Es como si leyeses un tebeo de Mickey Mouse en el que le pidiese a Minnie un poco de acción en el dormitorio. ¡Imposible no quedarse a cuadros!
Como cuado ella le pregunta cuál es la parte de ella que más le gusta. Él no responde avergonzado. Ella se coge las tetas y dice "¿Por qué ibas a ser diferente?".
Al menos no es tan cerdo como el diario de Ana Frank...