He leído
Coleccionable La Espada Salvaje de Conan Nº 2.
Retomo la lectura de la colección tras mi
anterior comentario.
Después de la etapa de Savage Tales, lo que podríamos definir como un prólogo y la forma en la que Marvel tomó el pulso al mercado para ver como recogía una revista dedicada en exclusiva a las creaciones de Howard, dando mayor protagonismo a cierto cimmerio, tenemos el segundo volumen de la colección que recopila las cinco primeras historias de Conan publicadas en The Savage Sword of Conan #1-4, donde Roy Thomas se aferra con fuerza a los conceptos del escritor tejano en diferentes adaptaciones de sus relatos, o de aquellos autores que siguieron su senda.
Tras la experiencia lectora según la cronología de su publicación, la primera sensación que se apodera de mí es que “La maldición del no-muerto” no es precisamente el relato con el que yo abriría una colección. De hecho, la idea inicial no era esa, como bien explicó nuestro amigo
Taneleer Tivan en un
histórico mensaje que recomiendo leer a todos justo después de la segunda historia. A pesar de todo, el relato en sí mismo no está nada mal. De hecho, tiene muchos puntos interesantes que nos llevan a profundizar en ese tipo de héroe tan especial que es Conan. Tal y como explicaba en la anterior reseña, el cimmerio está en las antípodas del arquetipo de héroe dentro del género. Sus motivaciones están ligadas a un código de honor que le hacen sentirse culpable de la reanimación de un hechicero que podría causar el caos en el mundo, pero una vez solucionado el tema, si alguien lo vuelve a revivir ya es su problema, él puede seguir su camino. El mismo patrón se repite con Red Sonja, una de las mujeres más importantes en la vida de Conan, que no solo lucha a su lado como un igual, sino que incluso le salva la vida. Si bien es cierto que las damiselas en apuros también harán acto de presencia en la vida de Conan, siempre tendrán un componente añadido. Esto es algo que podemos apreciar en la propia Berthilda, que está lejos de ser un alma cándida, más bien es una mujer codiciosa que llegado el momento será capaz de sacrificar su vida por obtener un objeto poderoso. Quizá el relato queda lastrado mínimamente por la inclusión de ciertos tópicos que, aunque son funcionales, dotan a la trama de una sensación de que se ha leído algo similar antes. Además, la pareja formada por John Buscema y Pablo Marcos está genial, pero un peldaño por debajo de lo que veremos en este mismo tomos en números posteriores. Posiblemente también influye que esta sea una de esas historias que se reeditaron en color, por lo que se le “borraron” ciertos aspectos del entintado y en esta edición parece que utilizaran una versión sin colorear de esa segunda impresión. Todo ello, sin desmerecer la calidad y la simplicidad de este relato, me hacen pensar que el arranque de la colección pierde fuerza tras el espectacular trabajo de Thomas y Smith en Savage Tales.
No obstante, la segunda historia de este volumen es una auténtica maravilla desde su primera página. Taneleer explica mejor de lo que podré hacerlo en la vida, como una imagen vale más que mil palabras. El relato es sensacional de principio a fin. Además, la división de las secuencias crea un ambiente perfecto para que fructifique el misterio sobre la figura de Natohk, enlazando con esa escena inicial que a mí me recuerda a un estilo cinematográfico de una gran producción. Es uno de esos relatos que justo tras acabar la lectura quieres volver a leerlo para repetir la experiencia. El dibujo es soberbio. El tándem Buscema/Alcalá está destinado a realizar grandes historias, retratando al cimmerio de forma espectacular, convirtiéndose en la imagen icónica del personaje. El barroco rafaelista de Barry Windsor-Smith da paso al realismo del renacimiento propio del mismo Miguel Ángel gracias a dos virtuosos de la ilustración. Hay una imagen que es perfecta para entender a lo que me refiero. Se trata la primera página del segundo capítulo, donde se presenta Yasmela.
A lo largo del relato podremos apreciar como la posición de los pies y las manos son capaces de expresar tanto o más que los gestos faciales. Además, gracias a la combinación de la prosa de Thomas, que toma prestado de Howard todo lo que cree necesario, y el magnifico dibujo, tenemos toda la épica y la creación del tejano cobra vida con la misma fuerza que en el original. También habría que resaltar que estamos ante uno de los momentos más interesantes de la vida del cimmerio que se convierte en general de un inmenso ejército. La astucia y la estrategia serán vitales en esta faceta de su compleja vida profesional llena de intrigas y aventuras. La evolución del personaje es muy clara, cambiando radicalmente su forma de afrontar una batalla cuando miles de hombres depende de él. Muestra una lealtad incorruptible, algo que no le será correspondido cuando llegue el momento de la verdad, debido a su sangre plebeya. La lucha de clases es un tema recurrente en la obra de Howard y es uno de los mensajes que subyace en los relatos de Conan. Una vez más, los hombres y mujeres supuestamente educados y civilizados demuestran que posiblemente el bárbaro sin educación tenga mejores valores que ellos, sobre todo mucho más incorruptibles.
Y por último, el elemento que no puede faltar en una buena historia de Conan, la sensualidad y el erotismo. Mientras Red Sonja se resiste una y otra vez en una especie de misandria autoimpuesta, que solo aquel que la venza con la espada podrá poseerla, Yasmela es todo lo contrario, siendo incapaz de dejarse seducir por el vanoril cimmerio. Al igual que ocurre con su sirvienta. Sin embargo, ambas demostrarán en la siguiente historia ser capaces de mostrar un lado oscuro en el que se pierde la candidez y se convierten en manipuladoras que utilizan el sexo como su principal arma. Mujeres guerreras que pelean en campos de batalla con almohadones de plumas y sábanas de satén, pero que al fin y al cabo siguen siendo unas manipuladoras, muy lejos de la figura de la mujer estereotipada de la revista pulp de los años treinta y más cerca de la femme fatale de los años cuarenta en la que comienza un poco la revolución de la mujer en el terreno de la ficción.
“En la montaña del dios luna” Pablo Marcos y John Buscema ilustran la secuela del Coloso Negro, de manera espectacular. Se nota como ambos autores comienzan a disfrutar de su trabajo llegando a límites cercanos al fotorrealismo. Las tres primeras páginas del relato sin apenas diálogos es una auténtica delicia para los sentidos. Después siguen a un alto nivel, pero hay momentos concretos que son verdaderamente sublimes. A su vez, el guión es muy bueno y nos introduce en la compleja guerra de reinos que domina la zona, añadiendo elementos fantásticos que tienen una base real. Quizá el tema que más destaca en este relato es la política y la forma en la que la civilización es capaz de realizar auténticas atrocidades por obtener cuanto más poder mejor. Desde la conquista de reinos hasta el corazón de un cimmerio, a lo largo de toda la historia la traición sobrevuela por los personajes de la trama ejemplificando las consecuencias que tiene la ambición desmedida del ser humano. Era muy complicado estar a la altura del Coloso Negro, para que negarlo, pero la calidad de la revista se va mostrando cada vez más sólida, sobre todo en un aspecto que en esta edición perdemos como son los artículos y los complementos. Ojalá algún día se recopilen en otros tomos temáticos por personajes. Por soñar que no quede…
A continuación, tenemos un relato que adapta una historia de Björn Nyberg, un escritor sueco que, como muchos otros, quedó fascinado por el legado de Howard y quiso contribuir a su continuidad. La otra novedad es que tenemos a Tony DeZúñiga en solitario, plasmando la belleza del rostro humano con cierta reminiscencia al cine clásico. No cabe la menor duda que esta colección gráficamente es una gozada. La flexibilidad del formato permite mostrar habilidades creativas y narrativas sin demasiadas limitaciones ya sea por connotaciones sexuales o violentas, que nunca suelen estar introducidas de forma gratuita, sino formando una parte activa del argumento, añadiendo cierta tridimensionalidad a los personajes y a la historia, a pesar de suceder en un entorno ficticio. “Demonios en la cumbre” es una historia de civilizaciones perdidas en la que se combina el terror con la fantasía heroica de manera muy acertada. Además, explota muy bien las herramientas propias del relato corto, dosificando la información hasta el final para mantener al lector en vilo a cada paso de la trama.
Y, finalmente, tenemos una historia que a mí personalmente me gusta mucho y que si consigues quedar absorto en la lectura obtienes una experiencia de agobio constante. Thomas traslada perfectamente el concepto de terror que destila el tejano en este relato. La narrativa es perfecta, de manera que desde el momento de la persecución de Olivia hasta que salen de la isla, la transmisión de tensión es constante. Posiblemente la manera en la que se relatan los momentos oníricos de la joven ayude mucho, pero a cada paso de la historia nos sentimos mucho más seguro al lado de Conan. Y atento al cimmerio cuando conoce la historia de Olivia: “Y luego el bárbaro soy yo”. Una forma clara y directa que explica lo que vengo diciendo en esta reseña y la anterior.
Hay dos aspectos que me parece especialmente destacables, el primero de ellos es utilizar la ensoñación de Olivia para contra una historia secundaria que debe interpretar el propio lector. El segundo es que tenemos el momento exacto en el que Conan reanuda su vida como pirata del mar de Vilayet. Una etapa fascinante en la que el personaje combina sus capacidades estrategias con el mundo marino, además de reforzar el tema de la crítica social contra lo preestablecido, que al fin y al cabo es lo que representa la figura del pirata, más allá del retrato de forajido violento que denota lo poco que han entendido el concepto aquellos que lo simplifican así. Pero eso, supongo, será una historia para otro día.
Aunque tengo que reconocer que a mí esta edición me está gustando, no puedo dejar de resaltar algunos de sus aspectos más negativos. Si bien es cierto que Planeta no es totalmente responsable de la calidad de reproducción de los materiales, aunque en otros tiempos se hubiesen escaneado si hubiese hecho falta de ediciones españolas, pero algunos detalles de la traducción son realmente chocantes. Puedo dejar pasar por alto que se use la expresión "irnos al carajo", incluso hago la vista gorda cuando hablan de "desplomarse muerto bajo nuestros culos", pero me da algo cuando veo a un personaje decir: "Para gusto los colores". No tiene sentido utilizar lecho, meretriz y un vocabulario similar en un bocadillo y en el siguiente soltar este tipo de expresiones más propias del siglo XXI que de la Edad Hiboria. Yo no suelo ser especialmente delicado con estas cuestiones, ya que si alguien quiere algo que no sea una adaptación debe leer el original, lo demás son meras adaptaciones, mejor o peor realizadas pero es la realidad cuando se trasladan palabra de un idioma a otro, algo se pierde. Lo importante es mantenerse fiel al original, pero el traductor de Planeta está especialmente creativo, a pesar de que se le presupone un profesional con bastantes años ejerciendo su labor. Sencillamente, se escapa a mi entendimiento, la verdad. Sea como sea, en este país, parecen estar empeñados en maltratar un material tan bueno como este, que después de tantos años nunca van a publicar en condiciones, si no es por una cosa es por otra. No nos queda más remedio que seguir sufriendo, desgraciadamente.