He leído
Los Muertos Vivientes Nº 26.
Retomo la lectura de la colección tras mi
anterior comentario.
Me ha gustado mucho este tomo, aunque debo admitir que no las tenía todas conmigo hasta llegar a ese impactante final de este volumen, donde me alegra ver que aún Kirkman es capaz de sorprenderme. Aunque haciendo honor a la verdad, es que todo lo que gira en torno a Negan me parece bastante imprevisible. Y es que sigo sin tener claro que pasa por la cabeza de este personaje y cuales son sus motivaciones actuales. Es obvio que es alguien bastante perturbado, pero durante los últimos tiempos parece haber cambiado un poco, aunque sus actos no dejan de ser inquietantes. Sin lugar a dudas, que Kirkman no concluyera la vida del personaje ne su momento ha sido una gran idea, porque está dando mucho juego, además de ser una pieza clave para hacer reflexionar al lector sobre los matices que presenta un mundo en el que hay que reinventarse para sobrevivir y en el que el bien y el mal no es tan fácil de delimitar como en un mundo civilizado. Para subrayar aún más este punto, tenemos un importante acercamiento a los susurradores, y a la figura de Alpha, ofreciéndonos esa otra mirada hacia los villanos, que por un momento dejan de serlo, para convertirse en un grupo de personas que ha optado por una supervivencia más animal, dejando a un lado los sentimientos para volver a lo que podríamos denominar la ley de la selva, donde prevalece el más fuerte. Obviamente, como podemos ver en este tomo, ese modo de vida utópico que nos aleja de los sentimientos no siempre es posible y presenta fisuras que Kirkman comienza a explorar en este tomo con aspectos tan interesantes. Sinceramente, creo que
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A pesar de que le tomo diría que va en un
in crescendo continuo, lo realmente importante es que el guionista sigue sin perder de vista el tono coral que se establece desde que la comunidad crece y se fracciona en varios asentamientos. De ese modo, distintos personajes tienen su momento de protagonismo, así como se van perfilando ciertos liderazgos. También cabría destacar el papel de Dwight, anteriormente un enemigo de la comunidad, pero que ahora, tras la pérdida de ciertos elementos importantes del grupo de Rick, abraza un nuevo papel como instructor de combate para el inminente conflicto que se otea en el horizonte contra los susurradores, algo que tras los actos de Negan creo que está más próximo de lo que cabría esperar. De ese modo, los aspectos más banales del día a día se entremezclan con otros de mayor relevancia que sirven para hacer avanzar a la serie. Tanto la nueva vida independiente de Carl, como la decisión del sacerdote de unirse a la lucha, algo que en cierta forma me recuerda a la serie de Televisión, son algunos ejemplos claros de como Kirkman cuida los pequeños detalles, mientras en otros frentes vemos la evolución de Rick como líder, "manipulando" a la comunidad para que dirijan su rabia y frustración hacia el enemigo en lugar de entre sus conciudadanos. Pero de todas las subtramas la que más interesante me resulta es el descubrimiento de otra comunidad por parte de Eugene, lo que nos abre la puerta a nuevas posibilidades, ya que podrían ser amigos o enemigos.
Bajo mi punto de vista, la serie sigue a un gran nivel. Quizá en ocasiones la lectura se vea lastrada por el tiempo transcurrido entre la publicación de cada tomo, pero a mí me cuesta mucho no disfrutar de la lectura de cada entrega que, normalmente, siempre me deja con ganas de saber como continúa la trama. Además, el
cliffhanger de este tomo es particularmente impactante, como ya sucediera en el 24. Y es que si hay algo que se pone de manifiesto cuanto más avanzamos en esta serie es que el enemigo más peligrosos de esta humanidad no son los zombis, sino es la propia humanidad. Quizá es algo perturbador, pero también quizá sea algo sobre lo que merecería la pena reflexionar.