He leído La tumba de Batman Nº 1-12.
En líneas generales, y leída de un tirón, me ha gustado bastante esta maxiserie escrita por Warren Ellis y dibujada por Bryan Hitch. En la actualidad tenemos la magnífica recuperación de Las aventuras de Batman, una lectura obligada para cualquier amante del personaje, la serie regular que parece un constante quiero y no puedo, y después hemos tenido durante un año esta obra que yo creo que se encuentra a medio camino. Ellis realiza un trabajo bastante sólido e interesante, pero sobre todo muy entretenido que traslada a las viñetas algunos aspectos cinematográficos del personaje, pero también su esencia más pura. De ese modo, basa su historia en una de las facetas más importantes del murciélago que no es otra que sus dotes de investigación y su forma de abordar el misterio de algunos asesinatos que se van sucediendo, mostrando como el protagonista se mete en la piel del asesino para descubrir sus motivaciones y desvelar como se han sucedido los hecho. Si bien es cierto es un modo bastante cinematográfico de afrontar la narrativa, también nos ayuda a conectar con la psicología del propio Batman, una parte bastante importante para entenderlo y para poner cierto énfasis en como el hecho más traumático de su vida no solo lo convirtió en justiciero, sino que también lo convirtió en alguien perturbado y obsesionado con el crimen. Esto, además, conecta con la trama que va elaborando Ellis para presentarnos al villano de la historia, que se va perfilando como una especie de versión oscura y contradictoria del propio Batman. Un encuentro contra una némesis que lucha por lo contrario que Batman y que, a su vez, nos lleva al título de la propia obra, ya que para Ellis, esta es la confrontación "definitiva" del héroe y que de algún modo lo llevaría a la tumba.
En mi opinión, Ellis trata muchos puntos interesantes en esta historia, sobre todo en ese análisis psicológico del personaje y su metodología para luchar contra el crimen. Es curioso, porque Tom King intentó algo muy similar durante su etapa, pero no consiguió ni una mínima parte de lo que aquí muestra Ellis, de forma mucho mejor estructurada y con una narrativa ágil y dinámica. Sin necesidad de grandes y elocuentes textos de apoyo, el guionista va construyendo una elaborada trama a través de un caso de asesinato que se va revelando como algo más complejo, encerrando una conspiración contra el cuerpo de policía de Gotham y el sistema legal establecido. Una lucha contra la justicia, que significa a su vez un enfrentamiento contra todo lo que defiende Batman, pese a que veremos que en la propia policía hay corrupción o actos pocos éticos que nada tienen que ver con aquello que defiende le protagonista, siempre defendiendo que no se empleen armas mortales y que la muerte no sea una herramienta de la justicia. Esta confrontación ética está muy presente en la historia, y sirve como trasfondo a algunos de los mensajes que envía Ellis, desde la perspectiva habitual de Batman, que quizá se aleja de la propia realidad, pero que entra de lleno en la utopía heroica que el personaje defiende desde sus inicios, más o menos. Como digo, todo ello narrado de forma muy orgánica, alterando la investigación propia de un detective con la acción pura y desbordante de un cómic de superhéroes, aprovechando los ilimitados recursos que ofrece un tebeo que no tiene nada que envidiar a una superproducción de Hollywood.
Quizá el aspecto más interesante de esta obra es el acercamiento humano a los protagonistas. Primero habría que destacar al propio Batman, al que veremos como a pesar de su fachada de tipo duro el caso le afecta a ciertos niveles emocionales, pero sobre todo a un nivel físico. Ellis parece querer remarcar que Batman no es Superman, que su falta de sueño y las constantes heridas en su cuerpo hacen mella en él, incluso comete errores por ello. A pesar de que tenemos una obra enmarcada en el género superheroico, me ha transmitido cierta sensación de realidad, algo que no suele ser muy habitual en los tiempos que corren. Después tenemos a Jim Gordon, un comisario con los pies en la tierra, conocedor que en su propia comisaría no es todo trigo limpio, y que para mantener la ciudad en cierto orden hay que hacer concesiones. No solo en la inusual y poco respetable colaboración con Batman como apoyo, sino también cuando se enfrentan a alguien decidido a matar a policías, aportando una vez más esa pátina de realidad de la que hablaba anteriormente. Por último, y no menos importante, tenemos a Alfred, la pieza clave para mantener a Bruce unido a la realidad. El único capaz de decir lo que piensa con total libertad ejerciendo de figura paterna, de compañero de pesquisas y de ayudante de cámara. Uno de los grandes personajes del mundo del cómic al que Ellis borda en sus continuos diálogos, los cuales ofrecen la mordacidad necesaria, así como la pizca de ironía y, por qué no, de humor negro, justas para darnos a entender que ha sabido muy bien meterse en la piel del mayordomo. Aunque a mí la historia me ha parecido buena, de interesante y amena lectura, sin duda el punto fuerte son los diálogos, en los que Ellis demuestra que entiende muy bien a los personajes y que es capaz de dotarlos de una personalidad pronunciada que los diferencie. Es en ese elemento concreto donde a mí me ha parecido particularmente brillante el trabajo de Ellis, utilizando una herramienta en su momento justo y en la cantidad adecuada a los tiempos que corren en la narrativa de un cómic. Es aquí donde, en mi opinión, se deja ver la calidad de un guionista, sobre todo cuando está tan acertado como lo está aquí Ellis.
Finalmente, hablar un poco de la parte gráfica a cargo de Hitch, que realiza un trabajo en los parámetros habituales a los que nos tiene acostumbrados. Yo no soy un particular defensor de su estilo, aunque admito que si le dejan trabajar a su ritmo suele obtener mejores resultados que bajo cierta presión. Aquí está bastante bien, encajando con el tono que imprime Ellis a la historia, y creo que hacen un buen tándem creativo. Hitch busca en su representación de Batman al héroe moderno, apoyado de mucha tecnología, y en definitiva a una representación muy próxima al o que se puede ver de él en la gran pantalla. En cierta forma, lo veo razonable, teniendo en cuenta que se intenta dar cierta dosis de realidad a una historia de ficción. El dibujante cumple bastante bien con su parte, mostrando una narrativa ágil y espectacular cuando el guion lo requiere, y más dramática en otras escenas de diálogos en el desarrollo de la trama. A mí, en líneas generales, me parece un buen trabajo de ambos, que si bien es cierto que no pasará a la historia como una obra que invente nada, ni que tenga un objetivo pretencioso, cumple perfectamente con la premisa de entretener, contar una historia interesante y mantenerse fiel a la esencia de los personajes. Con esto yo creo que es más que suficiente para ofrecer una buena aventura de Batman, siguiendo ciertos códigos estereotipados, y ésta para mí lo es. Quizá la escena final es algo dramática, pero conecta bien con las viñetas iniciales, cerrando un círculo que puede crear cierta controversia, pero que también es una apuesta atrevida. En definitiva, una lectura recomendable para los amantes de Batman, con unos autores que han estado a la altura de su nombre y que nos brindan una obra que ha merecido la pena leer, que no es poco hoy en día.