Para mí no es un problema del contenido que se muestra si no del acceso a edades indebidas o no guiadas, lo mismo ocurre con videojuegos o móviles.
Las influencias están en cualquier ámbito y lo fácil es eludir la responsabilidad en la educación de los niños para cargar las culpas a los medios, la escuela o el vecino.
A mí sinceramente me preocupa entre 0 y nada que mi hijo acceda a leer a Lobezno fumando o a Pym ostiando a Janet, porque conozco los contenidos y ya me preocuparé de que no normalice lo que se pueda encontrar y si la industria del cómic avanza hacia algo que no considere adecuado pues no tendrá acceso hasta que se lo pueda comprar él.
Sobra puritanismo y falta sentido común.
Pero no es lo mismo, Angelus. Con cualquier otra cosa te diría ok, pero es que el tabaco no va por ahí.
Street Figther no cobra por cada hostia que alguien da en la calle. Mortal Kombat no alquilaba los Fatality. La intención de Shooter no era que mañana todos los maridos hostiaran a sus mujeres. Ni Claremont que trincharas al vecino.
La industria del tabaco en cambio SÍ. Sí vendía algo, sí montó un negocio lucrativo, sí introdujo mensajes subliminales y muchos más superliminales. Y se han estereotipado tanto que se han convertido en cultura popular, que era la idea.
El tabaco en el cine y los medios de entretenimiento no es arte, es marketing. Puro y duro. Defender nada de ese negocio, aunque sea una rémora hoy día, por muy tangencial que sea, no es en favor de ningún arte, eso te lo digo ya. Es defender mercado y capitalismo salvaje a costa de todo.
Y a mí claro que me gusta ver cosas en las que se fuma o entiendo que se fume. Y veo Los Soprano o The Wire, y las hubiera hecho igual. Pero no estamos hablando de eso. Estamos hablando de una campaña mediática que es más vieja que nadie de aquí, y a la que se ha tardado mucho en poner cierto (solo cierto) freno, porque era indecente (el uso de los medios) y estaba mal.
Yo al menos lo entiendo así, y el problema que subyace, va más allá de cualquier nimiedad. No se trata en esos niveles ni de los padres ni de los hijos, sino que a nivel global, institucional, hubo durante décadas un grave problema de manipulación de masas.