He leído
"Los Estados divididos de Histeria" de Howard Chaykin.
Y la verdad, no me ha defraudado. Tampoco es que me haya parecido una obra maestra, pero se agradece la patada en el culo que le mete
Chaykin a la sociedad americana, y, por ende, a la nuestra. Supongo que habrá multitud de tebeos que tratan este tema con mayor o menor acierto, pero en el rango de comics que leo, es un rara avis, y me ha sorprendido gratamente.
En resumidas cuentas, estos
"Estados Unidos Divididos de América Histeria" no deja de ser una historia con todos los tropos de espionaje y pelis de la CIA habidas y por haber. Un agente de inteligencia la caga en un ataque terrorista, y para redimirse forma un grupo de lo más inusual para cazar a los autores dela tentado. Estos grupos suelen estar formados por el informático, la tía buenorra, el cachas… Bueno, lo de siempre, salvo que, en este comic, el grupete está formado por un francotirador negro obsesionado con matar a blancos, una puta transexual, un asesino de la mafia y un timador judío con el toc de asesinar a las víctimas de sus chanchullos por ser tan tontos de dejasrse engañar.
A partir de ahí comienzan las pesquisas, averiguaciones y toda la mandanga, aderezado todo ello con cristianos devotos, supremacía blanca, nazis, antisemitismo y todo lo que se te ocurra.
La lectura, aunque en un principio pueda resultar difícil, no lo es en absoluto. Esto no es para todo el mundo, eso está claro, pero sí que aconsejaría a los que se metan en la obra, que no se dejen intimidar por lo que parece una lectura densa y enrevesada porque no lo es. En serio.
Chaykin utiliza cuadros de texto explicando la situación - y soltando su discurso – y bocadillos de diálogo donde vamos conociendo a los personajes. Con todo, sí que he notado algunas partes que son narradas de un modo extraño, como cambiar de escenario en la misma página en vez de hacerlo en la siguiente plancha o en la forma de poner los bocadillos, aunque me perece todo bastante intencionado, lo mismo que el tipo de dibujo utilizado, que también ayuda a esa sensación de caos y desorden.
Chaykin se esfuerza en hacerlo denso y comprimido con un estilo hiperrealista y que con mucha frecuencia “ensucia” con los detalles que va colocando el rotulista
Ken Bruzenak, como rayas y colores “resonantes” y otros efectos sonoros con los que va rellenando las viñetas. En las escenas de lucha, por ejemplo, los fondos están bañados en onopatopeyas de disparos, ¡incluso direccionales! Cuando los disparos son hacia arriba – para derribar aviones o drones, por ejemplo – la onomatopeya es vertical. También siembra ruido con textos ininteligibles de radio o de los típicos textos de apoyo de los informativos de tv. Yo que sé, textos en ruso, árabe o mandarín aparecen por todas partes.
Es como si quisiera demostrar que la saturación de información produce desinformación. Podría ser.
También mola, dentro de estos efectos cuando las balas hieren o matan, que la onomatopeya cambia de un amarillo a un rojizo sangriento tras atravesar, por ejemplo, los sesos del desgraciado de turno.
Pasando a la controversia que generó el comic en los USA, lo más conflictivo fue lo de portada del #4 que fue censurada y retirada del mercado a los pocos días de su salida. Así se defiende
Howard Chaykin antes incluso de que leamos el prólogo de la obra:
"El deber de un artista es mostrar la realidad tal y como la ve, por muy desagradable que ésta sea. Su deber es ofender si es necesario. Nunca se callará para no ofender a mentes débiles incapaces de afrontar la dura realidad. Esa es la clase de gente que piensa que una portada hecha para estremecer al lector es en realidad una apología de la extrema derecha"La portada en cuestión es la de un inmigrante ahorcado, al que le han puesto una pegatina racista, "paki", y le han mutilado salvajemente los genitales. Luego Don Cameron hizo otra portada, que es una patada en toda la boca a todos esos del "Yo estoy a favor de la libertad artística, pero..." en la que se veía una destructora de papel y documentos triturando la portada censurada. Al final salió con la portada que estaba destinada para el #6 con el águila americana comandando un escuadrón de cazas estadounidenses.
La imaginación de
Chaykin para provocar es inagotable.
No se corta a la hora de hablar de las pollas que se comió la presidenta de los USA en su carrera hacia La Casa Blanca, ni a lanzarnos a la cara mujeres terroristas que se implantan bombas en el útero a modo de embarazo, o detalles más sutiles como ese traje de etiqueta que luce
Graham Mulwray con un estampado de pequeñas esvásticas que adornan toda la tela, o ese inmigrante con su gorra "TRUMPiana" que dice "Make America Great Again" al que se le deniega la entrada al intentar pasar la frontera. Sólo dos viñetas más adelante, otro sudamericano será admitido sin problemas en la zona Vip del aeropuerto de Miami. "Money rules" se dice ¿no?
Incluso la pobre
Pansy , reventada y exhausta después de follar, sin fuerzas siquiera ni para cerrar las piernas, mientras el macho alfa
Leo Nichols habla con tranquilidad por teléfono con la polla aún morcillona.
Luego nos va dejando frasecitas para el recuerdo, un “Vine por la jodienda, me quedé por el sida” o “un columnista sensacionalista insistió en que no éramos pibas con pollas, sino chicos con tetas” o un contundente “American First, ¿pero la de quién?”.
Sobre la edición,
Dolmen ha hecho un tomo en tapa dura muy digno y un tamaño un pelín más grande que el típico comic book USA, el mismo de por ejemplo Criminal o Kill or be killed, para ponernos en contexto. El papel es satinado, con un grosor adecuado y la obra va precedida de un prólogo de José J. Rodríguez que recomiendo no saltarse. Es muy bueno. Por otro lado, hay varias faltas de ortografía, así como el uso de la palabra “teletón” refiriéndose a “tele maratón” que aunque correcta, a mi me ha descolocado un poco. Cada número va precedido de la portada original, así como de su boceto, y al final del libro nos vienen unos extras muy jugosos y que considero imprescindibles, cómo producción y diseño de los efectos visuales de las viñetas o esa explicación de la portada censurada, que por supuesto se incluye junto a otras variant covers, como por ejemplo la que se hizo para el día del orgullo LGBT.
Por último, en la última página de los extras, encontramos a un
Chaykin inspirado haciendo un epílogo brutal, hablando del
Franquismo y lo que pare él supuso - "La peculiar supervivencia de una ética fascista en un mundo que, yo estaba convencido, había vencido y derrotado al fascismo"-, para luego arremeter contra Trump y sus políticas de regreso al nacionalismo, finalizando con un nuevo ataque contra Trump y su política de supremacía blanca y autoritarismo, demostrando que de no haber sido tan bueno con el dibujo, podría haberse ganado la vida como adivino. No hay más que recordar el asalto al Capitolio en enero
"Escribí y dibujé 'Los Estados divididos de Histeria' suponiendo que
Hillary Clinton ganaría la presidencia, y que
Donald Trump empujaría a sus partidarios a la violencia y la agitación social."