Yo tengo que insistir en uno de los viejos adagios del cómic de supers:
El lector quiere que le cuenten lo mismo.Quiere una ilusión de cambio, pero sin el cambio. "Nada volverá a ser igual". Pero tú sabes que sí. Que da igual que Cíclope cambie de bando, o que tal esté muerto y el otro se haya reformado. Todo volverá a su cauce más tarde o más temprano. La estructura no se ha movido, solo lo parece. SOn cambios atractivos, a veces brillantes, pero que no alteran gran cosa un universo detenido en el tiempo.
El lector de toda la vida no quiere leer a Daken, ni a Jean Paul, ni a Milles. Son cambios que una y otra vez, han fracasado ante las exigencias del público mayoritario. El lector quiere que todo siga básicamente igual, en posiciones parecidas, aunque ocasionalmente cambien. Da igual que llevemos 60 años de historias, sigue habiendo demanda de los viejos conceptos, y se pretende no ya que se siga una continuidad a rajatabla, sino que se respete una esencia que no hace falta en principio poner a cero para remozar y hacer parecer nueva.
Para poner un ejemplo claro del cómic definitivo me tengo que ir a la competencia:
Ese cómic es Batman.
Batman tiene un mayordomo, el incombustible Alfred, que le hace de padre, madre y esposa, y aporta el tono irónico, comprensivo o emocional. No hace falta matarlo, ni casarlo, ni convertirlo en villano para que el tío siga dando el callo. Y así es todo. La vida de Bruce Wayne es sencilla. Por la noche se viste de murciélago, tiene una obsesión que es su carrera de justicia, y no crea lazos demasiado duraderos con nadie fuera de su bat-familia. Las novias aparecen y se van o van muriendo. No hay ni siquiera porque hacer mención eterna a ellas constantemente. Y su familia funciona, porque también hace sus cosas, viene y va, y todo marcha en Gotham.
Lo dije ya hace algún tiempo: un personaje así, no necesita un reseteo. No necesita que en la cabecera de un cómic ponga "15 de Noviembre del 96". No necesita avances. Ni cambios. Es un personaje con unos cimientos inamovibles y a prueba de bombas, que no se nutre de la historia río ni protagoniza una evolución. Son pequeños capítulos. Es más bien un mosquito metido en ámbar; puedes contar cualquier tipo de historia con él, sin traicionar las anteriores ni comprometer el futuro. Es tan sencillo como que hay una ciudad, hay un hombre, y unos criminales que vuelven y vuelven. Gordon es incombustible, Alfred es incombustible, los villanos clásicos son incombustibles. No hace falta matar a nadie -por mucho tiempo- ni meter a Gordon a rapero. Cuando algo funciona tan acertadamente, las historias se suceden y todo encaja en una especie de "fila de compartimentos estanco", entrelazados, pero con autonomía propia. Hay un terremoto, hay un bloqueo, hay una invasión. Vale. Funciona. Echa más. Los elementos clásicos no tardaran mucho en volver aunque se tenga la ilusión de una breve destrucción o desaparición. Todo sigue igual.
En ese sentido, creo que seguir a un personaje como Batman es rematadamente fácil. Esto queda demostrado en la serie por excelencia de este concepto (Legends), pero además, es que tienes al mes 3 o 4 tomos al mes encuadrados donde le da la gana al guionista, sin seguir continuidad o relación alguna.
Por supuesto, para conseguir este modelo en un cómic clásico como Spiderman -que es el más parecido- hay que hacer concesiones. Para empezar, no puede haber evolución real y sostenida en Peter -quizás el personaje que más y mejor evolucionó, pero precisamente por eso el más comprometido a una continuidad- con ese concepto. Las apariciones de Parker y sus parejas serían cada vez menores. Entraría el concepto del vigilante; él es la araña, y Nueva York su ciudad. Y punto. Hace gracietas, es sacrificado, esto y lo otro, cada noche, durante 50 años o cien. Se respeta su esencia y se producen cambios interesantes, pero todo es básicamente lo mismo.
El otro esquema, el de telenovela, también es cierto que dura mucho, y bien hecho, se puede estirar como el chicle hasta el infinito. Amores que entran y salen, divorcios, bodas, hermanos gemelos, resurrecciones...coño, una telenovela. Es que el Universo Marvel no es otra cosa. Y puede hacerse y no perder -mucha- frescura. Solo hay que estirar y estirar.
Y a eso, creo, se reduce todo.
Lobezno tiene más de 30 años como personaje "fuerte" o con vida propia. Y no ha cambiado en absoluto. Sigue siendo Lobezno -han empeorado los guionistas, solo eso-. Tiene garras, es malhumorado, que si animal, que si esto y lo otro. Da igual cuantas mujeres hayan muerto, o a quien se haya cargado, o incluso si recupera su memoria. No pararan de salir personajes del pasado para recordarle aquella parte de la que curiosamente se había olvidado. Y dentro de 10 años, todo lo que hemos visto será mentira, o un sueño, y volverá con la memoria en blanco y mil aventuras por descubrir.
Ilusión de cambio, sueños como salidas narrativas, resurrecciones, apariciones y desapariciones...
T-E-L-E-N-O-V-E-L-A.
Todos los elementos están ahí.
Solo hay que saber jugar con ellos.
PD: Dicho lo cual, por eso siempre diré que es un entretenimiento magnífico y muy divertido, pero una forma de narrativa muy, muy baja
Pero bueno, eso soy yo y mis neuras narrativas.