He leído
Super Humor Superlópez Nº 20.
Con este tomo me pongo al día de la colección en esta edición, aunque desconozco si hay algún álbum más del personaje posterior. Destaca r que por primera vez en cierto tiempo tenemos la ausencia del Supergrupo, lo cual hay que decir que se nota un poco. Por otra parte, el trabajo de Jan sigue en su línea, quizá algo menos insulso, pero igual de centrado en sus ideas, sin que el humor sea tan predominante como debería. La parodia gira más en torno a la critica que otra cosa, lo cual no está mal del toda y plantea cuestiones interesantes, aunque ne mi opinión pierde la chispa de la serie que yo recuerdo de mi infancia. No tengo claro si continuaré más allá de aquí, porque debo reconocer que mi reencuentro con el personajes ha sido más decepcionante que otra cosa.
Iniciamos el recopilatorio con
"XXL", una historia que manda un mensaje educativo sobre nuestra alimentación, principalmente al público infantil. Como casi todas las propuestas de Jan, me parecen interesantes los conceptos, incluso la intencionalidad, principalmente porque emplea temas de nuestra vida cotidiana. No obstante, falla un poco en el desarrollo, así como en la puesta en escena, restando un poco de mérito a la idea que es bastante original en este caso. Es como si en lugar de echarte una bronca en cierta forma, utilizase más el humor e hiciese el aspecto educativo más ameno. Además, a mí me ha dado por pensar que realmente debe de haber muy poco público infantil que lea esta serie actualmente, al contrario de lo que sucedía en los ochenta, por ejemplo. No sé, me da la sensación que no ha habido mucho relevo generacional aquí. Asimismo, vuelve a presentar el hándicap de los personajes. Empiezo a estar muy harto de Escariano Avieso, un villano recurrente que apenas sale de su registro inicial de profesor loco y que nunca es detenido por el héroe. La galería de villanos de Superlópez parece haber perdido carisma. Como decía, el tema central es la obesidad, que iremos descubriendo que está originada por la ingestión masiva de bollería industrial, en concreto los bollipaxos,
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En definitiva, que Jan nos recomienda la dieta mediterránea, a base de pan y jamón. Un sabio consejo, qué duda cabe.
Continuamos con
"Nuevas aventuras de Mambrú", donde Jan recupera al propio Mambrú y la joven Judit en una secuela de
"Mambrú se fue a la guerra". En este nuevo enfrentamiento a los seguidores de Isis, Superlópez y Mambrú acaban infiltrados en una célula terrorista, para hacer todo lo posible porque sus inmolaciones resulten fallidas, salvando así muchas vidas. Creo que esta segunda parte ha estado mucho mejor, quizá porque nos introduce en una parodia crítica hacia los radicales islamistas con una mayor dosis de humor. Jan sigue siendo algo árido y a veces se repite bastante, además de no poder evitar colar otro de los villanos habituales de nuestro protagonista. Pero en líneas generales no ha estado del todo mal, reflejando siempre esa parte crítica hacia un problema como este de alcance mundial. Por otra parte, la historia incluye una subtrama que me ha parecido simpática en cuanto a lo que representa, ya que Superlópez inicia su misión cuando
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Aunque a mi siempre me pareció que Efepé era quien más utilizaba el recurso del guiño al cómic de superhéroe de Marvel o DC, así como la continua ruptura de la cuarta pared. En este volumen, he apreciado como el propio Jan también los emplea bastante, siendo el prólogo y el epílogo de este álbum un buen ejemplo de ello. Ha estado curioso y añade cierto punto a una aventura que en su parte central se muestra a veces algo repetitiva, lo que quizá me ha hecho valorarla por encima de la anterior. Me encanta eso sí, la viñeta final del reencuentro, 100% Jan.
Cerramos este volumen con
"Robinson", una historia con la que me he sentido bastante identificado, aunque viene a ser la versión de Jan del Robinson Crusoe moderno adaptada a un mundo apocalíptico zombie que me ha recordado a una novela de Stephen King. Desde luego, es una amalgama de referencias que se convierte en algo tan sencillo como que pasaría si todo el mundo permaneciese constántemente pegado a su pantalla del móvil sin hacer nada más. La respuesta es obvia, el mundo se pararía. En esas circunstancias se ve Superlópez, que se le olvida el teléfono en la oficina, y tras una pelea con Luisa se dirige a hacer la compra un sábado por la mañana.
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Una vez más, Jan nos introduce en una crítica hacia nuestra sociedad tan ligada a nuestro teléfono móvil, trasladando la obra de Daniel Defoe al mundo moderno, añadiéndole un toque zombie, también muy de moda hoy en día. Sin embargo, es la famosa novela la que sirve e base, ya que remos viendo como nuestro protagonista, agobiado por la ausencia de contacto humano tendrá como compañero a un loro y después a Jueves, en sustitución al Viernes de la historia original. Este personaje, además, lleva implícito otra crítica hacia la juventud actual, llevando a la literalidad aquello de no saber freír ni un huevo. También, y como trasfondo, el autor carga sobre los videojuegos y su adicción, o incluso sobre la adicción al propio ordenador. Reconozco que al ser de cierta generación intermedia, por decirlo de algún modo, conecto muy bien con lo que pretende transmitir Jan, incluso lo comparto bastante. Está claro que ciertos adelantos tecnológicos nos han beneficiado mucho y lo siguen haciendo, pero se llega a obviar demasiado su parte nociva, que también la tiene. Y las relaciones interpersonales de hoy en día sufren mucho por un aparato que, curiosamente, nos tiene más conectados que nunca. Yo he conocido a personas que no tener ciertas aplicaciones o no pertenecer a ciertas redes sociales lo ven como algo bastante dramático, y no hablemos de utilizar el móvil solo para llamar, porque se echan las manos a la cabeza. En fin, una reflexión muy interesante sobre las virtudes y los defectos de las relaciones humanas en los tiempos que corren. Un Jan muy reflexivo el de este recopilatorio, con el que pongo punto y final a la lectura de esta etapa, que a pesar de los pesares pone de manifiesto que el autor y el personaje están en sus horas más bajas, sobre todo en el giro final donde se rebela el origen de todo, estando presente como no
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Reciclaje de ideas y conceptos, reflexiones interesantes, repetición de esquemas y gags en muchas ocasiones, así como una deficiencia importante del humor paródico, dejando paso más bien a una crítica paródica. Esto es lo que define al Superlópez actual, lejos de aquellos brillantes inicios, que ni siquiera a repuntado con su traslado a la gran pantalla. Hasta la vista Superlópez, por si no nos volvemos a ver...