Y sobre el por qué se ha sido especialmente duro con el tabaco (más que con el alcohol o similares), la respuesta es sencilla:
Porque ha sido la industria que más daño ha hecho, que más muertes ha causado, y que más se ha aprovechado de la normalización.
Es que de verdad parece que
A) Seamos de realidades paralelas
B) Aquí falte mucho conocimiento de causa
Históricamente se han hecho campañas que han estudiado la forma de vender tabaco a niños legalmente y estudios de mercado para enganchar a nuevas generaciones al tabaco durante la adolescencia. Se ha puesto a doctores fumando (actores diciendo ser doctores) y han pagado a médicos por decir que el tabaco era saludable, que no tenía ningún perjuicio, que aclaraba la garganta, mejoraba el habla, o tenía efectos relajantes o terapéuticos (que no el mono de la adicción, claro). Se ha silenciado y tratado de hundir a las organizaciones de la salud que trataron de luchar y cerrarles el chiringuito durante los 60 (en los 50 directamente eran locos "cómo va a matar el tabaco, ande, ande"), tratando de ridiculizar los estudios y los efectos nocivos del mismo (un rollo a las tontadas que hacemos aquí).
Vamos, que cuando se habla del hombre del saco come-bebés, pocos más claros se me ocurren que la industria del tabaco.
Por otro lado, sobrevaloráis los efectos que ese tipo de publicidad o censura pueda ejercer en la mente de un chaval. La gran mayoría de los que empiezan con el tabaco lo hacen sabiendo perfectamente que es nocivo, no digamos ya esos binges de alcoholazo de garrafón de antología que se procuran gran parte de adolescentes. Evidentemente, lo hacen porque están en una edad en que tratan de autoafirmarse llevando la contraria a la autoridad. Lo hemos hecho todos en mayor o menor medida, con unas cosas o con otras.
Y tú, amigo, la infravaloras.
Enfrentar consejos de salud dando el coñazo de un tío con bata arrojando datos y estadísticas contra el efecto guay de ver a un guaperas con el piti llevándose a la chica en tu peli favorita es una batalla perdida de antemano, y tú lo sabes. Pero vamos, del todo.
Por eso es tan importante cortar la exposición de raíz y no perpetuar esos mitos.