He leído
Batman: Gritos en la noche.
Últimamente para leer algo en concreto tengo que hacer auténtica arqueología en mi biblioteca. Creo que no he tenido tantos tebeos pendientes de leer en mi vida. La cuestión es que en una de esas incursiones al lugar donde tengo la pila de pendientes, me tope con este tomo. Lo primero que pensé es que hacía tiempo que no leía nada de Batman y últimamente llevo una buena racha de tebeos de género negro bastante interesantes. Vi que no era especialmente voluminoso y lo rescaté para situarlo en un lugar más accesible. Cómo me alegro de aquella decisión...
Se trata de una novela gráfica escrita por Archie Goodwin y dibujada por Scott Hampton, publicada originalmente en los años noventa, en plena efervescencia del personaje por la película de Tim Burton. Tenemos a un Goodwin muy cercano al ocaso de su carrera profesional que, tras un largo periodo en Marvel, regresaba a DC para realizar principalmente labores editoriales, aunque escribiría algunas historias como esta. En su momento salió a la venta con un formato de lujo inusual para la época, ganando varios premios por ello, además de por el contenido. ECC la ha recuperado en un formato de lujo, pero a tamaño comic-book, en lugar del formato de tamaño especial en el que se publicó originalmente. Tampoco me quejo, teniendo en cuenta el precio, 12'95 € por 96 páginas, porque sino la experiencia podría costar los 18 € fácilmente. Cada vez resulta más caro esto de leer tebeos. La edición es de buena calidad, qué duda cabe, ¡pero vaya precio! No obstante, tengo que reconocer que bien vale el esfuerzo. Aunque también hay que decir qué el dibujo de Hampton tiene que ganar mucho a mayor tamaño.
La historia nos retrotrae a una época en la que Jim Gordon acaba de ser nombrado comisario de Gotham, con todo lo que ello implica, ya que es complicado hacer convivir al policía que tiene dentro junto al burócrata que todos quieren que sea. Además, el trabajo lo aleja de la familia, por lo que su situación personal es muy complicada. Por otro lado, tenemos a un Batman primerizo, algo que conecta muy bien con el mensaje que quiere transmitir el autor, ya que el pasado y origen del defensor de Gotham estarán íntimamente ligados a un concepto sobre el que se sustenta la idea principal: el trauma infantil. De ese modo, los autores utilizan esa herramienta como nexo de unión de los personajes, para introducirnos en una trama oscura y asfixiante en la que Batman y Jim colaboran en un caso de brutales asesinatos que parecen estar cometidos por el mismo asesino. A partir de ahí, se destapa una trama sobrecogedora en la que tenemos como escenario una guerra de drogas, pero que tras las bambalinas se esconde un tema tan crudo y real como el maltrato infantil. Tanto la paleta de colores elegida por Hampton como la trama opresiva con elementos psicológico, nos permiten sumergirnos en una lectura muy interesante que, posiblemente, sea uno de los mejores trabajos de Goodwin que yo he leído. Aunque haciendo honor a la verdad, el binomio entre guionista y dibujante es quizá el elemento que mayor fuerza da a esta descarnada crítica social, enmascarada como un tebeo de superhéroes.
A pesar de que me ha gustado mucho no puedo dejar de comentar una escena en la que
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
Mira que el argumento es interesante, dosifica muy bien la intriga y la investigación avanza de una forma bastante lógica, pero es que esta escena es absurda en sí misma. Aunque hay ciertos aspectos que después se desvelan como importantes para el desenlace de la trama, el escenario en el que sucede no tiene ningún sentido y me ha chocado bastante. Pero, bueno, tampoco creo que haya que darle una mayor importancia, porque el resultado general de la obra es bastante bueno. Conecta con el lector prácticamente desde el minuto cero, de forma que seamos conscientes de una horrible verdad que, desgraciadamente, sucede en nuestra vida cotidiana y a nuestro alrededor. De este modo, los autores intentan evitar que desoigamos esos gritos en la noche, para que nadie guarde silencio durante el día. Toda una denuncia social hecha cómic.