He leído
One Piece Nº 93.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Una vez más, vuelvo a mostrar mi conformidad con la opinión de
fanpiro, aunque con algunos matices. Ciertamente, esta es una de las mejores sagas, si no la mejor, desde que el grupo se reuniera de nuevo, aunque no estoy tan de acuerdo en la narrativa de Oda, que sí me parece confusa. Y es que hay varios aspectos que no me están permitiendo disfrutar del todo de la saga. Uno de ellos es el dibujo, donde se observa a un Oda cada vez más vago. No sé si es que me estoy acostumbrando a leer mangas con un tamaño un poco superior al Tankōbon habitual, que también puede ser, pero he apreciado bastante falta de definición en muchas ocasiones, salvo quizá en la escena de los baños públicos, donde Oda nos ofrece su faceta más erótica con Nami y Robin como protagonistas, y poco más. Después, el cambio de nombre de los miembros de la banda y la profusión de nombres asociados a la cultura japonesa hacen que me pierda un poco, sin tener claro en ocasiones a quién se refieren cuando hablan los personajes. También creo que el salto constante de escenario es excesivo, un aspecto que ya he comentado en anteriores tomos. Oda es una auténtico crack en esto de narrar historias corales, pero está llegando a unos extremos en los que convierte una virtud en un defecto. Quizá leído de forma semanal no sea acuciante, pero en el tomo hay situaciones que son caóticas a nivel narrativo. He tenido que releer algunas páginas porque no acababa de entender lo que estaba sucediendo. De todas formas, con sus defectos, la saga por el momento me está haciendo disfrutar de la lectura, como en otros tiempos más felices de la serie.
Entre tanta coralidad desmedida, creo que cabría destacar lo bien hilvanado que están los secundarios, algo que ya ha hecho Oda en sagas previas. De ese modo, iremos conociendo a casi todas las vainas rojas, los samuráis fieles a Oden, además de la compleja historia de este país de Wano. Comenzamos precisamente con la trama desarrollada en el castillo del sogún, donde Robin, Nami, Brook y algunos de sus aliados tienen la misión de obtener cierta información cuando son atacados por ninjas. Por otra parte, tenemos a Toko, una niña que no puede evitar reírse cuando el sogún expone su miedo al regreso de los hombres Oden, cuando se cumple el aniversario de su muerte. Esto provoca la ira de Orochi que intenta matarla.
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La verdad es que coincido con
fanpiro , no es habitual ver este tipo de desenlaces permanentes en esta serie. De hecho, en una primera instancia pensaba que era más un golpe de efecto temporal que otra cosa, pero teniendo en cuenta
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Como curiosidad, añadir que el personaje ha mostrado trazas de cierta maldad, o un ejemplo de mujer fuerte que intenta sobrevivir en un mundo de hombres. Sea como sea, sinceramente, no esperaba que protagonizase una escena heroica como esta.
Aunque quizá sea destacable que por fin veamos en acción con cierta contundencia a Nami o a Robin, con un Brook algo desdibujado, la verdad es que las peleas de estos personajes siguen siendo un poco pobres tras los tres años de entrenamiento hasta el momento. Otro de los aspectos que Oda lleva descuidando demasiado tiempo, en mi opinión. Eso sí, impagable la técnica aplasta pelotas de la ninja Shinobu, que está ejerciendo de maestra con Nami. Al menos, no falta el humor, que ya es algo. Por otra parte, tenemos una importante subtrama que avanza lentamente, protagonizada por Big Mom, que sigue amnésica vagando por el país de Wano en compañía de Momonosuke, Okiku y Chopper, buscando comida para saciar su apetito. Aquí podremos ver una versión benévola de la pirata, que empatiza con la pobreza de los habitantes de este país. Mientras, sus hombres la esperan en el barco, ignorantes de su peculiar situación. Tengo curiosidad por ver que desenlace tiene Oda preparado a esta situación...
El otro foco de atención lo tenemos en la prisión, donde nuestro querido Luffy sigue protagonizando su particular drama carcelario tras la fuga de Kidd. Uno de los aspectos más interesantes es que está aprovechando los grilletes de piedra marina para entrenar a conciencia. Raizô intentará liberarlo de sus cadenas, pero no será necesario, ya que Luffy provoca un auténtico botín al golpear a uno de los guardias por defender al viejo al que le diera los cupones de alimento. Más tarde, descubriremos que se trata de un importante jefe de la Yakuza, muy respetado y querido en el país. También descubriremos la identidad del preso enigmático que ayudó a Luffy, el cual es otro de los vainas rojas que estaban desaparecidos, aunque tengo la sensación que ya conoce a Luffy, y nos queda ver su aspecto. Poco a poco, casi están todos ya. Por otra parte, los actos de Luffy son castigados con una lucha de sumo en un particular escenario, donde tendrá que evitar salir del tatami para no ser decapitado con la argolla que le han puesto. Además, formará equipo con el viejo Hyogoro, aunque también le quitan las esposas, por lo que puede emplear la energía vital de un rey. Una vez más, Luffy se toma la situación como un mero entrenamiento, intentando desarrollar una técnica que más tarde le permita derrotar a Kaido. Creo que es de las pocas veces en las que vemos a Luffy desarrollar una mínima estrategia, por lo menos desde su enfrentamiento con Cocodrilo. Curiosamente, Hyogoro le ayudará en su búsqueda, mientras va dejando fuera de combate a todos sus adversarios. Destacar también, que durante el descanso nocturno, tendrán la visita de Raizô y Caribú, donde por fin veremos las intenciones de este para unirse a Luffy, que por su parte no se entera de nada y se muestra excesivamente confiado. De todas formas, no creo que este personaje esté a un nivel de suponer ninguna amenaza, pero ya veremos como se desarrolla esto más adelante. También tenemos una rebelión en ciernes, lo que aportaría un gran número de efectivos para los rebeldes y su causa tomando como fuente la propia prisión.
Por cierto, lo de Sanji en el anterior volumen se queda un poco en suspenso, aunque mantiene su doble identidad. A pesar de que este giro de los acontecimientos no me convenció del todo, hay que decir que emplea uno de los elementos del traje para algo que le permite cumplir uno de sus grandes sueños, ver desnuda a Nami, algo que tendrá que compartir con más gente en el baño mixto. La belleza de la querida navegante dejará extasiados a mucha gente, incluidos algunos de los hombres de Kaido. Me ha recordado un poco a la escena aquella de Arabasta, pero con una mayor dosis de sensualidad, algo que ha pulido bastante Oda en el avance de la serie, aunque se mantenga en parámetros aptos para todos los públicos. Este tipo de escenas algo intrascendentes son empleadas por Oda para dar información sobre otros acontecimientos que están sucediendo, como es la identidad del viejo que acompaña a Luffy, o que el sogún está haciendo todo lo posible por sofocar la rebelión antes de la fecha marcada, con importantes registros por la ciudad. Además, sabremos también que los hombres de Law han sido tomados prisioneros.
Otra de las tramas de este volumen está protagonizada por Zoro, que parece haber encontrado a quien le robó su espada. Se trata de Gyûkimaru, el vigilante del puente del bandolero. Aquí se retoma una trama que había quedado en suspenso hace muchísimo tiempo, cuando Zoro adquirió sus espadas, sobre todo la que ahora le han quitado, momento en el que se comentó lo valiosa que era, así como la historia que escondía. Oda recupera ese cabo suelto para dar forma una interesante historia sobre la espada, precisamente el motivo por el que Gyûkimaru se la roba, ya que no considera que sea digno de ella. El enfrentamiento entre ambos se detiene cuando aparecen una mujer y Toko, que huyen de un asesino. Zoro las ayuda, en una de esas peleas que yo echo en falta, y que sabe a poco. Me sorprende que Gyûkimaru aproveche la situación para atacar a traición a Zoro, que queda malherido. De ese modo, el espadachín acaba al cuidado de la muchacha que resulta ser
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Este encuentro es importante para conocer más detalles sobre las vainas rojas, así como la historia del país de Wano. Por cierto, me llama la atención que no veamos a Oden en los flashbacks, como si Oda nos tuviese reservada alguna sorpresa en lo referente a su aspecto. ¿Quizá es alguien a quién ya conocemos?
Con el regreso de Zoro con su compañeros, parece que vamos a tener a la banda más agrupada de lo habitual en el siguiente tramo de esta saga, pero eso puede cambiar rápidamente, ya lo sabemos de sobra. Por último, tendremos la figura de Yasuie, uno de los antiguos señores de Wano, que lo hemos visto de aquí para allá a lo largo de la saga, intentando ayudar a los demás. El sogún consigue atraparlo y prepara una ejecución pública, en la que Yasuie desvelará al pueblo importantes detalles del pasado de su historia, en lo que se podría considerar como la mecha que prende la llama de la rebelión. Parece evidente que la aparición de ciertas figuras importantes y queridas de la época de Oden será el detonante para que le pueblo se subleve y se una a la inminente guerra. Por otra parte, este tipo de escenas me recuerdan mucho a la ejecución de Rogers, un recurso que Oda ha empleado en varias ocasiones con el paso del tiempo. En mi opinión, lo más interesante es la revelación final, en la que descubrimos que
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Continuará...