Qué bonito ser fan de Bleach desde el día 1 y comerse primero el glenatazo con sus tomos versión páginas amarillas y luego la fase paninera con sus tomos que iban en modo automático. Y con sorpresa en el interior, según soplara el viento te traducían las onomatopeyas o no.
Era una época aquella en la que a Panini se la sudaba el manga o por lo menos esa era la sensación que daba. Retrasos habituales (uno de hasta casi un año), el tema de las onomatopeyas, fallos de orden en los bocadillos... algún tomo era una fiesta, vaya. Pero se puede leer, tampoco es que no tenga ningún sentido lo que lees, simplemente es mejorable.
Los términos del lore sí se respetaban, eso está bien. Menos las letras de los Sternritter, que tardaron nosecuantos en tomos en darse cuenta de que marcaban el poder del personaje (en plan "mi poder es la H, The Heat") y antes traducían la letra, el poder o los dos según vieran. Y las cosas como son, con Panini por fin se mantuvo la tipografía original de los títulos de los tomos, no como Glénat, que se la inventaba.
Eso sí, lo de los modernismos es una batalla perdida en todos lados, o eso veo yo. Ahí tenemos a Son Goku y a Vegeta en Dragon Ball Super, que hablan como un par de chavales criados en Madrid.
La serie es top y digna de la gente de buen criterio, que conste.