Warlock: Marvel Gold: La Amenaza de Thanos (1975-1976) Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-warlock-marvel-gold-la-amenaza-de-thanos-1975-1976/Stan Lee y Jack Kirby crearon a Adam Warlock en la colección de los Cuatro Fantásticos. Roy Thomas y Gil Kane, entre otros, dieron continuidad al personaje en la primera serie propia del superhéroe dorado, la conocida Saga de la Contratierra. Pero es a Jim Starlin a quien debemos atribuir la versión definitiva de Warlock, la que nos encontramos en el presente tomo.
Las nuevas aventuras del superhéroe cósmico tuvieron inicio un año y medio después de la cancelación de su primera serie. Porque creo que debemos considerar la serie incluida en este tomo como la segunda de Warlock, por mucho que acabe siguiendo la misma numeración que dejó atrás la Saga de la Contratierra.
El embrollo en la continuidad del título de Warlock es notable. De entrada, decidieron recuperar las aventuras solistas del héroe dorado, rescatando una cabecera que hacía siete años que había publicado su último número: Strange Tales. Tras cuatro números en Strange Tales, Warlock vuelve a independizarse, pero lo hace siguiendo la numeración allá donde se quedó su primera serie.
En cuanto a Jim Starlin, el creador vuelve a tomar las riendas de un superhéroe cósmico unos pocos meses después de abandonar Capitán Marvel, confirmándose así como el hombre del apartado cósmico de la editorial.
Con el autor encargándose de todo, guion, lápiz y hasta entintado, la serie empieza fuerte con una de las sagas cósmicas más relevantes de los 70.
La saga del Magus.Pronto, vamos apreciando algunos paralelismos con la otra gran obra de Jim Starlin en los setenta, la saga de Thanos en Capitán Marvel. Paralelismos en base a temas por los que el autor siente fijación, y a los que recurre en ambos ciclos argumentales.
Por ejemplo, Starlin transforma a sus héroes en seres celestiales de proporciones universales. Si Mar-Vell tomó consciencia cósmica y se convirtió en protector del Universo, Warlock pasa a ser una especie de Dios en su yo futuro. Y ya en el siguiente arco, el dorado personaje llega a salvar al Universo de su extinción.
Otro ejemplo lo tendríamos en la obsesión del autor en representar la vida y la muerte. Warlock es la encarnación de la vida, lo mismo que ocurría con Mar-Vell en su etapa conducida por Jim Starlin. Mientras que su creación más emblemática, Thanos, personifica la muerte en ambas sagas.
Mientras Thanos simboliza el mal sin rodeos, la encarnación del bien por parte de los héroes tiene muchos más matices. Mar-Vell pasa de ser soldado a protector, mientras que, a su vez, Warlock reniega de la condición de líder que se le quiere imponer.
Warlock declara que cada hombre debe liderarse a sí mismo, un lema que nos lleva a una de las ideas que se transmiten con más rotundidad en la saga del Magus: mostrar una imagen de la religión como algo malévolo. De esta forma, el futuro yo maligno de Warlock crea la Iglesia Universal de la Verdad, una institución inquisidora hasta el extremo de aniquilar a planetas enteros por herejía. Creo que una frase expresada por el propio Warlock no deja lugar a dudas: "Como la mayoría de las religiones, se creó para mantener a raya a sus practicantes mediante amenazas de condena".
El nexo de Warlock con la religión católica no es nuevo. Ya en la anterior serie, los autores representaron al personaje como una especie de Jesucristo de la Contratierra. Starlin parece aquí renegar de ese primer origen y decide darle la vuelta al trasfondo religioso, convirtiendo al mesías dorado en un combatiente de la simbólica Iglesia Universal de la Verdad.
Al poco de empezar su andanza en esta serie, Starlin rediseña el uniforme de Warlock. Un traje que pasa a incorporar una capa, otorgándole así un aspecto más ilustre y heroico.
Pero el cambio más importante lo tenemos en la joya verde que Warlock luce en la frente. La piedrecita pasa de objeto decorativo a Gema Alma. La primera pista que nos prepara Starlin para lo que vendrá, aunque todavía faltan unos cuantos añitos. De hecho, ya bien avanzado el tomo, se habla ya de la existencia de un total de seis gemas.
La saga cuenta con un despliegue imaginativo de los que marcan época. Una space opera en la que el protagonista debe enfrentarse a una aberrante versión de sí mismo. Y, al mismo tiempo, evitar convertirse en ese yo futuro llamado el Magus, acabando con su propia existencia, si es necesario.
Entre las nuevas creaciones, nombres tan importantes para el futuro cósmico de la editorial como los de Gamora o Pip el Troll. Entre las creaciones starlianas ya conocidas, un nombre que sobresale por encima del resto, Thanos. Un Thanos que transitoriamente se pone del lado de los buenos para asegurar su triunfo en el futuro.
La Iglesia Universal de la Verdad también nos deja personajes tan interesantes como la Matriarca, un alto cargo que ambiciona quitarle el puesto al Magus; los inquisidores, bautizados como Caballeros Negros; o Kray-Tor, el gran juez inquisidor al mando de una pantomima de tribunales al servicio de la causa. Sin olvidarnos de Mundopatria, el planeta sede del Magus y todos sus fieles.
Volviendo al juego de conceptos antagónicos que tanto gustan a Starlin, uno de los personajes más interesantes creados para esta saga es el Intermediador. Se trata de un ente que intercepta a Warlock en su Karma, una de las varias realidades por las que acaba transitando el superhéroe. El Intermediador camina por la línea existente entre cualquiera de las nociones antagónicas: la vida y la muerte, el bien y el mal, el orden y el caos... y lo único que hace es intermediar, nunca combatir.
Otro de los viajes oníricos lleva a Warlock a una especie de realidad virtual en la que debe ser adoctrinado en la causa por payasos. Un mundo con el que Starlin rinde homenaje a Steve Ditko y a sus diseños de dimensiones paralelas creadas en Doctor Extraño.
Como ocurre con cualquier ciclo argumental que consista en los viajes a través de diferentes realidades temporales, resulta inevitable no encontrarse con fisuras o sinsentidos. Buena prueba la tenemos en la intromisión de elementos ajenos al pasado vivido por el Magus, mezclados con elementos que sí forman parte de sus recuerdos. Pero todo ello no le resta a la saga ni un ápice de su capacidad para deslumbrar.
En cuanto a cuestiones técnicas, la espléndida puesta en escena de Jim Starlin, en especial sus espectaculares composiciones de página, suplen con creces su limitado talento en la confección de siluetas. Eso y unos textos de sutil carácter shakesperiano completan una obra que sin duda hay que tener, dentro del extenso catálogo clásico de Marvel.
Hacia el final de la saga entra el dibujante Steve Leialoha para acabar los bocetos de Starlin en varios números. Quizás el apartado anatómico se vea beneficiado y las composiciones de página sean menos espectaculares, pero no son cambios significativos.
El capítulo final.Tras una aventura cósmica tan colosal, Starlin baja a la Tierra para ofrecernos una serie de relatos más modestos.
En primer lugar, nos encontramos con un divertido número protagonizada por Pip en tono de comedia, en el que Warlock apenas interviene.
A continuación, el turno es para un arco en el que la Gema Alma empieza a tomar gran protagonismo. La joya es un ente con vida propia que se alimenta de almas como un vampiro. Un arma de ilimitado poder que el propio Adam Warlock teme no poder controlar.
El nuevo antagonista, bautizado como el Ladrón de Estrellas, aparentemente no es más que un hombre postrado en la cama de un hospital. Pero un hombre que carece de cualquiera de los cinco sentidos, lo que confiere a su cerebro la capacidad de uso del 100% del órgano vital. Una capacidad que Starlin decide expandir hasta extremos tales como la extinción de todas las estrellas del Universo.
Pero el punto flaco de una mente poderosa siempre será la fragilidad de su contenedor físico. Este es el mensaje que, a mi entender, queda tras la conclusión de lo que es un buen arco.
La colección llega a su fin de forma abrupta, en un último número que deja varios hilos colgados. Lástima, porque parecía el inicio de algo grande, con participación de casi toda la nómina de creaciones de Starlin. Thanos, Gamora, Pip, Drax... y la Gema Alma a pleno rendimiento, abriendo debate filosófico entre el objeto y su portador.
Pasan varios meses para que volvamos a ver a Warlock en papel, concretamente como héroe invitado en un número de Marvel Team-Up. Un número a cargo de Bill Mantlo y John Byrne, sin rastro de Jim Starlin. La ausencia del autor no impide que se vuelva a hablar de las misteriosas seis gemas.
No sería hasta unos meses más tarde que Starlin lograría reanudar y concluir su odisea cósmica, con Thanos y Warlock como ejes centrales.
El espacio que se le concedió al autor fueron dos de los anuales de 1977, concretamente los correspondientes a las series Los Vengadores y Marvel Two-in-One.
Estamos ante un Jim Starlin más convencional. Lejos de los viajes oníricos y los debates filosóficos, el género cósmico más bélico se adueña de este final de trayecto. Batallas estelares espectaculares para hacer frente a un Thanos dispuesto a minar el firmamento como ofrenda a su amada, la Muerte.
Parece evidente que no era exactamente la idea que Starlin tenía en mente, puesto que se ve obligado a incluir, primero a los Vengadores y luego a la Cosa y Spiderman, en la ecuación. A los dos últimos, protagonistas del anual de Marvel Two-in-One, el papel de salvadores del Universo les viene un poco grande y, quizás por eso, este desenlace suponga un pequeño paso atrás respecto a lo vivido hasta ahora.
Por el lado positivo, tenemos a Warlock y al Capitán Marvel actuando juntos por primera vez. Sin olvidarnos de otra creación de Starlin, Dragón Lunar, que por aquellos tiempos formaba parte de los Vengadores.
En una de las ideas más brillantes, el circulo de Warlock se cierra al encontrarnos con la escena de la antesala de su destino. Escena que ya fue incluida al final de la saga del Magus, entonces como suceso de futuro.
Y, quitando ese final un poco azucarado, los dos anuales completan una satisfactoria aventura espacial repleta de épica, y un buen colofón para la saga cósmica de Warlock y Thanos.
Conclusión.La Saga del Magus hacen de éste un tomo tan imprescindible como el que recoge la etapa del propio Jim Starlin en Capitán Marvel.
El resto, siendo bueno, no es tan brillante, pero no impide que estemos ante una de las obras de la Marvel cósmica que más influirían en el futuro de la editorial.