He leído Batman/Edgar Allan Poe: Nunca más.
Se trata de una miniserie de cinco números, enmarcada en la línea Otros Mundos, que nos sitúa en un escenario con ecos de la Inglaterra victoriana, a pesar de que utiliza como escenario la ciudad de Baltimore en 1831. La historia narra como una serie de cruentos asesinatos llama la atención de un joven Edgar Allan Poe, aprendiz de periodista en el The Baltimore Sun, que comienza una investigación que le lleva a introducirse en el club Gotham, una institución selecta de caballeros, cuyos miembros parece ser el objetivo del asesino. Durante la investigación, el joven escritor conocerá a un misterioso enmascarado con el que acaba formando equipo para destapar el misterio que rodea a los asesinatos.
Len Wein escribe la miniserie basando su idea en una cuestión tan sencilla como interesante. ¿Qué pasaría si el famoso escritor considerado el inventor de las historias detectivescas hubiese sido instruido por el mejor detective del mundo, Batman? Esto nos lleva un relato en el que se produce un interesante team-up plagado de guiños a la obra de Poe, perfectamente combinados con elementos propios del cosmos de Batman en una historia que rezuma suspense y terror, al más puro estilo de los poemas y relatos del escritor. Además, Wein utiliza un prosa propia de la literatura clásica, que encaja muy bien con el tono que imprime a su argumento, propiciando una lectura amena e interesante.
Aunque debo reconocer que a mí me ha gustado mucho y me ha parecido una buena historia bien desarrollada, que juega perfectamente con el tipo de cómic referencial que uno se espera, no deja de tener una resolución en la trama algo previsible, si se conoce medianamente a los personajes que intervienen en la miniserie. Las alusiones a la propia obra de Poe también trazan una hoja de ruta que fácilmente nos llevan a predecir quién es el asesino o cuales son sus motivaciones. No obstante, esto no es óbice para que la lectura sea tremendamente interesante, así como la presentación de un concepto que aúna dos personajes que encajan muy bien dentro de la historia.
En el apartado gráfico tenemos a Guy Davis, cuyo resultado es un trabajo muy sólido en el que predomina su influencia del cómic europeo. Su narrativa ayuda a meter a lector en situación dentro de un escenario en algunas ocasiones oscuro y opresivo, sabiendo transmitir esa atmósfera de terror y suspense deseado. Desde el diseño de los personajes hasta la narrativa del artista conforman una perfecta sincronía con el argumento trazado por Wein, dando como resultado una obra redonda teniendo en cuenta su intencionalidad, para disfrute de los amantes del género, del autor y del propio Batman. A esto hay que sumarle las magníficas portadas de Bernie Wrightson, un autor proclive en la temática de terror y cuyo trabajo encaja en esta miniserie como un guante. Sin duda alguna, esta obra nos ofrece alianza peculiar que es significativa de esta línea editorial y que se me antoja irrepetible.