Por fortuna, aunque la corrección ha sido una locura, y para nada tan detallada como yo hubiera querido (son casi 800 páginas entre pecho y espalda en tres días, con más de 100 páginas de texto a doble columna, calculad), no he metido mucha mano en el estilo.
Primero porque este hombre tiene un peso en Conan y yo soy, humildemente, un don nadie. Además, cada vez que le he preguntado por alguna elección, ha contestado con mucho conocimiento de causa y me ha convencido.
Segundo, y relacionado con el primero, porque la traducción es muy buena, y no ha precisado de grandes arreglos, un toque aquí y allá.
Eso sí, alguna cosilla he tocado.
Recuerdo un "¡en tu mierda de revista!" en Chambers, que transformé en "¡en ese papelucho al que llamas revista!", ya que, aunque la historia del cómic transcurra en los años 70, sigue siendo de corte clásico, era más fiel al original (que literalmente habla de rag, panfleto, papelucho), y sobre todo, porque Thomas nunca ha escrito nada tan malsonante ni por asomo, y me lo conozco.
También alguna cosa más: "¿Es que las puertas no pintan nada en este lugar?" por "¿Es que las puertas no significan nada en este lugar?", para evitar el anacronismo de expresiones que parecen fuera de lugar en la época.
Pero bueno, pinceladas. En general, cuando veo que hay buen hacer, me aparto y trato de conservar al máximo el estilo del traductor, y sus decisiones igual que me gusta que hagan conmigo.