He leído
X-O Manowar Nº 17: Bárbaros.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
No sé si es una sensación mía personal o realmente es algo real y tangible, pero cada vez tengo una mayor sensación de que en cada entrega de esta colección pasan menos cosas. Matt Kindt avanza muy lentamente en este arco argumental que nos lleva al pasado de Aric, recordando la aventura en la que nuestro protagonista intenta rescatar al hermano de su amigo. Tras el final de la alianza con los romanos huye de Venecia al mismo corazón de Roma, donde acaba siendo apresado para ser enviado a la arena como gladiador. No obstante, lo verdaderamente destacable es que Aric se encuentra por fin con Sabbas, que le narra en dos ocasiones sus peripecias hasta que se conocen. Este enigmático personaje, cuyas motivaciones no están del todo bien definidas, parece guiado pro una serie de premoniciones o sueños que lo van dirigiendo y que parece estar destinado a jugar un papel importante en la vida de Aric. Utilizando la ambigüedad como herramienta, Kindt muestra a Sabbas de un modo que resulta complicado discernir si está rodeado de un aura sobrenatural, o simplemente este va forzando la situación para que todo suceda según sus sueños, destacando su participación en la
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A pesar de que la serie siempre me ha parecido interesante, comienzo a dudar de si realmente me está aportando lo suficiente como para seguir más allá de esta línea argumental. No es un mal tebeo, no está mal escrito, pero entre la sensación de que la trama avanza muy lentamente y que no termino de ver que quiere contar el guionista, comienza a desmotivarme su lectura. También está el cambio radical que ha presentado, dejando atrás la ciencia ficción y la fantasía heroica. Ahora parece más una serie de época, pero con un ritmo demasiado pausado para mi gusto, llegando al punto de que el supuesto rescate de Aric parece que nunca vaya a suceder, o el conflicto entre los diferentes pueblos bárbaros de Europa ha caído en el olvido total. No sé, es como si algo comenzase a fallar en esta serie, aunque no sea capaz de determinar el qué concretamente. Desde luego, comienza a estar en la delgada línea roja entre continuar su lectura o abandonarla. Ya veremos porque me decanto en próximas entregas.
En el apartado gráfico continúa Tevor Hairshire, al que le acompaña en este número Ryan Bodenheim, sin que note nada particularmente diferente al número anterior. Sigo pensando que este estilo realista encaja muy bien con el contexto histórico y no es una mala opción. Y es que, aunque no sea capaz de explicarlo con ningún argumento, no es precisamente el dibujo lo que comienza a fallar aquí. En la próxima entrega, ahora sí, parece que tendremos sangre y arena.