Buenas
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Sobre la "Gran Belleza" (Paolo Sorrentino, 2013):
- La originalidad. La película es, de principio a fin, un plagio nada disimulado de "La dolce vitta" (película sobrevalorada que en realidad es una bonita postal). Es asombroso cómo este punto ha sido sistemáticamente ignorado por crítica y público. Tal prerrogativa sólo se la recuerdo a Woody Allen o Quentin Tarantimo (que copia como un bellaco, pero no le recuerdo copiar una película entera). No obstante, debo ser honesto. Disfruto muchísimo con multitud de plagios en todos los ámbitos artísticos; en ocasiones, incluso más que con sus respectivos modelos. Pero reconociendo su condición de plagio.
- La temática. La decadencia moral de la clase acomodada y tal. Yo entiendo que a determinada gente esto le parezca el súmmum.
"- Mira esos pobres ricos. Lo tienen todo pero son infelices. Jajaja qué idiotas." Ricos de alcurnia. Nuevos ricos. O, incluso, nuevos pobres."
- Yo antes era así" dirán algunos"; -
Se lo merecen, por putos ricos." dirán otros Bueno, es que a mí no me importa. No voy a sonreir con condescendencia al ver sus desgracias; ni me brillarán los ojos de envida al observar sus fortunas. Me da lo mismo, no me seduce, no me interesa. No me puede dar más igual.
- El argumento. No va a ningún sitio. La película dura más de dos horas interminables. Pero podría durar la mitad, o el doble, o hacer una trilogía, o una miniserie. Lo que sea. Es que no importa porque tampoco merece demasiada atención. Todo lo que tiene que decir, lo dice en los diez primeros minutos. El resto, una reiteración, no a nivel formal, pero sí de fondo. La película es larga, parece no tener fin. Y venga a dilatar situaciones y planos. Que ya lo he pillado, joder. Pasa ya a la siguiente escena.
- El protagonista. ¿Se puede ser más feo? No, a ver. Sí se puede ser más feo. Ahí está Willem Dafoe. Pero vamos, existen tipos de feos. Feos magnéticos. Feos que molan. ¿Pero este protagonista? Es un bufón sin ningún tipo de atractivo y con un pésimo vestuario. No le aguanto. No soporto ver su cara durante más de dos horas. Por otra parte, sobre su interpretación, alguien hablará de economía gestual, de naturalidad, blablabla. Para mí no. En principio no le tengo como alumno de la escuela José Coronado (directamente se dedica a no actuar en absoluto; logrando excelentes resultados, por ejemplo, en las películas de Enrique Urbizu). Para mí que el tipo estaba aburrido y se dedicó a no interpretar nada, mientras fumaba todo lo que podía. La cara de tonto le viene de serie. Es increíble cómo un cigarrillo puede distraer tanto la atención del espectador. Un pitillo a un bufón pegado.
- Las imágenes impactantes, situaciones estrafalarias... Ahí están. Hay un montón de ellas. De hecho, hay demasiadas. Existe un número limitado de veces que una película puede sorprenderme. Llega un momento que desconecto. Porque sospecho que ya nada tiene que ver con la trama. Tiene que ver con epatar al espectador. Es todo tan insustancial, tan vacío, tan irrelevante. Girafas, monjas, cocaína, sangre, botox. Pues vale. Les faltó un cohete espacial y algún viaje en el tiempo. ¿Qué no? Pensadlo bien.
- A nivel cinematográfico está muy bien. Sí, en serio. La fotografía es alucinante. La banda sonora, maravillosa. ¿Qué tiene esto de malo? Pues nada, en realidad es lo mejor de la película. El problema es que es lo único memorable. Recuerdo, por ejemplo, "La misión", una película con una fotografía alucinante y una banda sonora maravillosa. ¿El resto? Un absoluto tostón insufrible. Como ésta.
- Volvería a ver esta irritante y excesiva película, sí, pero deberían estar apuntándome con un arma. En el cine, algunos de mis acompañantes estaban hipnotizados. Otros fingían estarlo. Yo sólo pensaba en que debía haber apretado más para ver cualquier mierda de superhéroes Marvel.
Saludos.