He leído
One Piece Nº 79.
Retomo la lectura de la colección tras mi
anterior comentario.
Bueno, por fin llegamos al final de esta saga que, a pesar de haberse prolongado en exceso, ha tenido una conclusión cargada de emoción. Oda ha sabido transmitir muy bien la tensión en cada momento de la batalla final, dejándonos un épico final que nos abre la puerta a nuevas aventuras que pintan bastante bien. Me atrevería a decir que estamos ante un nuevo repunte de calidad de la serie, recordándonos momentos álgidos del pasado. Es increíble que después de casi ochocientos capítulos Oda consiga mantener el nivel tan alto pero, sobre todo, que sea capaz de mantenernos interesados por las tramas y el destino de los personajes, siempre dejando unas ganas tremendas por leer el siguiente tomo, algo que dificilmente pueden superar muchos cómics actuales. Sin duda estamos ante una de los grandes mangas de la historia dentro de su género. Espero leer pronto la siguiente entrega, porque me he quedado con muchas ganas de continuar.
El epicentro de este volumen se encuentra en el enfrentamiento entre Luffy y DoFlamingo, que al final del número anterior nos dejaba la duda de si realmente había sido derrotado tras el último golpe del sombrero de paja. Parecía obvio que aún faltaba un poco más, pero la duda era más que plausible. En los primeros compases del tomo tenemos la respuesta a la incógnita, desvelándose que Mingo aún no ha sido derrotado del todo, por lo tanto la amenaza sobre Dressrosa continúa y su jaula de pájaros sigue acechando a la población de la isla, a pesar de que el pirata está en horas bajas. Asimismo, Luffy ha quedado exhausto, por lo que debe esperar 10 minutos hasta que pueda volver a usar la fuerza vital. En ese periodo de tiempo, el sombrero de paja será protegido por diferentes personajes que han pasado a lo largo de esta saga, poniendo en él su última esperanza. En diferentes punto de la isla veremos como todo el mundo pone de su parte para impedir que la jaula siga avanzando, empleando todo tipo de recursos, llegando incluso a utilizar la propia fábrica de Smile como escudo, o uniéndose para empujar la barrera de hilos con las propias manos, espadas o cualquier cosa que tengan a mano. A su vez, la princesa de los diminutos utiliza sus lágrimas para curar milagrosamente a los heridos, de forma que se puedan sumar a la resistencia contra los hombres del Joker, detener el avance de la jaula o simplemente poner sus vidas a salvo en el centro para evitar una muerte segura.
Oda recurre a un recurso tan gastado como el de establecer un tiempo determinado para que todo concluya, pero lo hace de forma efectiva, sin que se produzca la sensación de agotamiento que se pudo ver por ejemplo en la destrucción del planeta Namek en Dragon Ball. Además, esto confiere a los primeros capítulos del tomo de un ritmo trepidante, así como la transmisión real de tensión que traspasa las páginas para afectar al lector. La verdad es que llevamos un par de tomos bastante intensos en ese aspecto, narrando momentos verdaderamente épicos y muy emotivos. Cabe destacar el papel de Law como protector de Luffy, así como el de Sabo, el hermano que regresa para cumplir una promesa de protección que se hicieron durante la infancia. Sinceramente, hay momentos en los que sin darte cuenta se escapa alguna lágrima. Y es que Oda sabe pulsar muy bien los botones de las emociones, gracias a esa construcción tan sólida de los personajes, con los cuales es muy difícil no establecer un lazo emocional a medida que avanza la serie.
En estos momentos de tensión hace acto de presencia Burguess, que desvela por fin su objetivo, que no es otro que hacerse con la fruta demoníaca de Ace, algo para lo que ya llega tarde, debido a que Sabo se la ha comido. No obstante, tenemos un interesante enfrentamiento entre ambos. Por otro lado, me queda la duda de que es esa lista que se lleva Sabo de la isla, y que planes tiene Dragón para un futuro próximo. Al igual que Barba Negra, que parece estar dispuesto a matar a ciertos personajes con la idea de quedarse con sus frutas. Lo curioso es que me da la sensación de que todo se explica de una forma ambigua, como si pudiesen absorber los poderes del elegido, cuando en realidad yo entiendo que tras la muerte de alguien que ha comido una fruta esta vuelve a estar disponible y hay que buscarla, como ha sucedido con Ace. No sé si me estoy perdiendo algo o Barba Negra y sus hombres tienen algún poder que no acabo de controlar del todo.
La pelea con DoFlamingo es tremenda. Ya se le presuponía como un antagonista duro de pelar, pero es que a lo largo de este tomo, a pesar de mostrar al pirata en bastante mal estado, da muestras de un inmenso poder que difícilmente hubiese podido ser derrotado tras ser agotado por los diferentes combates que ha sufrido. Además, Luffy está al límite de sus fuerzas. Siempre acaba así en la mayoría de sus combates principales, pero en este me ha dado la impresión que ha estado al límite de su poder y que ha faltado muy poco para perder contra Mingo. O eso, o es que Oda ha sabido transmitir mejor esa sensación que contra otros enemigos. Durante la pelea cabe destacar varios momentos. El primero es la inclusión del presentador del coliseo, que parece ser una forma de subrayar la capacidad de Luffy de impactar en la gente, de manera que todo el mundo, en mayor o menor medida, acaba uniéndose a su causa gracias a su nobleza y a su innegable carisma. Prácticamente toda la isla acaba vitoreándole como a un héroe, olvidándose que en realidad es un pirata perseguido por la ley. Es ese tipo de dicotomía que siempre hemos tenido en esta serie y que a mí me parece muy interesante. Otra escena impactante es como Luffy aparece en el último segundo para salvar a Violet y Rebecca, en lo que parecía ser sus últimos momentos de vida. Y es que otra de las características de Luffy es que siempre acaba cumpliendo sus promesas, por muy descabelladas que parezcan. Por último, destacar el momento final de la pelea, en el que Law recuerda el posible significado de la letra D: "La némesis de Dios". Sin duda un momento épico. ¡Grande Oda!
Si a lo largo de la saga hemos hablado de alargamiento de las tramas, a la hora de su conclusión no podía ser menos. Aunque en este caso es algo totalmente justificado, porque había muchos frentes abiertos. La ingente cantidad de personajes deben encontrar su acomodo en la nueva situación que se plantea tras la derrota del Joker, que no olvidemos que es solo la primera parte del acuerdo con Law para hacer salir de su escondite a Kaido. Pero claro, la eliminación de una red de contrabando en las sombras, auspiciada o permitida en cierta forma por el Gobierno Mundial tiene sus consecuencias. A esto hay que sumarle el acto de disculpa de Fujitora, que levanta ampollas en las altas esferas, sobre todo cuando la noticia corre como la pólvora a través de todo el mundo. Aunque el primer paso lógico es que la marina aprese a Mingo y toda su familia, cosa que se hace con cierta celeridad, la siguiente orden es apresar a Luffy y su banda, orden que pone a Fujitora en una complicada situación, así como a todos los piratas de la isla. esto provoca una extraña situación, ya que la marina del lugar no parece estar muy por la labor de detener a aquellos que han ayudado a salvar sus vidas. Como ya ocurriera en otras ocasiones, los miembros de la marina parecen no tener claro que estos denominados piratas sean el verdadero enemigo, una serie de dudas que ya germinaron en personajes como Smoke y que ahora van escalando puestos en la jerarquía con Fujitora. Pero es que, además, comienza a surgir en otros cargos más elevados como es el caso de Sakazuki, Almirante de la flota, que muestra su animadversión a la idea de que formen parte de las fuerzas del bien los siete grandes piratas. Por otro lado, la derrota del Joker continúa una senda que se iniciara en Alabastra, con la caída de Cocodrilo, cuyas verdaderas motivaciones fueron tapadas por el Gobierno Mundial, algo que no han podido hacer con DoFlamingo, destapándose así una conspiración de los poderes fácticos que parecen ofrecer un liderazgo con demasiadas luces y sombras. este es uno de los temas más interesantes de la serie que quizá no se ha tratado con demasiada profundidad, pero que esconde una crítica hacia lo preestablecido y de la que en cierta forma parte el concepto original del pirata. Oda como siempre tan bien documentado.
Si el objetivo de Law y Luffy es Kaido, también descubriremos que hay otro emperador en la lista de otros pirata de esta nueva era. Se trata nada más y nada manos que de Shanks, lo que abre un nuevo abanico de posibilidades de lo más interesante, sobre todo tras la noticia de la victoria de Luffy y Law sobre el Joker. Por cierto, en esta ronda a personajes del pasado de la serie, vemos a Smoke en dirección al laboratorio de Vegapunk, para curar a los niños deformados por el smile. me pregunto si llegaremos a ver algún día a este personaje tan misterioso. También tenemos la explicación de como Sabo salvó su vida, en un pequeño flashback, así como la escena eliminada de su reencuentro con Luffy, cerrándose así el círculo. Me gusta mucho esta faceta de Oda, siempre dispuesto a atar cabos, aunque sea con elementos que a priori ya están más o menos explicado. Finalmente, volvemos con el resto de la tripulación, que custodia el Thousand Sunny y que consiguieron escapar de Bigmam. Tengo que reconocer que esta resolución me ha parecido algo apresurada, ya que la última vez que los vimos estaban en un verdadero aprieto. Sin embargo, ahora todos parecen haber recuperado su forma original. No obstante, se encuentran en una isla desconocida, de la que surgen unos intrigantes enemigos, dejando de nuevo la puerta abierta a una nueva trama repleta de intriga.
El tomo concluye, como no podía ser de otra forma, con la llegada del personaje más esperado de los últimos tiempos, Kaido. Desde luego no se puede negar que su aspecto infunde bastante terror y parece que puede ser un peligroso enemigo. Sin embargo, también presenta un aspecto algo cómico, al tener cierta fijación con el suicidio. También me ha llamado la atención que estén a sus ordenes piratas de la nueva ola como Kid, lo que plantea la posibilidad de que estemos ante una nueva saga que va a reunir a muchos personajes que hasta el momento no han tenido demasiado espacio para ser desarrollados. Con muchas ganas de leer el siguiente tomo, a ver por donde decide tirar Oda, de todos los planteamientos que sugiere.
Por cierto, mi fecha de cumpleaños no coincide con ningún personaje de la serie.