Con recoloreado o sin recoloreado, La Broma Asesina es una de las tres-cuatro historias esenciales de Batman.
A no ser que seas Essex, claro.
Puto Essex.
...............................................
Sobre Ciudad del Crimen:
Antes de nada dejar claro que soy muy fan de Balas Perdidas, de David Lapham. Muy fan de ese ambiente sucio y cargado y de esa disección que hace de lo peor del ser humano, que reconozco que a ratos se me hace deprimente. Un poco la fascinación por el valor a la hora de construir unos personajes que llegan a doler de lo míseros que son y a los que no sólo no se les hace prácticamente ni una concesión, sino que incluso el escritor llega a ser cruel con ellos (de eso se trata, claro).
Si hay una cosa que siempre le he reprochado a Lapham es su necesidad de comer. Como suena. Y como el hombre tiene que comer, necesita escribir trabajos que le puedan reportar unos dineros con los que comprar comida. Y mientras escribe esos trabajos, no tiene tiempo para continuar con Balas Perdidas, que es su magnum opus pero que no da suficiente beneficio como para poder ofrecerle la dedicación con la que continuar y terminar ese pequeño microcosmos con el que castiga a sus personajes para nuestro regocijo.
Así, Balas Perdidas se queda parada durante años mientras Lapham escribe tonterías con las que obtener dinero con el que comer.
Y no me cabía duda de que Ciudad del Crimen era exactamente eso, un trabajo alimenticio. Porque lo que verdaderamente se le da bien a Lapham no tiene cabida en el cómic de superhéroes para todos los públicos, aunque sea de Batman.
El caso es que ayer me leí Ciudad del Crimen. Del tirón, como un campeonazo. Y me encontré con Lapham. El de Balas Perdidas. Y me hice fan de una Gotham sucia y cargada en el que habita lo peor del ser humano, rozando lo deprimente a ratos. Y me fascinó toda esa pléyade de personajes secundarios creados ex profeso, que llegan a doler de lo míseros que son, a los que no sólo no se les hace ni una sóla concesión, sino que se les escribe con crueldad (supongo que si contratas a Lapham, de eso se trata, ¿no?).
Ah, y salen Batman, y Robin, y algunos de sus "malos" más o menos recurrentes y otros nuevos (y poco interesantes, la verdad), y viven una aventura de cómic.
Pero eso me da igual.
Porque este es un cómic de Gotham. Una Gotham miserable y despiadada que devora a los más desafortunados y desnaturaliza a los que tienen la suerte de no estar en el pozo. Una Gotham más dura, más cruel, incluso más realista y coherente con la idea que se nos lleva vendiendo desde siempre sobre la ciudad. Una Gotham que no tiene nada que ver con el precisosismo oscuro de Tim Burton ni con la sofisticación retro de Bruce Timm: esta Gotham huele a sueños rotos, a casos perdidos, a meado.
Este tebeo huele a meado. Y eso me encanta.
No se lo recomendaría a nadie. Más que nada porque entonces tendría que soportar reproches sobre la poca presencia de Batman, o sobre lo aburrido de la trama. Me hablarían de tebeo sobrevalorado, de pretenciosidad.
Pero durante unas horas he podido vivir en esa Gotham, y yo por eso pago con gusto.
Aunque esa ciudad se merece arder hasta los cimientos.