He leído La trilogía de Contrato con Dios.
Se trata de una edición realizada por Norma de las tres primeras novelas gráficas realizadas por Will Eisner, y que de algún modo dieron el pistoletazo de salida a una nueva forma de entender el cómic, más allá de los superhéroes y las aventuras, naciendo una novedosa y arriesgada forma de contar una historia en la que se combinan la literatura y la narrativa gráfica. Hay que admitir, que a pesar de sus 500 páginas, ha sido una lectura muy amena, y pensaba que iba a ser un poco más densa. Si es cierto que ha habido momentos algo duros, pero en general es una obra que se lee con bastante fluidez. No obstante, y aunque a día de hoy están consideradas como grandes obras maestras del cómic, y realmente creo que lo son, también son el reflejo de una época muy concreta. En mi opinión, quizá la primera de las novelas es la que mejor ha aguantado el paso del tiempo. Las otras se leen bien, pero todo lo que cuentan está tan alejado en el tiempo, que sinceramente me cuesta ver a lectores de la generación más actual conectar con ella. No digo que no pueda haberlos, pero mi impresión es que no es una lectura para todo el mundo. A pesar de su importancia y de su innegable calidad, creo que no es una obra tan universal como nos quieren hacer ver en los diferentes prólogos y textos que acompañan la publicación. No sé, lo veo todo un poco desfasado.
La que más me ha gustado de todas ha sido "Contrato con Dios", una historia que además tiene un trasfondo muy personal para Eisner, ya que la realiza poco después de que su hija de 15 años muera de leucemia. El dolor indescifrable de una pérdida así, haría que Eisner guardara silencio, pero que de alguna forma expresase lo que sentía a través de esta obra. La trama gira en torno a Frimme Hersh, un rabino judío que pierde a una hija adoptiva y cuyo dolor le hace recordar a Dios que ha incumplido su contrato. hay muchos aspectos interesantes que aborda Eisner aquí, más allá de culpabilizar a Dios cuando te sucede una desgracia de este calibre, sino que pone en tela de juicio diferentes cuestiones existenciales con las que es muy fácil sentirse identificado. Lo curioso de todo esto es que los parámetros del contrato realmente nunca se revelan al lector, sino que simplemente el protagoniza se esfuerza por realizar acciones buenas durante toda su vida, sobreentendiéndose que eso después tendrá una justa retribución por parte de Dios. No obstante, y quizá esto es lo más interesante de todo, quizá ese contrato con Dios nos hace reflexionar sobre si ese bien que realiza es de forma egoista, en lugar de algo altruista y sin esperar nada a cambio. La verdad es que la obra planeta multitud de cuestiones filosóficas y religiosas de todo tipo, ya que le protagonista decidirá cambiar el rumbo de su vida y convertirse en alguien totalmente opuesto, lo que le lleva a convertirse en una persona muy rica, aunque al final, esa desavenencia con Dios lo deja marcado y como en muchas relaciones, habrá un intento de reconciliación, y un nuevo contrato.
En mi opinión, estamos ante una obra que se sumerge de algún modo en el género negro con un protagonista que toca fondo y que se plantea serias dudas existenciales, Además, se desarrolla en los años treinta y cuarenta, lo que fomenta un ambiente muy propio de este tipo de género, aunque también hay que decir que es una historia muy dramática y deprimente. Aunque hoy día quizá nadie se percate de ello, en muy importante como Eisner utiliza una serie de temas de carácter adulto en un cómic por aquella época. Y menos de este tipo de reflexión tan profunda. Además, está la narrativa, donde el autor cuida todo al mínimo detalle, desde la rotulación, hasta el encuadre, la alternación de textos con Bocadillos o las composiciones de páginas, muy poco habituales en aquellos momentos. Hoy día es complicado que alguien se pueda poner en perspectiva histórica, perol o que hace Eisner aquí es algo muy arriesgado y novedoso, que tendría un absoluto rechazo y que costaría bastante que viera la luz, sin demasiado éxito, además. Ciertamente, fue un adelantado a su tiempo. Gráficamente, tenemos a un Eisner maduro, ya que tenía algo más de sesenta años, y sus ilustraciones son maravillosas, poniendo de manifiesto porque es uno de lo grandes de la historia del cómic de todos los tiempos.
Por otra parte, "Contrato con Dios" estaría acompañado de varias historias más, que servirían para trasladarnos al barrio del Bronx en una época en la que había cantantes por las callejuelas para ganar unos centavos; las vacaciones consistían en ir un mes a una casa de campo donde se compartía la cocina y había escarceos amorosos de todo tipo; o una dedicada en exclusiva a la figura del Súper, el administrador y encargado del mantenimiento de un edifico de este barrio, que siempre era visto por todos como un tipo sombrío y malencarado, que nunca era capaz de hacer que las cosas funcionasen bien. En definitiva, una foto fija de una época muy concreta de la América urbana, donde prima la miseria, la pobreza y el sin vivir diario, así como el racismo o la delincuencia en un ámbito humilde y con muy pocos medios en la época de la Gran Depresión. De hecho, la mayor parte de este recopilatorio va precisamente de eso, de las dificultades para sobrevivir en un lugar como el Bronx durante los treinta y los cuarenta. Tanto es así, que "Ansia de vivir", la segunda novela gráfica, es muy cruda. Eisner sigue empeñado en cuestiones filosóficas y existencialistas, trasladando al lector sus propias inquietudes a su avanzada edad. Pensamientos tan complejo como Por qué vivimos y cual es el objetivo de nuestra existencia ya planean en los anteriores relatos, pero el autor va un paso más allá y plantea una siguiente cuestión: ¿Por qué nos empeñamos en sobrevivir a pesar de los contratiempos? ¿Qué nos hace aferrarnos a la vida de esa forma? De hecho, Eisner nos llega a comparar con las cucarachas, como esa criatura que después de tantos siglos no ha evolucionado en absoluto, pero sigue siendo muy resistente y con muchas ganas de vivir.
Posíblemente sea la lectura más densa de todo el recopilatorio, ya que Eisner introduce mucho texto de recortes de periódico, para ponernos en contexto y entendamos un poco mejor las historias de los personajes, que atraviesan momentos complicados como el desempleo, el crack del 29, la Segunda Guerra Mundial, los problemas de inmigración, así como la necesidad de prosperar para salir de un barrio pobre y alcanzar el sueño de ir a Manhattan. Anhelos y deseos que nos llevarán a ver diferentes formas de aferrarse a la vida en un drama de lo más humano, con personajes tridimensionales. Eisner explica que esta obra esta basada en su recuerdos de la infancia y del ambiente que se respiraba en el barrio donde se crío. De ese modo, también estamos ante una obra de cierto caracter autobiográfico, o al menos basado en experiencias personales de Eisner, quizá el secreto de ese realismo tan contundente y dramático.
El tomo concluye con "Avenida Dropsie", una historia en la que la calle donde Eisner desarrolla prácticamente todas sus historia cobra vida y se convierte en la gran protagonista. Así, tendremos una historia que abarca prácticamente 100 años en el que estos edificios en un mar de cemento verán como pasa el ciclo de la vida por ellos. Eisner tiene muy presente en los dos anteriores trabajos sus orígenes judío, pero en esta parte hace una gran hincapié en la variedad étnica de este barrio en particular, marcado desde sus inicios por la continua inmigración. Desde que se consideraba un barrio importante en el que vivían los ingleses, que después llegarían los irlandeses, y más tarde los italianos, los alemanes, los hispanos, y hasta los negros. Un choque cultural importante que no estuvo carente de problemas en muchos aspectos para la convivencia. También se ven reflejados diferentes conflictos bélicos como la Guerra de Corea o Vietnam. Como decía antes, una foto fija de la América urbana. No obstante, debo admitir que me da la sensación de que Eisner manda un mensaje un poco racista aquí, ya que llega a la conclusión que un buen barrio se estropea por la variedad racial, porque los extranjeros no llegan a valorar la comunidad como los que se crían allí. De hecho, a lo largo de la historia veremos como diferentes personas hacen lo posible porque el barrio se un lujar mejor, mirando por la comunidad, obviamente, pero también por un sentimiento de apego hacia el lugar. Pero no deja de ser curioso que mientras por un lado haya una denuncia social hacia el racismo en muchos casos, ese mensaje final, puesto en boca de unos personajes, esté en cierta forma empañado de cierta xenofobia.
Como ya decía al principio, es una buena lectura, muy interesante en ciertos aspectos, pero necesita ponerse en perspectiva para introducirse en una sociedad que si bien puede tener algunos patrones actuales, cuesta ver los paralelismos con la actual. En cuanto a las reflexiones existenciales sí es una obra mucho más atemporal, y también más interesante. Además, está el dibujo de Eisner, que siempre es un importante acicate. Yo creo que es recomendable, pero no es para todo el mundo, ni para todas las edades. Algo que rara vez suelo asociar con mis lecturas, pero que con esta me ha pasado bastante. Si a mí m coge con 20 años menos, creo que no me hubiese resultado ni la mitad de interesante, ya que no es un momento en el que te puedas plantear las dudas que se plantea Eisner para hacer estas novelas, por lo tanto cuesta más conectar con la idea del autor. Sea como sea, es una lectura poco habitual, realizada por un hombre muy significativo en el medio. Quizá solo Will Eisner sería capaz de firmar un contrato con Dios...