A mí, personalmente, siempre me ha parecido una chorrada que creadores, sobre todo (más que el público o los actores), pongan excusas victimistas de "ay, de mí, se han cargado mi película y la están hundiendo" cuando sus obras son un truño y no quiere verlas nadie. Siempre ponen motivos políticos, raciales, de género, antisemitas, de clase, de uno y otro lado del espectro... lo que te imagines, cuando en realidad es tan sencillo como que no tienen calidad y punto. Para mí es síntoma de muy poca madurez además de muy poca vergüenza, porque jugar la carta del racismo, la misoginia o la andalufobia ya puestos, me parece de acomplejado. El talento, normalmente, nadie lo discute.
Y lo digo porque cuando una película es buena, da exactamente igual los trolls que quieran tirarla abajo. Si es buena va a gustar. Y a Arcane me remito:
La mejor serie de animación de su año (¿de la historia?), está llena de personajes femeninos fuertes, protagonistas, los mejores y más definidos, personajes gays, personajes queer, y todo lo imaginable. Es una serie tremendamente tolerante, inclusiva, y sin embargo no recuerdo ningún intento serio de echarla por tierra, porque su calidad es tan apabullante que cuando algo está bien hecho desde las tripas y el corazón, sin campaña mediática de blanqueamiento social para ganar followers y postureo que no se creen ellos mismos (rollo Barbie, digamos), el espectador curtido lo agradece, sea cual sea su ideología o afinidad. Porque lo que te están ofreciendo es sincero. Otro caso es ahora el Samurái de ojos azules, otra serie protagonizada por una mujer, con personajes queer, gays, etc, con una calidad superlativa.
Para mí el victimismo siempre está de más, provenga de pobres mujeres oprimidas a quienes no dejan hacer cine en pleno 2023 (por dios) o de pobres hombres blancos heterosexuales que se sienten atacados por todo (por dios). Es que me sobra el discurso.
Pero eso, yo. A mí me cansa normalmente leer siempre a los mismos, de un lado y otro, prejuzgando, señalando, e intentando aniquilar al contrario como si no hubiera un mañana, por más que sepamos que aquí el que no tiene agenda tiene calendario y todo el mundo va a la suya, tirando de los intereses que más le convienen en cada momento. Y no es equidistancia, ojo, sino criterio, y emitir opiniones desde el pensamiento crítico, nunca desde el partidismo o adoctrinamiento de nada.