He leído
El Puño de la Estrella del Norte Nº 15.
Me estaba quedando un poco atrasado con esta serie, a ver si esta semana le puedo poner remedio a eso. Este volumen nos acerca al final de la saga de Kaiô en el país de los asuras, donde los autores profundizan en los orígenes del Hokuto. Una vez más se pone de manifiesto que esta colección tiene una serie de conceptos sobre los que gira continuamente, ampliando el pasado de los protagonista y añadiendo un número de elementos infinitos a la ecuación. Siendo honestos, toda esta retrocontinuidad no siempre encaja bien, creo que ya lo he dicho en más de una ocasión. No obstante, la carga dramática de la trama permite imbuirte de las propuestas argumentales sin que te llegue a importar en exceso nada de ello. Da igual que salgan hermanos de debajo de las piedras, o que cada vez un mayor número de personajes parezcan estar ligado al Hokuto y su futuro en el mundo, lo realmente importante es ver como la serie transmite distintos sentimientos al lector que van desde el amor al odio, pasando por la expectación. Precisamente esa importancia de la carga emocional es nuestra principal protagonista en este volumen que vuelve a girar entre la eterna lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, pero pasado por un tamiz emocional para llegar a la lucha interna de los propios personajes entre el amor y el odio. Son precisamente estos sentimientos los que marcan el destino de unos luchadores que profundizan en un arte marcial que no solo está regido por las estrellas, sino también por los designios del corazón. Al fin y al cabo, no cabe duda de que esta serie desde sus inicios es una lucha contante de arquetipos, elevados a su máximo exponente.
Como viene siendo habitual en cada volumen, tenemos una ración bien administrada de momentos dramáticos, lacrimógenos incluso, mucha tensión y bastante acción, con tintes de gore en ocasiones. La historia llega a un punto de inflexión cuando
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Con esto busca evitar nadie del Hokuto Shinken pueda acceder al puño secreto del Hokuto Shinken. Sin embargo,
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La lucha es espectacular en muchos aspectos, mostrando a Ken recuperado de sus enfrentamiento con Kaiô en el número anterior, lo que le ha permitido volverse mucho más fuerte y contrarrestar los ataques del Hokuto Ryuken. No puedo evitar acordarme de los sayanos de Dragon Ball, que cada pelea les hacía más fuertes. Ken va de ese palo casi siempre, pero no solo por su naturaleza y su conexión con el Hokuto, sino también por su capacidad de mimetizar y aprender las técnicas de sus oponentes. Esto es algo que ya se ha explicado en otras ocasiones, si no recuerdo mal.
También conoceremos a un personaje muy peculiar, el sirviente del Hokuto, que esperaba la llegad de Ken, algo recurrente a lo largo de la serie, me temo. Sin embargo,
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La verdad es que la mayoría de reencuentros de Ken con su hermanos han estado marcados por la sangre y el drama. Esta ocasión no podía ser menos y se le presupone un desenlace similar al de los anteriores.
A partir de ese momento, Ken irá en busca de Lin, no solo para salvarla, sino también para poner fin a la vida de Kaiô, aunque antes se dirigirá al templo que le permita sacar de sus subconsciente el puño secreto del Hokuto, del que es el heredero. Mientras tanto, Lin descubrirá que
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De ese, modo se moldean dos antagonistas que defienden dos sentimientos muy distintos. Uno el amor incondicional y otro el odio más cerval. Esto queda representado en todos los enfrentamientos que se van produciendo. Shachi será uno de los que se las tenga que ver con Kaiô a cara descubierta, retrasándolo para la llegada de Ken, pero también par evitar que acabe con su amada Lea y Lin. Esta es una pelea brutal,
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Es increíble la maldad que pueden llegar a exponer los villanos de la serie. No contento con esto, al llegar Ken,
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Como decía anteriormente, algunos aspectos de la trama se podrían desmontar con cierta facilidad, sobre todo si no nos dejamos llevar el ritmo frenético de la historia y lo sentimientos que transmiten los personajes. La proliferación de hermanos aquí y allá desde los inicios de la colección puede tener un paso, pero que
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da la sensación que a los creadores se les agotan las ideas. En mi opinión, son aspectos sin demasiada importancia, aunque no se puede negar que son detalles llamativos, porque le núcleo de la historia va de otra cosa realmente. Después sorprende un poco el giro que da todo esto del Hokuto, que parecía solo un arte marcial ligada a la cosmología de las estrellas. Sin embargo, este volumen veremos que también tiene su conexión con la espiritualidad tiene algo que podríamos denominar dioses de la lucha. Aquí se muestra claramente los arquetipos de la lucha entre el bien y el mal. Por un lado el aura demoníaca, cuyo dios obtiene la fuerza del odio y la maldad, mientras que la otra faceta del Hokuto basa su fuerza en el amor y la pesadumbre. Además, todo parece estar unido a la fuerza del destino, que une a los personajes a lo largo de los años, aunque otros quieran separarlos por distintos motivos.
En mi opinión, seguramente a contracorriente, esta serie tiene muchos aspectos abordados con profundidad y no es solo un manga de peleas superficial. Obviamente, tiene mucha acción y quizá el mayor atractivo sea esa espectacular parte gráfica capaz de narra increíbles coreografías, muchas de ellas casi imposibles. Sin embargo, explora otros elementos que se acercan mucho a los arquetipos ya mencionados y a la condición humana. Dicho esto, nos acercamos al final, con el deseado enfrentamiento entre Ken y Kaiô, que definirá no solo el futuro del Hokuto, sino también el del país de los asura. L profecía parece haberse cumplido. El amor y el odio dejan cicatrices imborrables en el cuerpo de ambos contendientes, ¿quién logrará alzarse vencedor? Continuará...