Mientras Ferran se trabaja esa disculpa de buena fe, ya en casa, me extiendo:
Hay que conocer cada entorno y cómo se trabaja en él. El cómic no es igual en América, que en Europa, que en Asia.
Quizás, la formación de Ferran (que desconozco, no sé si es artística, narrativa, periodística o similar) no ha hecho que se interese por el manga. Pero en Japón es práctica común que un gran autor (hablemos de Oku, de Toriyama, de Kubo) utilice un estudio propio para que le ayude con la realización del cómic y sus acabados. A veces son los fondos, a veces los secundarios, a veces fragmentos concretos, a veces el embellecimiento, a veces más. Pero rara vez salen acreditadas sus labores, y por supuesto, no cobran ni de lejos lo que el autor de la obra.
Toriyama, por ejemplo, ha cobrado en muchos proyectos por dar indicaciones someras o dibujar escuetamente algunos caracteres (pensemos que este hombre ha trabajado en manga, videojuegos, merchan, etc).
Sin embargo, en Japón nadie acusa a estos autores de plagio o robo intelectual.