He leído Astérix: La hija de Vercingétorix.
Coincido con otros compañeros, en que estamos ante el álbum más flojo de todos los que se han publicado en la última hornada. A las veinte páginas ya estaba un poco harto, la verdad. No termina de ser todo lo entretenido que debiera. Tiene algunos chistes que me han hecho gracia, aunque han sido muy pocos, y esos continuos diálogos con acentos se me han hecho un poco pesados. Tanto lo de los arvernos como los del propio pirata negro. No sé, a veces creo que por muy popular que sea una serie o un personaje, en algún momento deberían decidir dejarlo estar, al menos si no se van a hacer buenas historias. A pesar de no se puede decir que lleven un ritmo frenético, porque creo que le anterior se publicó hace más o menos dos años, las ideas y la calidad argumental es bastante floja. Yo casi que preferiría que no enturbiaran la memoria de este clásico, con productos tan mediocres.
La historia gira en torno a Adrenalina, que curiosamente acaba junto a Dopamina, la hija del jefe galo que se rindió al César en la batalla de Alesia, cuyo nombre no se suele pronunciar demasiado alto. Los irreductibles galos deberán proteger a la chica de los romanos, que pretenden raptarla y quitarle el collar que le si su padre, un posible símbolo que inspire a la rebelión por parte de los Avernos. No obstante, la muchacha tiene su carácter y sus propios planes, que nada tienen que ver con la guerra. Cabe destacar que los autores centran la trama en la adolescencia, perfilándola como una etapa complicada en la vida, sobre todo de cara a la continua confrontación con la educación que intentan ofrecer a esa edad los padres. A caballo entre la parodia y la crítica social, y utilizando como herramienta las particularidades de la aldea gala, la historia tiene un importante trasfondo en ese sentido. De hecho, se incorporan nuevos personajes adolescentes a la aldea, donde se pone sobre la mesa que pasaría si un hijo prefiriese otra profesión que la de su padre. A mí me ha dado la sensación de que han intentado hacer un acercamiento al relevo generacional de los lectores, donde quizá los lectores más veteranos nos sintamos como Astérix y compañía, mientras que los más nuevos se alineen con Adrenalina y sus amigos.
Independientemente de la intencionalidad, la verdad es que el resultado es un poco flojo. Hay aspectos y momentos divertidos, pero la propia aventura no ofrece la dosis de divertimento habitual. Los acentos, las situaciones repetitivas que intentan explotar los clásicos imperecederos y los gags que no terminan de funcionar son para mí un importante hándicap. No llega a ser una lectura aburrida del todo, pero le sobraban por lo menos 10 páginas a la historia. Una lástima, llegar a ver esto en uno de os grandes del cómic europeo. Por otra parte, debo felicitar a Didier Conrad, porque gráficamente este álbum es espectacular. No solo tiene la esencia básica de la serie, sino que mimetiza muy bien el estilo de Uderzo. Este es uno de los aspectos que más me gusta, porque aunque es cierto que los guiones están a años luz del trabajo de Goscinny, da la sensación que Uderzo siga vivo todavía.
Por último, me ha llamado la atención que se hagan referencias a aventuras anterior, como la clásica "Astérix el galo", en un cameo con uno de los personajes de aquella mítica historia. También me ha quedado la curiosidad de saber si ese pirata cantante es Rafael o algún otro más conocido en Francia, porque creo que la traducción ha sido un poco creativa. De hecho, me ha chocado un poco la expresión "La caña de Hispania", porque supongo que en le original no pondría eso. En definitiva, un tomo bastante flojo, que la verdad es que no solo no está al nivel de su mejor época, sino a los de las anteriores entregas, mucho más recientes. Al menos hay que agradecer a Salvat el precio económico de estos tomos, un detalle que les honra, algo poco habitual hoy en día, todo sea dicho...