He leído Coleccionable La Espada Salvaje de Conan Nº 1.
Por fin he podido sacar tiempo para comenzar a leer este mastodóntico coleccionable que a buen seguro me va a deparar grandes momentos de lectura. Este primer tomo es un buen ejemplo de ello, siendo un magnífico punto de entrada al universo creado por Howard. Estoy plenamente convencido que aquellos que se hayan comprado y leído este número, se han quedado con ganas de más, porque esa es la sensación que me ha quedado a mí tras llegar a la última página: quiero más historias de Conan. Y es que hay que reconocer que de todas las creaciones de Howard, este rudo cimmerio es el que más encanto tiene. A pesar de que siempre he sido de la opinión de que Thomas dulcifica un poco a Conan con respecto a la versión literaria del tejano, el guionista capta muy bien la esencia más pura, retratando a ese antihéroe de la Era Hiboria.
Algunos aspectos más destacables de Conan en estas historias es ver como se deja llevar por sus instintos más primarios. En “La hija del gigante de hielo”, tras una dura batalla, ensangrentado y en las puertas de la muerte, reúne las pocas fuerzas que le quedan para ir tras una joven con la intención de… ¿violarla? A medida que releía la historia, no se me ocurría otra cosa. Si bien es cierto que ella le provocaba constantemente, las intenciones del cimmerio parecían ir encaminadas a una dirección, lo aprobara o no ella. Partiendo de esa base, está claro que Conan no se encuentra enmarcado dentro de los héroes típicos de la fantasía heroica. Salvar a damiselas en apuros por el reconocimiento popular es cosa del pasado. El cimmerio se rige por un código moral y ético que está en las antípodas del que tiene la civilización modernizada. Precisamente, esa es una de las críticas sociales que subyace en la obra de Howard, intentando dejar claro que quizá todos los avances que tiene la sociedad han ayudado a pervertirla, olvidando nuestra naturaleza más primigenia. De ese modo, en la inmensa mayoría de las historias del personaje, podemos ver un patrón bien definido, en el que reyes, emperadores, en definitiva, los máximos dignatarios de la sociedad representan el papel de personajes corruptos, obsesionados con el poder y la subyugación de la plebe, mientras que mercenarios, ladrones y gente como Conan van por libre, aprovechándose de la lucha por el poder para el beneficio propio. Incluso la profecía aquella de un sueño que tuvo hace tiempo, no deja de ser una alegoría esperanzadora sobre la posibilidad de que el pueblo, algún día, se haga con el poder, de forma que haya un gobierno justo de alguien que nació y creció en un ambiente humilde y sencillo como la fría Cimmeria; el movimiento del proletariado enmarcado en el mundo de la ficción medieval.
Pero siguiendo un poco con las connotaciones sexuales, nos encontramos con “Clavos Rojos”, el relato más extenso de esta entrega, en el que Conan comparte protagonismo con la pirata aquilonia Valeria. De nuevo, esa atracción sexual que siente hacia la bella mujer, le insta a seguirla, lo que le granjeará algunos problemas. Aunque Conan suele acostarse con una o dos mujeres en cada relato, gracias a esa varonilidad que parece destilar, las mujeres que marcan la vida del cimmerio son el tipo de féminas que tienen un carácter similar al suyo. Si bien es cierto que no llegan a su nivel de crudeza, sí que tienen un fuerte carácter que les permite sobrevivir en un mundo de hombres. No deja de ser curioso como en los años cuarenta había autores que promulgaban el feminismo en sus obras, algo que se puede ver claramente en los personajes femeninos de la época. Desde las chicas selváticas hasta las diferentes creaciones de Howard son un buen ejemplo de ello. Tampoco me parece desdeñable esa forma de tratar los temas de cierta profundidad desde la simpleza más absoluta. Aunque algunos pueden ver simplemente a un bárbaro y a una pirata matando gente, no hay que olvidar que estos personajes representan mucho más, a poco que se profundice en ellos.
“Clavos Rojos” es una de las mejores historias del tejano, y una de mis favoritas, aunque a mí me cuesta elegir solo una, la verdad. Creo que a pesar de estar encasillada en un género fantástico, tiene muchos componentes que van más allá de la espada y la brujería. Quizá el elemento que más sobresale es el terror. Hay verdaderos momentos de tensión, donde las escenas nos transmiten auténtico pavor ante lo desconocido. Sobre todo gracias a la prosa de Thomas, que adquiere en la mayoría de los relatos de Conan su faceta más literaria. Además, está Barry Windsor-Smith, cuya representación barroca de los acontecimientos se encuentra en el mejor momento de su carrera, dotando a sus dibujos de un estilo “rafaelista”. Sinceramente, me parece fascinante como un autor puede llegar a transmitir tanta fuerza con esas figuras que parecen más representativas del arte que de algo propio de las viñetas. Como iba diciendo, el terror es el género que destaca especialmente pero, como suele suceder en estos relatos, esto nos lleva a otro elemento: la magia. A partir de ahí, se comienzan a encadenar elementos que nos hacen cambiar de genero hasta el final, donde nos situamos en el que de alguna forma abraza a este universo de ficción con más fuerza. No obstante, no se puede olvidar que entre medias tenemos una crítica a la sociedad y sus guerras; el ejemplo de cómo el odio se puede enquistar durante milenios hasta conducirnos a la muerte, incluso ser la única sustancia que nos alimente, como es el caso del personaje que aparece al final del relato. Y como no, la obsesión con el poder, la eterna juventud o la posesión de la mujer como un objeto de deseo. Valeria representa la antítesis de la débil mujer que debe ser rescatada. De hecho, si nos fijamos, incluso cuando cae prisionera, ella misma se acaba soltando. En todo momento, es una igual en habilidad con el cimmerio, algo que se mantiene hasta el final, dejando de lado el romanticismo añejo y acercándonos a la igualdad de géneros. Todo esto en los años cuarenta, no nos olvidemos.
A pesar de todo ello, tenemos escenas dos escenas en las que la pirata pierde el control y que destilan cierta sexualidad. La primera de ellas tiene lugar cuando intentan drogarla en la cama. Thomas y Smith se compenetran muy bien y calcan la escena del relato original, que yo diría que simbolizan algo más que una flagelación. En el propio relato de Howard, Valeria hace alusión a que no acostumbra a dormir con mujeres, mostrándose ruda al respecto. Podríamos llegar a pensar que más que una paliza, la doncella recibiese algún tipo de violación. Poco después, sería la rubia pirata la que recibiese ese tipo de trato forzado, por parte del Príncipe Olmec, que al fin y al cabo no deja de ser uno de los motivos por los que empezaron las desgracias de su pueblo: la codicia y el deseo de tener en su posesión a una mujer determinada. Toda esta mezcolanza de elementos nos lleva a diferentes capas de lecturas en las que el sexo y la lucha de géneros están muy presentes, aunque nos lo maquillen con magia y brujería ancestral.
Curiosamente, Conan es prácticamente un secundario aquí, porque la gran protagonista es Valeria, la cual tiene un debut a lo grande, en una historia cargada de simbolismos y narrada de forma magistral por Barry Windsor-Smith, que nos sirve de ejemplo para comprender como el cómic se ha podido considerar el noveno arte. La historia de la pirata y el cimmerio continuará, espero hablaros de otros relatos en el futuro, pero a partir de esta historia, se convierte en una de mis “mujeres Howard” favoritas. Por cierto, huelga decir que el fornido cimmerio no consigue lo que busca, pero se gana el corazón de Valeria y su confianza, algo que le será de mucha ayuda en el futuro.
El tomo continúa con tres relatos que nos acercan más aún si cabe hacia lo sobrenatural. En “La noche del Dios negro”, tenemos uno de los momentos histórico en la cronología del personaje, ya que regresa momentáneamente a su tierra natal, Cimmeria. Esto se produce en la búsqueda del que se considera su primer amor, Mara, aunque se puede decir que ya es un poco tarde. Si no recuerdo mal, Busiek, durante su etapa en Dark Horse, le daba a ese momento un enfoque ligeramente diferente, aunque este relato no está protagonizado originalmente por Conan, aunque sea de Howard. Esto es una práctica que llevó a cabo en más de una ocasión Thomas, en su larga estancia en Conan the Barbarian. Una vez más, está presente el simbolismo, en esta ocasión, representado en la escultura del dios de los pictos, que desaprueba los actos de los vanires. Además, y a riesgo de repetirme, volvemos a tener a una mujer que es forzada y que se resiste ante el hombre.
Es una pena que en esta edición no se hayan utilizado los materiales originales de Savage Tales, ya que se pierde el magnífico trabajo de Gil Kane y Neal Adams, jugando con las tonalidades del gris, las luces y las sombras. También es cierto que después de la triste reproducción de “Clavos Rojos”, supone una pequeña alegría, pero la reproducción original es infinitamente mejor, nunca entenderé porque la propia editorial quiso reeditarla en color.
El papel de la mujer sigue siendo importante en “El morador de la oscuridad”, un relato que nos presenta el arquetipo de matriarcado aunque, como cualquiera que llega al poder, está corrupto. También se cambian las tornas, el hombre pasa a ser el objeto, mientras que la mujer es la que domina la situación. Más allá de esto, la historia sigue una serie de elementos que se repetirían mucho en la etapa del cimmerio en la cabecera en color: mujer guapa, que se acaba beneficiando Conan; cimmerio encadenado o apresado; y monstruo ignoto al que matar. Esto es algo que John Buscema y Ernie Chan plasmarían en muchas de sus portadas, por cierto. De todas formas, cabe destacar uno de los principales rasgos del cimmerio, su inteligencia, algo que se hace patente en su aventura con Valeria, pero que nunca debemos olvidar. Conan tiene una fuerza casi sobrehumana, pero siempre está guiada por la determinación. Pero no es solo eso, con el paso de las historias, el propio lector podrá confirmar que Conan es algo más que puro músculo. Su cerebro será de vital importancia en la mayoría de las situaciones en las que se ve envuelto, al igual que su astucia. Precisamente esta será la cualidad que le aportará los mayores éxitos de su vida, combinada con su habilidad en la lucha, muy ligado a esos instintos primarios que hablaba al principio como pueden ser la rabia o el inmenso deseo de sobrevivir. Esa determinación férrea le permitirá realizar auténticas hazañas. Quizá pueda parecer el rasgo arquetípico del héroe, pero con ligeros matices y de una forma mucho más violenta.
Finalmente, en "El secreto del río Calavera" tenemos un relato en el que Conan debe matar a un mago. Me gusta mucho el trabajo de Jim Starlin en esta historia, cuyo estilo encaja muy bien en el escenario en el que se mueve el cimmerio. Quizá habría que destacar como de fondo tenemos la contaminación, o como los autores presentan un argumento muy ligado al género con hechiceros y gigantes, pero me parece más importante resaltar el papel de Conan. El cimmerio es un mercenario, tiene un estricto código de honor, pero no salva pueblos gratuitamente. Además, su apetito sexual es insaciable y su vigorosidad atrae a las mujeres, algo perfectamente palpable aquí. Sin embargo, el personaje de Howard se aleja de los convencionalismos y del aspecto más romántico del género, manifestando este hecho más aún si cabe en la escena final. De ese modo, el lector habrá comprendido que Conan no es como los demás héroes, el algo genuino de Cimmeria. Está claro, que ya no se fabrican héroes así, ¿verdad?