Ayer terminé la de los Masters del Universo.
Me ha gustado. Más o menos como la primera, la de Revelation.
Es más atropellada que su predecesora por aquello de tener la mitad de capítulos. La historia avanza sin pausa y con la verosimilitud que exigiría un niño de 7 u 8 años. Lo que combinado a la excesiva violencia para un chaval de esta edad la deja, como muchos tebeos de súpers que leía hasta hace unos años, en un un terreno entre dos aguas que me parece patria de puretas nostálgicos. Como yo, supongo.
Me ha gustado cómo han querido y sabido encajar las piezas de la serie ochentena con la mitología que se ha ido desarrollando en torno a estos muñecos por medio de los mini cómics.
También me ha gustado más la animación y los guiños a los juguetes.
Les ha faltado, eso sí, dejar más claro que el discurso final ocurre exactamente el 4 de Julio.
Para mí, las dos temporadas son el mejor producto audiovisual que se ha hecho con estos muñecos. Ojalá sacasen una peli en condiciones algún día.