Día 124: The X-Men #60. Septiembre de 1969
Banda sonora: en esta historia hay amores imposibles, como el que profesa el Dr. Lykos por Tanya. Pondremos "Cinammon Girl" de Neil Young with Crazy Horse para ambientar las tribulaciones del villano del mes.
https://www.youtube.com/watch?v=jREf47BPe5w
Créditos: Roy Thomas (guion; Neal Adams (dibujo); Tom Palmer (tinta); ¿? (color); Sam Rosen (rotulación).
Portada de Neal Adams y Sam Rosen.
En episodios anteriores: los héroes habían derrotado al nefario Larry Trask y sus centinelas. Pero no sin pagar un precio muy alto: Kaos está gravemente herido y es llevado a al consulta de un médico amigo de Xavier: el Dr. Karl Lykos. Sin embargo, el doctor no es lo que parece.
Mediante censurables métodos, extrae energía vital a sus pacientes. La Patrulla-X llega a la consulta de Lykos desde la base de Trask, y este les pide, de forma muy sospechosa, que se vayan, dejándole a sus cuidados a Alex Summers, ya que sus tratamientos son confidenciales.
Poco antes de partir, el juez Chalmers explica a Cíclope que Larry Trask, tras saber que es mutante, ha quedado en estado de shock. Para evitar que se vuelva esquizofrénico (sic), Chalmers vuelve a colocar el medallón del cuello de Trask, lo que le hará olvidar su condición.
Esta parte de la historia, en realidad, constituye un epílogo del tebeo anterior, que permite "guardar en el cajón" a Larry Trask hasta nuevo aviso. De la misma manera, Cíclope es informado de que el resto de mutantes capturados, incluso los malvados, serán liberados por Chalmers.
Y con ello volvemos a la trama principal. Cíclope acepta a regañadientes dejar a Alex con Lykos, y aprovecha para irse con Jean en un coche que les presta Warren. No se les ocurre otro lugar al que ir que la Mansión-X. Sin embargo, al llegar, Cíclope es recibido con un ataque
¡Falsa alarma! En realidad, era el resto de la Patrulla-X que estaba entrenando en la sala de peligro. Cíclope se une al equipo mientras nuestras picaruelas damas, Lorna y Jean, hacen travesuras con sus poderes para fastidiar a sus compañeros.
Pero ¿Qué está pasando en la siniestra clínica del Dr. Lykos? Pues que el doctor le dice a su enfermera que se vaya a casa, para estar a solas con Alex Summers. Normalmente roba energía vital a pacientes ordinarios, pero ahora, al fin tiene un mutante cuyos poderes absorber.
Por qué absorbe Lykos energía de sus víctimas? La respuesta llega en forma de flashbacks, que nos cuentan la aventura de una expedición a la Tierra del Fuego financiada por el jefe del padre de Lykos, el Señor Anderssen. La hija de Anderssen, Tanya, se extravió en una cueva, y quiso el destino que fuera encontrado por el mismo Karl Lykos, entonces muy joven. Por sorprendente que parezca, Tanya está rodeada de pteranodones, que Lykos logra combatir, pero no sin que sea herido varias veces.
Con Tanya a salvo, el joven Lykos cae enfermo de sus heridas. Aunque se recupera, gracias a los cuidados de Anderssen -quien resulta ser médico- Lykos se ve impulsado a drenar energía de seres vivos. Cuando lo hace, se siente mejor. No cabe duda de que su mal está relacionado con el ataque de las extrañas fieras que encontró en la cueva.
Una vez fallece el padre de Lykos, el señor Anderssen muestra su gratitud al joven Karl por haber salvado a su hija Tanya, acogiéndolo en su casa. Pero el amor se abre paso, y Karl se fija en Tanya. Esto no le gusta nada a Anderssen
Al ser Lykos un chaval sin posibles, Anderssen no está dispuesto a entregarle el corazón de su hija, por lo que lo echa hasta que vuelva rico. Con ese propósito en mente, Lykos emprende una carrera de investigación en medicina, pero su ansia de absorber energía aumenta. Y ahora tiene a Kaos, un mutante, para sacarle hasta la última gota de energía. Sin embargo, esta llega a ser tan potente que el Dr. Lykos acaba transformado en la criatura de sus pesadillas: un pteranodon. Como buen fan de Tolkien, decide ponerse Sauron como nombre de villano.
Entretanto, en la Mansión-X, la TV informa a nuestros héroes del avistamiento de un ladrón con alas, y las sospechas de que se trate de un mutante. Esto es más de lo que puede soportar Warren quien, enfundándose su uniforme de Ángel Vengador, sale a buscar al pajarraco.
Y vaya si lo encuentra. Pero no es lo que esperaba. Ángel se ve cara a cara con... ¡Sauron! Y al mirarle a los ojos, no puede resistir el poder que emana de ellos. Así es como queda el final del capítulo, impulsándonos a seguir leyendo
Breve valoración del tebeo: se trata en realidad de una historia introductoria. Una de esas oportunidades para disfrutar de una relativa calma, viendo a la Patrulla-X entrenar o discutir qué van a hacer en el futuro ante la oleada de odio y miedo que se extiende por el mundo. Gran parte del tebeo sirve en realidad como presentación de Karl Lykos, sus motivaciones y su maldición.
Hay otra cosa completamente distinta que me gustaría decir, y es sobre caer en la cuenta de lo poco que ha durado el plan de Arnold Drake de separar a los mutantes. Desde que eso sucedió, no llegaron a realizar ni una misión para Fred Duncan, que se suponía que era la idea. La Patrulla-X, tras tan solo dos episodios separada, se volvió a reunir para afrontar la amenaza del Faraón Viviente, y aquí la vemos directamente volviendo a la Escuela. Se supone que la Escuela había quedado abandonada, pero aquí la vemos otra vez a pleno rendimiento. Estaba claro que el plan de Drake era una mala idea que no funcionó, y que se hizo bien en corregir. Y mañana -espero- ¡más tebeos!