Motorista Fantasma: Marvel Limited Edition 1: Arranque (1972-1973) Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-motorista-fantasma-marvel-limited-edition-1-arranque-1972-1973/El Motorista Fantasma hizo su primera aparición en el Universo Marvel directamente en su propia colección. Justo la que viene incluida en este tomo cuya reseña me dispongo a iniciar.
Antes de estrenar su propia cabecera, la rampa de salida en la que se publicó la colección del motorista llameante fue uno de los principales títulos genéricos de aquel entonces, Marvel Spotlight.
Y los encargados de llevar a cabo el proyecto fueron Gary Friedrich como guionista y Mike Ploog a los lápices. Éste último bastante curtido en el cómic de terror en el que, en parte, podemos enmarcar la colección que nos ocupa.
Y es que la conexión con el género del terror viene dada por la omnipresencia de Satán, pero poco más. Por mucho que su aspecto sea aterrador, el Motorista Fantasma no aparece retratado como un personaje diabólico, más bien todo lo contrario.
Pese a tratarse de un personaje de nueva factura, Friedrich cogió algunas características propias de otras criaturas clásicas, como la capacidad de transformarse en el ser demoníaco al caer el Sol. La imagen y el hecho de ser un motorista son las particularidades que hacen del Motorista Fantasma un personaje diferente.
El número de origen me parece bastante flojo. Más allá del interés en ver nacer un nuevo personaje de la factoría, el culebrón en referencia a la supuesta cobardía es bastante infantil.
Tampoco las razones para pactar con el diablo por parte de Johnny Blaze, nuestro protagonista, me parecen suficientemente verosímiles.
A partir de aquí nos encontramos con una serie de números argumentalmente anodinos. Todo gira alrededor de la obsesión de Satán en apoderarse del alma de Blaze.
Mucha temática motera, con Ángeles del Infierno incluidos, y una primera tanda de secundarios formada por Crash Simpson, maestro de Blaze en las acrobacias imposibles con las motos, y su hija Roxanne, a su vez interés sentimental de Johnny.
Los guiones parecen hechos con precipitación. Demasiados agujeros y piezas que aparecen sin demasiadas explicaciones, además de diálogos bastante vanos.
Eso sí, el personaje mola mucho, al menos estéticamente. De hecho, todo el contexto me parece harto atractivo. Entiendo que buena parte del mérito se lo lleva Mike Ploog, que hace un estupendo trabajo, como es habitual.
En especial, la estética alcanza mayor grado de seducción con la aparición de los rituales satánicos, así como las abundantes apariciones de Satán.
Pero Friedrich creo que se acomoda en el atractivo visual, no sabiendo apenas contarnos cosas interesantes. Toda la parte argumental y de diálogos parece escrita con el piloto automático.
Mike Ploog es reemplazado por Tom Sutton, otro habitual del cómic de terror, apenas empezada una nueva línea argumental, que se alargará durante buena parte del tomo.
Sutton cumple bien narrativamente. Otra cosa son sus acabados, si bien depende de la inspiración del entintador de turno.
Una especie de hechicero apache llamado Baile de Serpiente, es el aparente villano en esta nueva trama. La idea va sobre la defensa de sus tierras por parte de los apaches, ante la amenaza de expropiación de los colonizadores blancos. Todo ello explicado con bastante torpeza, además de recurrir nuevamente a otro ritual demoníaco con Roxanne de ofrecimiento.
Pero lo que parecía una historia con personajes pasajeros se acaba transformando y dando lugar a nuevos actores. De pobre tratamiento, todo sea dicho.
Friedrich se inventa una hija de Baile de Serpiente, llamada Linda Littletrees, así como su amado Sam Silvercloud, otro apache de carácter.
Lo que parecía uno de los buenos, Linda, por sorpresa acaba resultando otra enviada de Satán, en su identidad de la Mujer Bruja. Justo el recorrido opuesto al que hace su padre, que por arte de magia ha dejado atrás su obsesión con las artes oscuras.
Así que los personajes pasan de una cosa a todo lo contrario en un parpadeo, en lo que da una sensación de improvisación continuada.
Pese a todo, el escenario en el desierto de Arizona y el tratamiento de pseudo western con componente satánico creo que le sienta bien a la colección. Volvemos de nuevo a agarrarnos a la parte visual y escénica ante la falta de tramas dotadas de un mínimo interés.
El Motorista Fantasma estrena número 1.Tras siete números en Marvel Spotlight, y a pesar de la mediocridad de lo ofrecido, el personaje de la cabeza llameante acaba obteniendo su propia cabecera.
A nivel de autores, Gary Friedrich se mantiene inamovible, mientras que en la parte gráfica Tom Sutton es sustituido por Jim Mooney a partir del segundo número. Creo que hace un buen trabajo.
Sólo es empezar que ya tenemos la primera creación importante. Se trata de Daimon Hellstrom, el Hijo de Satán, que hace su debut en este primer número, para, tras el segundo, obtener su propia serie. Precisamente Hellstrom es el personaje que sustituye al Motorista Fantasma en Marvel Spotlight, y lo hace en un primer número que continua directamente de la serie de Jonny Blaze y, por lo tanto, se incluye en el presente tomo.
En cuanto a la parte argumental, todo sigue más o menos igual, girando en torno a la Mujer Bruja, los apache y Roxanne Simpson. Por lo menos la entrada de Hellstrom, reclamado a modo de exorcista por Silvercloud, aporta algo de aliciente.
Resulta curioso como la naturaleza de Daimon Hellstrom es casi calcada a la de Johnny Blaze. Ambos se transforman en su alter ego demoníaco por las noches. Y ambos son creación de Gary Friedrich, que no parecía estrujarse demasiado el cerebro.
Tras el paso del Hijo de Satán por la serie, volvemos a la aburrida normalidad. Lo único interesante que se puede sacar en estos números es la capacidad del Motorista Fantasma de engendrar una moto de la nada, mediante el fuego infernal que emana de sus manos.
Lo siguiente son historias sobre persecuciones a motor, primero de Blaze a un motorista macarra que secuestra a Roxanne, y luego de la policía montada en un buggy en pleno desierto. En general todo muy de película setentera policíaca.
Se nos presentan nuevas piezas que aparecen de la nada, especialmente Dude Jensen, un promotor de carreras. Mientras que Linda Littletrees, que extrañamente ha perdido el color rojizo de su piel apache, da pie a un culebrón bastante tonto entre Johnny y Roxanne.
Todo ello justo en el momento en que Gary Friedrich deja precipitadamente la colección, dejando colgada la trama. Marv Wolvman al argumento y Doug Moech a los guiones, son los encargados de finalizarla en el último número del Motorista incluido en el volumen.
Y lo cierto es que Wolfman parece pasar olímpicamente de lo que tuviera pensado Friedrich. Porque el vuelco es total. Resulta que Jensen acaba destapándose como otro fantoche capaz de controlar el fuego infernal. Un tipo llamado Ruleta, el Demonio de las Vegas, que busca venganza sobre un grupo de magnates de la ciudad del vicio.
El nombre y la historia suenan a cachondeo, o por lo menos así es mejor tomárselo.
En defensa de Wolfman, debo decir que no era fácil dar continuidad a las insulsas líneas de Friedrich, y por lo menos trata de hacer algo más entretenido.
Como extra, el tomo finaliza con el número de Marvel Team-Up que coprotagoniza el Motorista Fantasma. Su mayor interés está en la presentación del Orbe, uno de los villanos clásicos de la serie.
Conclusión.En resumidas cuentas, el personaje es muy seductor, el marco en el que se desarrollan sus correrías, también. Lo mismo para el dibujo de Mike Ploog.
Pero la parte escrita, argumentos, diálogos y desarrollo de personajes, son en general bastante pobres, siendo una de las series más flojas de Marvel hasta ese momento.