Día 290: The X-Men Annual vol. 1 #3. 20 de noviembre de 1979
Muy importante este tebeo por ser el primer anual de los mutantes con contenido nuevo, y también por contar con invitados de lujo, como George Pérez y Frank Miller, que acompañan a Chris Claremont en esta aventura con Arkon.
En 1979 veía la luz una de mis debilidades discográficas: el Black Rose de Thin Lizzy. Phil Lynott nos decía que teníamos que dejar los vicios en "Got to Give It Up", pero no podemos ¿verdad?
https://www.youtube.com/watch?v=Q_LM2UAqbPg
Créditos: Chris Claremont (guion); George Pérez (dibujo); Terry Austin (tinta); Tom Orzechowski (rotulación); Glynis Wein (color).
Portada de Frank Miller, Terry Austin y Danny Crespi.
En este episodio gigante, Chris Claremont decidió traer de vuelta a Arkon, un semivillano que ya había aparecido en las páginas de Los Vengadores. Allí, Arkon reclamaba la "ayuda" de los Héroes más poderosos de la Tierra para salvar su planeta a cualquier precio. Y aquí hará igual. Es tan impetuoso que todo lo pide por las bravas, dando lugar a más de una gresca innecesaria.
El planeta de Arkon, en la dimensión Polemachus, es alimentado por unos anillos que se fueron debilitando con el tiempo. El precio de salvar ese planeta era la destrucción de La Tierra. Pero Iron Man creó un artefacto que, cargado por el poder de Thor, realimentó los anillos de energía del mundo de Arkon. Aunque estas viñetas salen mucho más adelante en el cómic, es una base que no podemos perder de vista, pues coleará en este largo tebeo. Para empezar, con estos antecedentes, nada tiene de extraño que Arkon se presente en la Mansión de Los Vengadores, preguntando por Thor.
Eso de preguntar es más bien un eufemismo, claro. Arkon agarra del pescuezo a Jarvis para que le diga dónde está Thor. Pero Los Vengadores están fuera. Sin embargo, el Gran Visir contacta a distancia con Arkon para decirle que ha localizado a alguien con un poder parecido.
¿Acaso lo dudábais? ¡¡Se trata de Thor-Menta, diosa del clima!! Pero no nos anticipemos tanto. Volvamos al principio de la historia. La Patrulla-X está teniendo un duro entrenamiento en la Sala de Peligro y el plus de páginas que ofrece este Anual permite dar cancha a la sesión.
Es un disfrute ver a la Patrulla entrenando con los lápices de Pérez. Uno de los momentos más interesantes es el ataque de claustrofobia que tiene Ororo, al verse atrapada entre dos turbinas de aire. Al liberarse, desata su poder sin control, y Banshee casi no lo cuenta.
El problema adicional está en que uno de los trozos de metal que salen disparados impacta contra la consola de control de la sala de peligro, activándose el "Modo Maestro" de la sala, sin que Banshee pueda desconectar la sesión. Hay que usar el interruptor de emergencia, situado en el extremo de la sala.
Mucho más fácil decirlo que hacerlo, como piensa Cíclope. Imposible llegar a pie al interruptor sorteando todas las trampas. Así que Scott tira de rayo de precisión para parar la sesión a distancia, y lo logra. Y Lobi pasándoselo bien, mientras tanto. Genio y figura.

Con la sala de peligro al fin desactivada, Ororo decide partir a su ático apresuradamente. Pero Cíclope la para para hablar con ella. 'Ro no duda en compartir con su líder su crisis de fe. Todo lo que hace es luchar, más que ayudar. Estas viñetas me parecen oro puro.
Entre otras cosas, porque Scott intenta inculcar en Ororo algo que él no tiene: apertura. "Si tienes problemas, háblame de ello, no te lo guardes". Mira quién fue a hablar

De hecho, viñetas más adelante, el propio Cíclope reconocerá esta contradicción. Sin embargo, es el líder y tiene que transmitir ea confianza y fortaleza, por muy reservado que sea él mismo.
Algo más calmada, Ororo se retira a su ático, a hablar con sus plantas, pero allí es sorprendida por Arkon, del que ya sabemos seguro que gusta de coger a la gente por el cuello.
Pero Tormenta no se deja coger tan fácilmente, lanzando a Arkon piso abajo, donde Cíclope intentaba relajarse en el salón junto a Sean. La batalla contra Arkon será todo lo épica que la situación promete. El resto de la Patrulla irá acudiendo, alertada por el estruendo.
Una vez más, es un gustazo leer esta monumental bronca contemplando las escenas de acción dibujadas por Pérez. La contienda se traslada a los exteriores de la mansión. En un momento dado, Arkon imopacta uno de sus proyectiles con forma de rayo en Tormenta, haciéndola desparecer.
Al principio, los mutantes creen que su compañera ha sido asesinada por Arkon, y se emplean con toda su furia vengativa contra su enemigo, especialmente Coloso. Arkon queda noqueado momentáneamente y Cíclope aprovecha para interrogarle, intentando encontrar un sentido a su ataque.
El Imperión se niega a hablar, asumiendo su muerte con normalidad. Y entonces, Cíclope empieza a recordar una noticia pasada, en la que unos científicos desaparecieron de la Tierra, obligados a arreglar el problemilla del planeta de Arkon. Ocurrió en las páginas de Los Vengadores
Sumando dos y dos, deduce que el proyectil amarillo que Arkon ha lanzado a Tormenta no la ha matado, sino que la ha llevado a su dimensión, como ocurrió con los científicos. Lanzándose ellos mismos los rayos amarillos de Arkon, son teleportados a la dimensión del Imperión.
Cuando veo esta impresionante viñetaca, no puedo evitar acordarme de las páginas de los Nuevos Titanes ilustradas por Pérez: estancias suntuosas con mil detalles, minuciosamente dibujados, junto a multitud de personajes apiñados, cada uno distinto del otro. Una maravilla.
Como aquí todo el mundo pega antes y pregunta después, os podréis imaginar la que se monta: los belicosos señores de la guerra de Polemachus intentan detener a los mutantes, que no se dejan pillar vivos tan fácilmente. Una vez más, tenemos espectaculares escenas de combate, marca de la casa.
Pero, en medio de la refriega, el Gran Visir hace mutis por el foro, para dirigirse a una apartada fortaleza, lejos de palacio, sin saber que está siendo seguido discretamente por Rondador Nocturno. Entre otras cosas, es interesante que el Visir se lamenta de la oscuridad.
No está acostumbrada a ella, pues en Polemachus se vivía en un eterno día, al estar rodeados por anillos de energía que daban luz a todo el planeta. Esto, por otra parte, da cuenta de que la dimensión de Arkón el Magnífico está viviendo sus últimos días. Pero ¿no arreglaron ese problema Los Vengadores? Contengamos nuestra curiosidad, de momento. El Gran Visir llega a la fortaleza y Rondador, que le sigue, comprueba que Tormenta se encuentra allí. Sin embargo, parece dispuesta a sacrificarse para ayudar a Arkon.

Kurt piensa en volver a avisar al resto de sus compañeros. Pero no hay tiempo. Le tapa la cara a Tormenta con su propia capa, provocándole cluastrofobia, de forma que esta libera sus rayos, para que sirvan de señal, a modo de bengala, que ayude a los demás X-Men a encontrarla. La estrategia del elfo tiene éxito. La Patrulla detecta la signatura de Tormenta. Ahora solo tienen que abrirse paso entre los señores de la guerra y viajar hasta una distante fortaleza. ¿Imposible? No, si eres capaz de capturar y domar a un dragón, como hace nuestro Coloso.

La Patrulla lega junto a Tormenta, pero ella les pide que no interfieran en su sacrificio: ha elegido morir para, usando todo su poder, recargar los anillos de energía de Polemachus. El esfuerzo la consumirá, pero es su elección. ¿No habrá otra manera? ¡Siempre hay otra manera!
Llega la hora de las explicaciones: como explica Arkon, en Avengers #75-76, Iron Man confecciona una máquina, como ya hemos dicho antes, que, recargada con el poder de Thor sobre el trueno, nutre de energía a Polemachus. sin embargo, el artefacto creado por Stark se ha averiado. El planeta se muere. Así que, a falta de Thor, buena será Ororo. ¿Cuál sería una solución que no pasara por el sacrificio de Tormenta? Pues una buena sesión de trabajo en equipo. Para empezar, hay que arreglar el cacharro de Stark. Kurt y Logan son los elegidos para hacer de McGyvers.
El objetivo es rediseñar el artefacto para que, en lugar de absorber rayos "normales", absorba rayos ópticos. A continuación, Coloso sujeta a Tormenta, haciendo de toma de tierra, ahí es nada, para que no se pierda ni un ápice de la enorme cantidad de energía liberada por Ororo.
Finalmente, la diosa del clima dirigirá toda esa energía acumulada al cuerpo de Cíclope, quien, a su vez, la concentrara toda en un apoteósico rayo óptico que disparará contra el artefacto, convenientemente reconfigurado, de Stark. ¿Funcionará? Cíclope está a punto de morir.
Esta capacidad de sacrificio llama la atención de Arkon, y le parece de lo más honorable. Pero claro, tiene que servir. Y vaya si sirve. El planeta vuelve a ver prendidos de energía sus anillos. Polemachus vivirá. Esperemos que no vuelva a fallar el cacharro Made in Stark.
Pero ¿a qué precio? La recarga de energía ha sido tan bestial que ha acabado derrumbando la fortaleza sobre la que se erguían nuestros héroes. Los señores de la guerra los dan por muertos, junto a Arkon. No obstante, milagrosamente., viven.
Claremont tampoco se quiebra la cabeza con explicaciones, diciendo que los personajes se encontraban en medio de una relativa calma, como, digamos, dentro del ojo del huracán de la deflagración, y por eso salieron vivos, solo con algún rasguño que lamentar. Ok. Y todo acaba con final feliz. Naturalmente que Arkon, prendado del valor y coraje de nuestros héroes, les ofrece quedarse por allí para conquistar mundos, pero Cíclope rechaza la oferta amablemente. Luego, los mutantes son teleportados de vuelta a Westchester y aquí paz, etc.
Y a lo tonto, nos hemos puesto las botas con una aventura muy épica, muy espectacular y, sobre todo, muy muy bien dibujada. Para poner la guinda, está hasta la portada de Frank Miller. Difícilmente se puede pedir algo más VIP en esta entrega. Los anuales de antes molaban. Fin.