He leído
Corto maltés: Bajo El Signo De Capricornio por Hugo Pratt
Regreso a la aventura con la risa franca de un niño feliz de reencontrarse con su juguete. Todo respira ensoñación, peleas a puño apretado y muertes sin sangre. Dicen los que saben de esto que dentro de las historias cortas, y estoy con ellos porque han de llegar Romeos, Julietas, nitroglicerinas varias y últimos disparos, que esto es solo un aperitivo de lo que ha de venir, un buen cóctel de champagne y gambas, pero lejos del festín que nos vamos a dar en sus "historias cortas" en futuras recopilaciones.
No da pereza adentrarse en sus páginas, menos aún detenerse en los primeros planos de
Corto y sumergirse en el romanticismo que evocan. Luego ya, los rostros tatuados, el tesoro de turno, la goleta de velas henchidas al viento contra el cielo luminoso y todo el lenguaje del mar rompiendo contra el escollo que suponen los márgenes de cada viñeta.
Cada una de las historias te traslada a la ensoñación, a la remenbranza última de un tiempo que solo existe en las novelas, a la priorización de los sentimientos del héroe que se siente cómodo al ser descrito como un romántico.
"En el fondo eres un sentimental. Apuesto que en otoño te sientas en el banco de un parque a leer poesía", le dice
Steiner en "Samba de Tiro-Fijo". Muchos años después lo veremos leyendo en una famosa acuarela de "Las Helvéticas". No será la única, por supuesto.
Y no olvidemos a los heroicos moribundos que siempre tendrán el tiempo necesario para sus últimas palabras,
"¡Eh, marinero... ¿dónde estás?... No te veo..." dirá el sargento en su agonía. Pura esencia aventurera, como no pronunciar que ha muerto, sino que simplemente, se va.
"¡Corto Maltés, los alemanes se van!" dirá Tristán.
"Sí... Y también el sargento" contestará
Corto. Puro savoir faire de
Hugo Pratt dando ese toque a clásico atemporal.
Luego está el aliño de los nombres y apodos, piratas de apelativos inolvidables,
Barracuda Metomentodo, Teach Barbanegra, Agonía la Bella... Los mapas de tesoros dispersados por los siete mares en trozos a recomponer, naipes a descifrar esculpidos en huesos de ballena y esas viñetas que de vez en cuando te hacen perderte en un rostro de ojos penetrantes y patilla hasta el mentón, muy cercana a una oreja agujereada.
Volveremos a hablar de aquellos aventureros reza uno de los titulos de esta colección. No me cabe duda, Señor
Pratt, ninguna duda.