He leído Caballero Oscuro III: La raza superior Nº 1-9.
Le tenía muchas ganas a esta tercera entrega de las aventuras de Batman en una realidad que creara Frank Miller donde los héroes del Universo DC han envejecido. En líneas generales tengo que decir que me ha gustado. No sé si es porque iba preparado para lo peor o sin demasiadas pretensiones, pero no me ha parecido una mala lectura. El dibujo de Andy Kubert me ha parecido bastante bueno, teniendo en cuenta que mimetiza el estilo clásico de Miller, lo que es apoyado por el entintado de Klaus Janson. Al final de algunas grapas se puede ver su trabajo a lápiz y me parece soberbio. Además, está la narrativa, con escenas de multiviñeta muy conseguidas o esa narrativa secuencial con pequeñas viñetas de los noticiarios, propias de la segunda entrega. Para mi gusto lo hace francamente bien, sobre todo porque no es su estilo habitual, sino uno impostado, lo cual representa un doble trabajo para el artista que ya tiene un estilo tan personal y propio como Kubert. A esto habría que añadir que consigue transmitir cierto dramatismo a escenas muy concretas. Bajo mi punto de vista, el apartado gráfico está bastante bien y es muy disfrutable, sin perder de vista que es un constante homenaje a Miller.
Después tenemos el espinoso tema del argumento. Aparecen acreditados Frank Miller y Brian Azzarello, aunque todo el mundo sabe que el que fuera uno de los grandes maestros del cómic mundial no está en muy buenas condiciones físicas debido a su enfermedad, por lo que es complicado saber hasta donde llega la aportación de cada uno de ellos. El principal problema es que las anteriores entregas de la saga tiene una profundidad muy importante y supusieron un punto de inflexión para el cómic de superhéroes, hasta el punto de que influyeron en todo lo que sucedió en la industria pocos años después. Ante obras de tal relevancia, es muy difícil estar a su altura y con un autor mermado por la edad y las circunstancias, pues estaba muy complicado. Por lo tanto, es obvio resaltar que esta miniserie está lejos de lo que fue la saga que lo inició todo. Partiendo de esa base, tenemos un tebeo entretenido, mucho más de lo esperado, que aporta algunas ideas interesantes, incluso reflexivas. Pero ni son muchas, ni están tratadas con demasiada profundidad. Ahí es donde resulta fallida esta obra. Quizá si la hubiesen afrontado con menos pretensiones, sino como algo más orientado al puro divertimento, en un simple homenaje al autor y su obra, quizá el resultado final fuese más positivo, pero en su intento por seguir la línea original, quizá por no defraudar al público, se ha convertido en algo más artificioso que otra cosa. No obstante, no es algo malo per se, porque la historia dentro de lo que cabe no está mal del todo, pero patina bastante en la búsqueda de cierta profundidad de conceptos. Es realmente el único aspecto que se le puede recriminar, pero al ser tan importante deja un sabor de boca agridulce. Sin embargo, me parece importante reiterar que es plenamente disfrutable a pesar de todo.
Una de las cuestiones que más me ha sorprendido es que la historia en sí no podríamos calificarla como una aventura de Batman, sino más bien como algo compartido con Superman, incluso con una alta presencia de más miembros de la Liga de la Justicia, los cuales juegan un papel muy importante en la trama. De hecho, tampoco desentonaría nada decir que es una historia de la Trinidad deceíta, teniendo en cuenta la relevancia de Wonder Woman, no sé si por ser el año de su película o porque realmente era la idea original. Sea como sea, ese es un aspecto que me ha sorprendido bastante. Otra aspecto destacable es la forma camaleónica en la que la obra va mutando a lo largo de los nueve números. Primero podemos ver como se explora el legado de Batman, incluso el de Superman con la presencia de Lara, también hija de Diana, y criada con las amazonas. De ese modo, se observa en un principio como la historia va enfocada hacia ese aspecto, dando a entender que el mundo necesita un Batman, aunque no sea Bruce Wayne y que Carrie muy bien podría serlo. Policía corrupta, violencia en las calles mucha delincuencia, una nueva comisario con aspecto similar al de Gordon. En fin una serie de elementos que nos llevan a pensar que tenemos una historia urbana que tratará sobre corrupción de diferente tipo y un legado que hay que mantener. No obstante, da un giro total cuando comienza a entrar en escena la ciudad de Kandor y sus habitantes, que quieren dejar de ser pequeños para convertirse en aquello que promociona el título, convirtiendo a la humanidad en poco más que sus devotos servidores. A partir de ese momento entran en liza diferentes concepto, ninguno con demasiada profundidad llevándonos hacía el simple divertimento, el lucimiento de Kubert y el guiño u homenaje al que el lector veterano tendrá que estar ojo avizor. Lo que podríamos denominar poco más que un tebeo molón para los habituales seguidores de Miller y Batman, no hay más. Producto para grapa y nada de tapa dura, para que nos entendamos, por mucho que esto sea carne de recopilatorios futuros y haya tenido una edición de cada número en tapa dura, dentro de esta fiebre actual que muchos no entendemos del todo.
A pesar de todo, sí creo que hay algunos aspectos especialmente destacables. El primero de ellos es un cuadernillo central que incluye una pequeña historia que sirve tanto para complementar como para añadir información a la trama central del cómic. La mayoría de ellos dibujados por Frank Miller, o por alguien que hace lo imposible por imitarlo, en ocasiones con resultados terribles como le ocurre a John Romita Jr. Para mi gusto, los mejores se encuentran realizados por el binomio Miller/Janson, donde se aprecia un poco del talento de Frank, mientras Klaus da consistencia al trazo. Como herramienta narrativa para el argumento me ha parecido muy interesante, ya que nos permite ver algunos aspectos fuera de cámara de la historia principal, la cual habría sido quizá demasiado larga para incluirlas. Casi es una especie de extra al estilo de los DVDs y Blu-rays. Lo peor es la técnica empleada, pegando la contraportada a un cartón. De ese modo, el cuadernillo queda encastrado a un trozo de cartón que incluso llega a tapar una splash page en una de las grapas. No entiendo por qué no han utilidad la técnica del cuadernillo central de toda la vida, la que empleaba Forum para los pósteres, algo tan sencillo como situar las dos grapas del cuadernillo a la misma distancia que las dos de las grapas del cómic. De ese modo, se puede extraer, el que quiera hacerlo, o dejarlo en su interior y leerse con el resto. Me parece una decisión nefasta y una forma como otra cualquiera de cargarse el cómic. A saber cómo lo habrán hecho en la edición en tapa dura. Vaya burradas que realizan algunas editoriales...
El segundo, sin nada que ver con el formato o su producción, forma parte del argumento, siendo interesante ver como hace cierta apología de lo necesitado que está el mundo de héroes, no necesariamente con poderes, para no dejarse llevar por la corriente actual. Incluso se hace una dura crítica al mundo, ensimismado con su móvil, mientras los Kryptonianos vociferan su ultimátum, como borregos sin mente distanciado de aquello que les rodea mientras están conectado a una red virtual a través de su teléfono móvil. Después, se hace cierto hincapié en la importancia de la educación de Clark Kent, para que este acabase convirtiéndose en Superman, dotándole de una humanidad de la que carecen sus congéneres y que no ha compartido su hija, que se ve superada por un matriarcado pasado de moda en Amazonia. No dejan de ser aspectos puntuales de una obra que no termina de profundizar en nada, pero que toca muchos palos de forma interesante, dejando reflexiones que el lector puede hacerse por sí mismo, pero no van más allá de meros esbozos. La extensión yo creo que juega un papel en contra. realmente no hacían falta nueve números para contar esta historia, lo cual implica que se acaben dando más rodeos de la cuenta. Sin embargo, es curioso porque la lectura es amena y no se hacer larga ni pesada.
En definitiva, estamos ante una obra más de carácter anecdótico que otra cosa, con un importante componente homenajeador hacia Frank Miller, además de una buena forma de recaudar dinero de uno de los grandes de este medio que tanto nos dio en el pasado, creo que es justo que seamos ahora nosotros los que le devolvamos un poco, aunque el tebeo no llegue a las cotas de calidad de sus predecesores, pero si te hace pasar un rato entretenido, que no es precisamente poco. Todo sea por Frank Miller, grande entre los grandes.