Al final he pillado el primer número sin esperar a ver lo que cuestan los siguientes. Son tres euros y además confío en Planeta.
De momento no pasa de ser una lectura entretenida, tierna por momentos y excelentemente bien dibujada (pero eso ya lo sabía, la Wonder Woman de Chiang es acojonante), pero te deja con mucho interés por saber cómo continúa y viniendo del autor que viene, sabes que la cosa va a ir a más. Ojalá que no haya que esperar mucho para el siguiente número, o la gracia de que salga en grapa se va al carajo.
Lo que más me ha flipado, y nunca me había parado a pensarlo, es lo relativo al oficio de repartidor de periódicos. Es chocante que un niño tan pequeño tenga que trabajar, pero lo que es flipante es que tenga que levantarse a las cuatro para ello, y más aún en un país supuestamente avanzado. Y por lo que se dice en el ''correo de los lectores'', no había grandes restricciones de edad precisamente.
Muy refrescante esto de poder leer un cómic que no sea lo de siempre sin tener que meditarlo mucho.