He leído Revival.
Creo que no es ningún secreto lo mucho que me gusta este autor. Con el paso del tiempo, King ha perdido mucha fuerza en sus novelas, pero ha ganado en otros aspectos también interesantes, al menos para mí, que es la exploración de la faceta más humana en sus historias. No obstante, Revival me parece muy inferior a las dos últimas y un producto algo tramposo, que solo cobra sentido al final del todo, pero no de una manera demasiado satisfactoria. A mí, personalmente, la historia no me ha gustado mucho. Técnicamente es una auténtica delicia. Es decir, Stephen King domina la narración como pocos, da gusto ver con la soltura que te describe una escena y te sientes imbuido de ella. Me gusta su prosa, su forma de construir a los personajes hasta que te has encariñado totalmente de ellos. Tampoco me parece desdeñable la cantidad de temas que utiliza con bastante acierto, como el paso del tiempo desde los sesenta hasta la actualidad, como te introduce en el mundo de la música, las drogas, el espectáculo, incluso algo tan itinerante como las ferias de pueblo. Se nota que es un profesional en su oficio y pude narrar algo combinando multitud de temas en principio sin demasiada conexión. De hecho, si nos paramos a analizar fríamente la estructura de la novela, prácticamente podemos llegar a pensar que son fragmentos aislados por los años transcurridos durante la vida de una persona, unidos por un hilo invisible que podríamos definir como el destino. Además, esta historia tiene muchos temas de fondo como la religión, quizá con un mensaje algo descorazonador al final; el miedo a la muerte, las curaciones fraudulentas; la investigación y la obsesión, dos caras de la misma moneda; o la pregunta que posiblemente más ronda por la mente de los vivos, qué hay después de la muerte. Hasta deja un pequeño guiño crossover con Joyland, una de sus últimas novelas.
En definitiva, las bases más importantes del libro son buenas, pero el problema es lo que se edifica sobre ellas. Uno de los aspectos que más ha descuidado Stephen en la última década es la ausencia de suspense. Sus libros solían tener un punto intrigante que te mantenía pegado a la lectura con ganas de saber como avanza. Aquí no hay nada de eso prácticamente hasta el final, pero si eres tan curioso como yo. El libro es muy lento, a pesar del amplio tiempo que transcurre, se detiene demasiado en algunos momento en los que sinceramente el lector no sabe que está leyendo. Las primeras casi doscientas páginas son una biografía de una persona, muy bien narrada, con momentos verdaderamente dramáticos, pero no algo que resulte interesante de leer. Tarda demasiado en llegar a donde quiere llegar y cuando lo hace, llega tarde. Sinceramente, la obsesión de uno de los personajes pierde todo sus sentido. Lo único realmente misterioso que avivaba el interés del lector muere de forma absurda y sin demasiado sentido lógico. El temor que se cierne sobre la historia y que parece que nunca va a llegar, a mí no me acaba de convencer. Si bien es cierto que la parte final de la trama es realmente terrorífica, no justifica trescientas páginas de lectura. Al menos para mí no lo hacen y la manera de resolver el argumento me parece torpe. Yo me he quedado más desilusionado aún, a pesar de que hasta llegar a ese punto no me ha emocionado especialmente. Una lástima, porque había elementos interesantes, pero al final el resultado ha sido un refrito de elementos que suenan a a novelas anteriores del autor, y una historia poco atractiva que da demasiados rodeos para llegar al meollo de la cuestión, que no es otro que la inspiración homenaje al Frankenstein de Mary Shelley o una fuerte influencia de la obra de Lovecraft y Poe, algo que no se percibe hasta justo el final.
Habrá que ver si en las dos siguientes, parece que ya publicadas en EE. UU., cuentan algo más interesante. Esperemos que sí, que las últimas me han parecido al menos mucho más entretenidas que esta.