He leído
Crónicas de la era glacial de Jiro Taniguchi.
Editado por Planeta en una edición preciosa, en dos tomos.
Crónicas de la era glacial nos sitúa en una suerte de planeta Tierra totalmente helado. Salvo en el Ecuador, la vida en la Tierra está prácticamente extinta por las condiciones ambientales.
Nuestra aventura comienza en Nunatak, cerca del Ártico, en una gran estación minera que extrae carbón de lo más profundo de la tierra.
Las condiciones de trabajo allí son brutales, los trabajadores son enviados allí durante meses y su ocio se limita al alcohol.
Allí ha sido enviado Takeru, el hijo del director de la empresa que gestiona la extracción de carbón. Parece que ha sido un castigo, pero quizá haya alguna otra razón...
Las condiciones del planeta empiezan a cambiar de manera repentina, el invierno se adelanta y las circunstancias de los trabajadores que viven en la estación cambian por completo, puesto que en invierno las condiciones climáticas son tan duras que nadie puede salir de allí porque las naves no pueden acercarse.
A partir de este momento, Takeru se verá envuelto en una aventura en la que tendrá que descubrir qué hay detrás de este cambio repentino en el clima y, si es posible, enviar ayuda para salvar a sus compañeros.
Como siempre, el tratamiento de los personajes de Taniguchi es espléndido, con pocas pinceladas adquieren mucha profundidad, sí es cierto que se echa de menos algo de pausa para recrearnos mejor tanto en esos personajes como en la trama.
Aunque donde destaca la obra es el mundo que crea el autor. A caballo entre Nausicaa y Akira, Taniguchi nos muestra parajes inhóspitos y criaturas mezcla de fantasía y realidad.
Por supuesto el dibujo está a gran nivel, con un trazo limpio y unos paisajes marca de la casa.
Una obra muy recomendable del maestro Taniguchi, lejos del costumbrismo al que nos tiene acostumbrados, pero en la que se mueve como pez en el agua.