Scalped Nº 3: Madres muertasCon esta tercera entrega alcanzamos el nivel de thriller, volviendo al tono policial, pero abrazando con fuerza el drama humano. La historia es impactante en todos los sentidos, no solo por su realismo brutal y sangriento, sino a nivel emocional. Además, Jason Aaron utiliza el asesinato de dos mujeres para crear un nexo de unión narrativo que, a su vez, busca profundizar aún más en el personaje Caballo Terco, que por fin dará muestras de un pequeño atisbo de humanidad, aunque no pueda apartar del todo la rabia y el odio que lleva dentro, celosamente guardado durante tantos años. Si bien es cierto que la serie tiende a alternar a los protagonistas, en una búsqueda de un protagonismo coral, aquí gran parte del peso lo tiene Dashell, que se encuentra en una auténtica encrucijada, donde está en juego su propia vida. El asesinato de una puta le lleva a establecer vínculos con el hijo de la víctima, viéndose identificado en él pero, sobre todo, le lleva a un punto de no retorno en el que se encuentra entre la espada y la pared.
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Ante esta tesitura, vemos como Dash comienza a plantearse cual es su verdadera misión en la reserva. Aún sigue sin estar bien definida del todo, pero comienza a perfilarse. La complejidad del personaje es muy interesante, y nos ayuda a introducirnos en un mundo de corrupción, asesinatos, drogas y sexo, en el que la vida humana no tiene mucho valor, si los intereses políticos o económicos interfieren en ello. Caballo Terco, cuyo apellido indio desde luego no está escogido al azar, tendrá que representar ese papel de tipo duro en un todos contra todos en el que no primará precisamente la sutileza. Aunque también estará acosado por la impotencia, algo que le llevará a sus momentos más bajos. Pero como decía al principio, en esta parte de la colección hay una importante carga dramática. Un sentimiento que tarda en aflorar en alguien como Dash, pero que cuando lo hace, te rompe el corazón. Más importante aún es la reacción de Cuervo Rojo, que también se encuentra en su propia encrucijada, aunque no sea tan evidente como la de Caballo Terco.
De manera simultánea, tenemos
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Es curioso, porque pensé que este hecho sería un detonante para Dash que, aunque al final sí que lo ha sido, no era lo que yo me esperaba. No obstante, el retrato de Aaron me parece incluso mejor, todo sea dicho. La cuestión es que este hecho luctuoso es la herramienta para introducir una intriga que no es más que una excusa para desarrollar uno de los temas principales de la historia: la lucha de poder. A pesar de ello, ese suspense está muy bien llevado, y quedan algunos cabos por resolver. Y no me refiero al quién, sino al por qué. Además, se vuelve a introducir elementos sobrenaturales con muy buen gusto y siempre creando lazos de unión con la cultura tribal y el escenario en el que todo se desarrolla. Una reserva que ya hemos comentado como no solo cobra vida, sino que, además, es un personaje más de la historia. Esa magnífica ambientación es la que imbuye al lector en la trama, y lo sumerge en un mundo violento, degradante, peligroso; uno en el que todos están bien jodidos y cuya vida es un auténtico infierno. En un lugar donde la depravación es el pan nuestro de cada día, todo lo que suceda ahí, por muy escatológico que pueda parecer, tiene todo el sentido del mundo.
Para finalizar, tenemos una pequeña historia centrada en el agente Caído,
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que sirve de ejemplo perfecto para ver cuán duro puede llegar a ser un día en la reserva para un policía que es honrado. También es importante para ver que aquellos que se alejan de su camino, pueden volver a regresar a él.
No puedo evitar seguir alabando esta serie. Jason Aaron demuestra mucha inteligencia en ella a la hora de construir y desarrollar a los personajes. Pero sobre todo en el estilo narrativo que utiliza para su argumento. La similitud con una serie televisiva es innegable. Su influencia de géneros como el western y el noir también lo es, pero eso sería ponerle etiquetas y limitaciones a algo que realmente no lo necesita. Scalped es una amalgama de géneros y estilo unidos en uno solo de forma muy orgánica. Todo está perfectamente situado en su sitio, dedicándole el tiempo justo a cada concepto, de forma que tengamos una evolución constante de diversas tramas en paralelo. Para mí la mejor definición es una teleserie en viñetas, que solo podía ser publicada en una línea con la libertad creativa que permitía (o permite) el sello de Vertigo. Una gran serie, una lectura imprescindible. Y lo realmente interesante es que esto no ha hecho más que empezar.