He leído
Conan el Bárbaro Nº 2Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Continuamos con la primera línea argumental escrita por Jason Aaron, en la que cuesta ver un poco cual es la dirección que pretende el guionista con este arranque de la serie. La verdad es que tengo que decir que tengo sensaciones encontradas. Por una parte, se Nota que Aaron se ha documentado y su versión del cimmerio no está nada mal. Por otra parte, su decisión de contar historias autoconclusivas, quedando en suspense el tema de la Bruja Carmesí tras el final del número anterior me tiene un poco despistado. De todas formas, debo admitir que la lectura ha sido más satisfactoria que otra cosa y me parece bastante entretenida. El personaje es reconocible y la historia no está mal del todo, pero creo que le falta un poco de épica. De momento, diría que es un bien a secas, pero creo que Aaron puede hacerlo mucho mejor. Ya veremos que suceden los próximos números y en la segunda mitad de la saga.
Uno de los aspectos más criticables del trabajo de Aaron es su reciclaje argumental en sus últimos trabajos para la Casa de las Ideas. El recurso de incluir dos líneas temporales que se solapen, con un pasado y un presente, incluso un previsible futuro, empieza a ser algo demasiado visto, perdiendo no solo cierta originalidad, sino también transmitiendo la sensación de que todas sus ideas parten de una misma base intercambiando a los protagonistas. Sinceramente, espero que sea algo transitorio, porque si esta va a ser la tónica habitual, pronto tendremos síntomas de agotamiento, aunque por el momento aguante más o menos bien. En el apartado artístico seguimos con Mahmud Asrar, que aunque admito que no me termina de convencer como dibujante de Conan, no lo está haciendo del todo mal. Cuesta un poco adaptarse a su arte, pero cuando te dejas llevar por la historia te acabas acostumbrando. Quizá no sea el artista más adecuado, pero tengo la sensación que se está adaptando mucho mejor de lo que yo esperaba, seguramente influya también el trabajo del colorista, que consigue que los lápices de Asrar funcionen mucho mejor. Sigo echando en falta algo de épica y cierto toque de espectacularidad, pero estamos dentro de unos términos aceptables en mi opinión.
En esta entrega, tenemos dos capítulos del arco argumental, cada uno focalizado en un momento concreto de la vida de Conan. El mejor de todos es sin duda el primero, donde vemos a Conan en su época de explorador en los Reinos Fronterizos durante su lucha contra los pictos. Aaron juega muy bien la baza de la cronología del personaje, y el propio Julián explica algunas de las referencias de relatos clásicos. Es la primera vez en mucho tiempo en la que veo a un guionista intentar encajar una historia con cierto tino y un resultado bastante acertado. Quizá haya a quien le choque un poco la colaboración del cimmerio con los pictos, pero en el fondo me gusta mucho el mensaje de Aaron, que intenta explorar la faceta bárbara de Conan, que siempre ha sido un salvaje en un mundo civilizado, cuyas costumbres ni entiende ni asimila. Los pictos, al fin y al cabo, son de una naturaleza similar a la suya, por lo que la historia da en el clavo en algunos de los aspectos esenciales del personaje, así como el mensaje que representa contra una sociedad que ha olvidado sus raíces. Aunque en un principio me descolocó que no hubiese una continuación directa del número anterior, y no acabo de vislumbrar cual es el objetivo de Aaron con estos relatos de la vida de Conan, tengo que admitir que este capítulo es francamente bueno y me parece que es la dirección adecuada para tratar tanto al personaje como su entorno. Además, incluir las serpientes fantasmas, que no habían sido hasta el momento poco más que una referencia es un punto a favor del guionista.
La segunda historia es mucho más floja, y nos traslada a la juventud del cimmerio, con dieciséis años, en su época de ladrón por las tierras de Nemedia. Aunque debo reconocer que parece que Aaron pretende aquí establecer ese vínculo con la trama central y a venganza a fuego lento de la Bruja Carmesí, dota a los acontecimientos de un componente sobrenatural excesivo. es como si una serie de casualidades y momentos fortuitos se conjurasen para mantener vivo a Conan, llegando en mi opinión a saturarse todo un poco. Veo la intencionalidad, pero no me termina de convencer del todo. Quizá con el desarrollo de la trama en próximos número alcance otra perspectiva esta historia, pero comparada con la anterior es mucho más floja e intrascendente. Ha sido entretenida, pero poco más. De momento, la propuesta de Aaron suscita mi interés, entretiene y parece que comprende el espíritu del personaje, pero no termina de ser un trabajo redondo. Falta un punto más para que veamos la mejor faceta de Aaron, que sabemos que puede llegar a sacarla a flote. Por ahora, el guionista tiene mi voto de confianza, y espero que su trabajo en la serie evolucione un poco más, para que no sea simplemente otro producto de entretenimiento sobre la creación de Howard. Ojalá no me equivoque...
En esta entrega, también tenemos los respectivos capítulos del relato de texto, procedentes de la edición original. Me gusta lo que está haciendo John C. Hocking, aunque creo que este formato bimensual no le favorece demasiado. No sé, leer una historia por capítulos mensuales ya es de por sí complicado, tener doble ración cada dos meses, me parece más complicado aun. La historia no está nada mal y la prosa del escritor es bastante buena, pero este ritmo está haciendo mella en ella. Quizá en una futura recopilación en tomo de esta serie el relato salga ganando, y mucho. Por otra parte, debo decir que el formato de grapa doble a 4 euros de Panini cunde bastante. Al menos en este caso, sale mucho más económico que las grapas simples y hay una buena dosis de lectura. Atravesamos un momento en el que los precios son una autentica locura, algo que parece que no tiene marcha atrás, pero dentro delo malo, estas grapas dobles son de lo menos malo. No voy a aplaudir, pero al menos no me siento estafado, y creo que es un precio más o menos adecuado.