En mi caso particular, el cómic que me voló la cabeza y me metió de nuevo en el mundo del cómic fue, para sorpresa de nadie, Watchmen. Fue en 2008, llevaba unos años alejado de la lectura habitual de cómics (en mi infancia y adolescencia leía los tebeos más populares: mutantes, Spiderman, Dragon Ball, Calvin & Hobbes...), y empezó a sonar esto de Watchmen entre algunos amigos míos con los que compartía gustos e intereses. Yo estaba ese año viviendo en Salamanca (con una beca Séneca); recuerdo acercarme a la tienda Shogun, ver en la estantería el absolute de Planeta y, sin pensarlo mucho, pagarlo y llevármelo a casa. Empecé a catarlo... y flipé en colorines. No salí en todo el fin de semana de casa por quedarme leyendo. Me absorbió por completo la historia, los personajes, los entresijos (esos textos entre capítulos que complementaban la historia principal), las referencias... Era algo totalmente distinto a lo que yo había conocido hasta el momento. Entendí entonces por qué Alan Moore era un nombre tan venerado en los círculos frikis
Con el tiempo, he descubierto muchos otros cómics que me han parecido geniales, tan influyentes para el medio como Watchmen (sobre todo entre los pioneros), y cuya lectura he disfrutado enormemente. The Spirit, Akira, El regreso del caballero oscuro, El incal, The Sandman, From Hell...
Pero ninguno me ha dejado una huella tan profunda como Watchmen. Como suelen decir los ingleses: "the first cut is the deepest".
(Lo triste de esta historia es que Watchmen es una obra tan sobada, archirrecomendada e infinitamente elogiada que no me distingo en nada del 90 y tantos por ciento de lectores de cómics que la han leído
Soy demasiado mainstream, qué le vamos a hacer
)