Terminado. Me ha encantado.
Está escrito como los mismos ángeles. Al principio temí, por ninguna razón en particular, que se empleasen demasiadas metáforas y derivase en cansina redundancia, pero nada más lejos de la realidad. La narrativa es asombrosamente dinámica para el buen gusto que rezuma cada frase, impecable dentro de una suciedad que hace suya y domina de maravilla. Todo es tan oscuro y a la vez tan mundano, tan emocionante y a la vez tan rutinario, que en cuatro capítulos Benito Olmo te ha hecho suyo y ya no te suelta hasta que acabas. Impresionante.
La trama, sin ser sorprendente (no lo es, imagino que ni siquiera lo intenta), se desarrolla con tanta fluidez como meticulosidad, una mezcla sorprendente en un género en el que por norma solía encontrar novelas o demasiado rápidas y ligeras o demasiado densas y pesadas. Bianquetti es un personajazo, y no solo por su enorme tamaño, sino por salirse de la norma, lejos de ser el crack al que estamos acostumbrados a tener por protagonista en el género. No es especialmente ingenioso, carismático o brillante. Es más, en ocasiones parece un capullo y actúa como un capullo. No despierta simpatía por sí mismo, sino por los hechos de los que forma parte y las acciones que lleva a cabo. Eso es lo que le hace tan especial
La trama secundaria (y tan secundaria, porque sorprende que en ningún momento intente opacar la línea argumental de Bianquetti y aun así se sienta tan única y perfecta en el escaso número de capítulos que se le dedica) de Cristina es digna de más elogios al autor: es compacta, es dura, es sincera y sobre todo es jodidamente real. Nada de heroificar el papel del Instituto de la Mujer, su contexto, su proceder y todo lo que les rodea hasta equipararlo al de veinte Vírgenes Marías. Benito Olmo no se conforma con eso y nos ofrece más tonos grises y algunos negros declarados, incidiendo en aspectos como la sobreprotección (gracias a Pilar, uno de los personajes más indirectamente odiosos que me ha regalado el género) y la "desnormalización" en busca de la normalidad. Increíble que tan pocas páginas, comparativamente hablando, den para tantísimo desarrollo.
En resumen, sin tener ninguna "carta ganadora" (premisa única y fascinante / giro de guión absolutamente inesperado / respaldo mediático fuera de serie) atrapa sin remedio gracias al buen hacer del escritor en todos los campos, sin descuidar ni un solo aspecto de su novela, ofreciendo el máximo resultado posible dentro de la historia que nos quiere contar. Hay novelas que aspiran al 10 y se quedan en un 6. La maniobra de la tortuga es un libro que si va a por el 8,5 consigue un 8,6.
Yo, desde luego, puedo decir que si se anuncia la salida de una nueva novela con Bianquetti de protagonista la compro el día de salida. Y sin Bianquetti también.