Voy a poner un ejemplo personal, que me ha pasado como lector.
Hace poco me dio por leerme la última etapa de Masters del Universo, edición americana.
resulta que, entre varios relanzamientos que han hecho, hay dos colecciones de Masters del Universo con exactamente el mismo título y no fácilmente distinguibles.
Tardé un buen rato en ordenarlas, y confundí varios números de una, con números de otra.
Si yo me lío, que me he leído por lo menos un par de tebeos... pongámonos en la cabeza del que no se ha leído ninguno.
Ahora, imaginemos alguien que llega de nuevas y quiere que le recomienden un número desde el que empezar a leer... Spiderman. "¿Por dónde empiezo? ¿Y luego por dónde sigo?"
Imaginemos esa respuesta en España. Y ahora imaginemos esa respuesta en USA.
¿En cuál de los dos casos es más fácil hacer una recomendación a ese lector y en cuál de los dos casos la respuesta será: menudo lío, como que paso?
Hemos perdido de vista la razón de ser de la numeración, que no es otra que saber qué va primero y qué después.
Y por otra parte, no seré yo quien se lo ponga fácil al que quiera dejar de leer cómics. Nada como acabar una colección como para tener una buena excusa.