La Tumba de Drácula: Marvel Limited Edition 3: ¡La Conspiración del Vampiro! (1975-1977) Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-la-tumba-de-dracula-marvel-limited-edition-3-la-conspiracion-del-vampiro-1975-1977/Seguimos analizando la mítica serie del señor de los vampiros en su paso por el Universo Marvel.
El tercer tomo que recopila la colección La Tumba de Drácula, ya libre de los números trimestrales denominados Giant-Size, todos ellos incluidos en el tomo precedente, es uno de los volúmenes que disfrutan de mayor uniformidad en la parte creativa. De hecho, todos y cada uno de los episodios correspondientes a la Tumba de Drácula cuentan con el mismo trío de autores: Marv Wolfman a los guiones, Gene Colan a los lápices y Tom Palmer al entintado. La única excepción, y sólo en el apartado escrito, sería el necesario número de la colección del Doctor Extraño que forma crossover. Un número, en este caso, guionizado por Steve Englehart.
Creo que se puede afirmar sin paliativos que estamos ante uno de los volúmenes mejor ilustrados de la historia de Marvel. Lo que realiza aquí el equipo formado por Gene Colan y Tom Palmer tiene difícil parangón en la Casa de las Ideas. No son sólo las atmosferas lúgubres y la estética característica del terror gótico, como partes integrantes de esa capacidad innata de Colan de hacer del terror, belleza. También el talento narrativo en las muchas escenas de acción y transformaciones varias, así como el dominio de la anatomía humana y el detallismo de las figuras, son difícilmente superables.
En lo que respecta a Marv Wolfman, sabe estar a la altura de la parte visual con sus guiones y diálogos. Su trabajo argumental compagina el melodrama con el terror sobrenatural, llegando a coquetear con el género más genuinamente superheroico con la intervención de dos estrellas del Universo Marvel. Y se gana el cielo con una serie de relatos semi independientes que son una delicia.
El Dr. Sol ataca de nuevo.Al final del anterior tomo descubríamos como alguien estaba arrebatando a Drácula sus poderes vampíricos, con el Dr. Sol como principal sospechoso.
La confirmación de que el viejo enemigo del vampiro está detrás de ello nos lleva a una segunda y emocionante saga, con la gran amenaza del Dr. Sol como epicentro. Pero antes, debemos ocuparnos de la introducción de nuevos participantes en esta larga crónica titulada La Tumba de Drácula.
Harold H. Harold es un escritor de poca monta de relatos y artículos con el vampirismo como eje central. Un gracioso y debilucho individuo, especialmente manazas y cenizo.
Por su parte, Aurora Rabinowitz es la coqueta secretaria de la editorial para la que escribe Harold, con quien el escritor tiene una química muy especial, entre amor imposible y amistad.
Harold, en especial, ha venido para quedarse y para aportar el justo grado de humor a la serie. Un humor que para nada desvirtúa al resto de integrantes del reparto y que me resulta muy adecuado. Lejos de las payasadas simplonas, Harold es un personaje más ingenioso de lo que parece, gastando un humor un tanto absurdo y riéndose de él mismo en todo momento.
La saga del Dr. Sol traslada el escenario a Boston, precisamente donde se da el divertido encuentro entre un moribundo Drácula y los dos nuevos personajes. Harold ve una oportunidad de escribir algo potente de manos de un vampiro real, mientras que Aurora, en su juguetona inconsciencia, se enamora de Drácula.
Los perseguidores de Drácula, Quincy Harker y Rachel Van Helsing, también recalan en Boston, a los que se une Frank Drake por arte de magia. Más concretamente, de la magia del Hermano Vudú.
La posterior incorporación de Blade completa el equipo que se enfrentará a... el Dr. Sol.
Porque este es el factor que hace especial a esta saga. La forzada alianza de los cazadores de Drácula con su archienemigo, como única opción para derrotar a una amenaza mayor. El equipo liderado por Harker llega incluso al extremo de tener que revivir a Drácula, que había sufrido una de sus eventuales "muertes", esta vez a manos de un nuevo brazo ejecutor al servicio del Dr. Sol. Se trata de Juno, un gigante con el rostro reconstruido a lo Frankenstein y una estaca de plata en lugar de una de sus manos.
En definitiva, todo desemboca en una espectacular y explosiva batalla final, todos contra el Dr. Sol, en otro portento narrativo por parte de Wolfman y Colan.
El crossover con la colección del Doctor Extraño no se queda atrás. Un extraordinario crossover, uno de los mejores de la Marvel de los 70. Un auténtico tour de force narrativo, destacando una batalla de alto voltaje entre Drácula y un Extraño convertido transitoriamente en vampiro.
La Iglesia Negra, hogar de los Drácula.La vida de Drácula, y a su vez de esta colección que narra sus aventuras, toma un nuevo rumbo tras un profundo proceso de reflexión. Vampirizar a toda la humanidad haría inviable su subsistencia por falta de sangre fresca, por lo que su idea de la dominación pasa por sumar adeptos a su causa.
Una antigua iglesia será el templo desde el que divulgar su culto y manipular a sus fieles, mientras que la secta satánica liderada por un hombre llamado Anton Lupeski proporcionará los primeros asociados a su culto. Drácula finge ser el propio Satán para convencer a los seguidores de Lupeski, entre ellos, una bella mujer llamada Domini.
Una de las habilidades de Wolfman está en la de crear un tejido de diferentes líneas argumentales de avance paulatino. De esta forma, en paralelo a la creación de la Iglesia Negra de Drácula se ha ido gestando otra trama no menos interesante. Me refiero al esperado regreso de Hannibal King, el detective vampiro, y su unión con Blade a la caza de su enemigo común, el vampiro de pelo blanco, Deacon Frost.
Pero no menos importantes son los repetidos relatos con espíritu independiente que diversifican el entramado argumental, quedando repartidos a lo largo de todo el volumen. Historias quizás deudoras del cómic de misterio y terror de los 50, que resultan muy distintas entre sí, ya sea desde el sujeto de la narración o desde la temática, escenario o época.
A estas alturas de tomo, ya hemos podido disfrutar de un par de historias testificadas por dos víctimas no consumadas del vampiro, así como del magnífico relato de un reportero llamado Paul Butterworth, sobre su encuentro con Drácula.
Pero los mejores relatos semi independientes los tenemos repartidos en lo que resta de tomo.
Empezamos con un fantástico y escalofriante relato de terror con mensaje ecologista. Un hombre sin rostro, víctima de vertidos químicos, lleva a cabo su espeluznante venganza contra sus asesinos.
Otro relato viene narrado en forma de flashback por la hija de un corsario, afectada de la maldición vampírica desde hace siglos, que regresa a Drácula para rogarle un último favor.
En otra genial historia, de alto poder imaginativo, Drácula aparece invocado por una mujer que vive acompañada de personajes ficticios novelescos como Frankenstein, D'Artagnan, Robin Hood o Tom Sawyer.
El que es sin duda otro de los relatos más brillantes viene expresado en un formato muy distinto. En un excelente ejemplo de ficción dentro de la ficción, nos encontramos dentro de "La Conspiración del Vampiro", la divertidísima novela escrita por Harold H. Harold, en la que nada tiene que ver con la realidad. Harold se representa a sí mismo como el héroe que lidera al equipo, destruye a Drácula y se lleva a la chica.
Finalmente, el último de estos relatos autoconclusivos nos cuenta la historia de Hombre Eterno. Unos hombres extrañamente conectados generación a generación, nacen y mueren de forma enlazada hasta alcanzar un premonitorio encuentro con Drácula.
Volviendo a los hilos argumentales continuados, como decía, una de las sagas más emocionantes, por los muchos alicientes que ofrece, es la de Deacon Frost. A la tensa alianza entre Blade y Hannibal King hay que sumar la irrupción de un segundo Blade, en este caso como vampiro, una puntual ayuda de Daimon Hellstrom, además de momentos de dramatismo y una excitante batalla final a manos de un Gene Colan superior.
Pero si hay un eje argumental central éste es la nueva realidad existencial de Drácula y sus consecuencias.
La Iglesia Negra, la nueva residencia de Drácula, suma un inesperado nuevo inquilino. El señor de los vampiros se enamora perdidamente de Domini, que pasa a ser su esposa y futura madre de su hijo. Un hijo que deberá ser el heredero de Drácula como gobernante de la humanidad.
Nos encontramos, pues, ante un Drácula mucho más humanizado, si bien su pérfida condición de príncipe de las tinieblas sigue intacta.
Pero Marv Wolfman va mucho más allá al insertar simbología católica en la trama. Primero, en forma de una pintura de Jesucristo instalada en la iglesia oscura y, posteriormente, con la irrupción de un ser celestial de piel dorada y globos oculares rojos. Como consecuencia, Domini adopta la figura de Jesucristo como símbolo de devoción al mismo tiempo que abraza a Drácula. Digamos que un atrevido Wolfman juega a mezclar catolicismo con vampirismo, situando ambas convicciones en la ambigüedad, frente al mal representado por el satanismo de Lupeski.
El personaje de Domini es de lo más interesante. Su porte de divinidad y su personalidad dan pie a escenas de belleza poética como es el caso de la muerte de su padre a manos de su amado bajo la mirada de Jesucristo, o la secuencia en la que explica su pasado a un Drácula que la escucha en paz.
Por otra parte, la inestable relación entre Frank Drake y Rachel Van Helsing es quizás el elemento que ofrece más dudas. Demasiadas idas y venidas.
Una de las sorpresas de este tramo final está en la aparición de Estela Plateada, manipulado mentalmente por Anton Lupeski en su traición a Drácula. Probablemente, el peaje superheroico para recordarnos que estamos en el Universo Marvel, pero la intervención del surfista no me parece mal integrada. No difiere demasiado de otros personajes fantásticos que han intervenido en el presente tomo y me parece útil como pequeño recordatorio de dónde estamos.
El extenso ciclo argumental llega a un primer desenlace con el nacimiento del hijo de Drácula y Domini como punto culminante. Drácula entra en feroz batalla contra sus incansables cazadores hasta que se ven interrumpidos cuando la criatura ve la luz.
El hijo de Drácula ha nacido, se impone una tregua. Esta noche reinará la paz...
El vástago, bautizado como Janus, por cierto, luce piel dorada y ojos rojos, como cierto ángel aparecido hace unos episodios. Pero habrá que esperar al cuarto y último tomo para saber cómo sigue la historia...
Conclusión.Creo que la categoría de obra maestra no le sienta nada mal a este majestuoso volumen.
En todo caso, y por todo lo apuntado a lo largo de la reseña, estamos ante una etapa absolutamente indispensable de la trayectoria editorial de Marvel de siempre. Por el insuperable trabajo gráfico, pero también por el sobresaliente trabajo escrito.