mismas paridas siempre y con sus personajes favoritos, por si no lo pillábamos.
Yo siempre he creido que los artistas, sea en el ámbito que sea, no deben pronunciarse tan abiertamente en ciertos temas (y menos cuando son polémicos y con diversidad de opinones); además es algo que vas a comprar. Está bien que pongan sobre la mesa "preguntas" (no tendenciosas) pero en mi opinión no deberian poner "respuestas". Si quieren dar su opinión que lo hagan gratis o si es pagando que lo hagan en algún medio que ya sepas lo que te vas a encontrar.
Meter la brasa en un cómic lo encuentro panfletario y como bien han dicho, reflejado de una manera que trata al lector de idiota.