Día 250:Uncanny X-Men First Class vol. 1 #3. 16 de septiembre de 2009
Banda sonora: démosle a Moira el gusto de oír algo de Van Morrison. pero claro, dado que estamos en los 2000, recreando a los 70, escucharemos "Crazy Love" tal y como fue versionado por Ray Charles junto a Van Morrison en 2004, que este cómic es milenial.
https://www.youtube.com/watch?v=WgRC5ol_jDw
Créditos: Scott Gray (guion); Roger Cruz (dibujo y tinta); Nate Piekos (rotulación); Val Staples (color).
Portada de Ed McGuiness y Kristin Sorra.
Hoy tenemos una cosa peculiar: un cómic que retconea a otro cómic que, a su vez, retconea el original. En este UXMFC#3 se hace referencia a sucesos que en realidad ocurrieron en CXM #16. ¿El resultado? Obviamente malo. O malillo, siendo generosos. El tebeo abre con un entrenamiento de la patrulla en el que Sean, después de esquivar a sus oponentes, o neutralizarlos con diversas maniobras, atrapa la bandera... irlandesa, of course. Los viejos rockeros nunca mueren y este Banshee todavía no está acabado. O eso piensan sus compañeros.
Posteriormente tiene una cita con Moira en el que hablan de música y de su relación, pero se descubre que Sean planea ya su retiro y quiere llevarse a Moira con él. Moira no lo ve nada claro, y además se va cabreada cuando el irlandés la llama "lass"". Un respeto, hombre.
Tras rechazar Moira que Sean la lleve volando (a grito pelado claro, que esto no es Superman llevando a Lois y la dejaría sorda), se marcha un poco de malos modos. Al llegar a la mansión, Sean se encuentra con una inesperada visita: la de Patrick Rourke... su ex suegro. Demacrado. Antes estaba sano como una pera. Ahora no. ¿Qué habrá pasado?
Esto de llamarle Patrick a un irlandés está más manido que el botijo y el traje de flamenca en nuestra Españita. Celebremos Saint Patrick, aunque no sea la fecha. Compremos una cervecilla irlandesa. Una Guiness. Una Kilkeny. Lo que sea con tal de dejar de leer, aunque sea para ir al super. ¡¡¡Mierda, es domingo!!! Bueno, que se me va la olla: regresemos. El caso es que el hombre dice estar preocupado porque se le parece su hija... muerta. La hija es Maeve Rourke. ¿Os acordáis de ella? Pues deberíais.
Salió en CXM #16. Era la chica que rescató a Sean de unos abusos policiales, y que tenía el corazón dividido entre Sean y su primo Tom el Negro. Finalmente, se quedó con el primero. Pues aquí se revela que se casaron y que luego ella murió en un atentado terrorista con bomba.
En este retconeo, Sean estaba ausente haciendo trabajos para la Europol cuando Maeve murió, y ahora se siente culpable . Su ex suegro no le perdona haber estado currando cuando el asesinato. Líos familiares. Aquí el más pintado está/ba casado. Me acordé inmediatamente de Gambito.
Total, que Sean sale a pasear por los terrenos de la Mansión, no sin que en la viñeta anterior veamos a un tipo con pinta de hacer vudú en un cambio de escena, sosteniendo una foto de Maeve. Cuando Maeve se aparece a Sean, ya sabemos que este remedo del Dr. Vudú tiene que ver.
Antes de desvanecerse en el aire, la aparición deja un mensaje en el cielo que dice una sola palabra: "Belfast". ¿Es un fantasma? ¿Es Maeve de verdad, que no murió? ¿Es Maeve de verdad, que ha resucitado? Sé que estáis sufriendo como yo, pero hay que esperar. Sean se va de mala uva a por Patrick, su ex-suegro, a pedirle explicaciones. Y entonces este le cuenta que su hija se le aparece, y que ha venido a Westchester para que Sean le ayude a encontrarla. La pista es "Belfast". Pero no es la Belfast de Irlanda, sino la de Maine.
¿Sorpresa? O no tanto, porque en esa Belfast Sean le propuso matrimonio a Maeve. Serendipia. Tal vez. Sea como sea, Patrick acaba convenciendo a Moira para que les acompañe a Belfast a Sean y a él para encontrar a Maeve.
Nuevo interludio, como el que vimos en otros cómics de esta estupenda colección. Courbeau está en la Starcore, y nos muestra lo mismo que ya vimos en episodios anteriores. Del sol emergen figuras humanoides. La diferencia está en que ahora les miran con caras de villanos. Chungo.
No sé cómo lo voy a hacer para contener la espera hasta que se desvelen las intrincadas consecuencias de este afluente de la trama-río. Desde luego, no se le puede achacar a Scott Gray no avisar, así que no le acusaremos de traición. Pero volvamos al centro de la trama.O la almendra de la historia. O a la castaña de la historia, si se me permite. Al final, Patrick es malvado. Giro de guion. Cuando Sean se va a buscar a Maeve por los aires -y la encuentra-, Moira se queda con Patrick para aparcar, pero este la duerme con cloroformo (o lo que sea, diremos cloroformo por cultura popular). A mí a veces no me hace falta ni cloroformo para dormirme buscando aparcamiento. Perdón, pero eso de que Belfast tenga playa me recuerda a lo difícil que es aparcar en verano en los dichos lugares.
Sean, flotando por los aires, pero de forma que, según se nos explica de pasada, puede volar y hablar a la vez, pide perdón a Maeve. Sin embargo, su fenecida cónyuge le dice que de eso nada y le ataca con unas aparentes garras psiónicas. Imaginaos: una ex vengativa, que te persigue más allá de la tumba. Este sí que puede ser realmente el villano más definitivo al que se hayan enfrentado los mutis
Patrick, mientras tanto, lleva a Moira junto con el rastafari que vimos antes, quien resulta ser un nuevo personaje llamado. Julius Dupree, alias Grave Robber (los que tengan la suerte de tener el cómic de Panini, tal vez puedan decirme cómo se traduce el nombre al español, si como "Saqueador de Tumbas" o de otra manera). Los dos, el rasta y el calvo, estaban conchabados desde el principio. El objetivo: crear una aparición de Maeve para atormentar a Banshee y matarlo.
Y no solo eso: también asesinar a Moira por el camino. Patrick Rourke se muere de cáncer, pero antes de palmarla quiere consumar su venganza contra Cassidy y arrebatarle lo que más quiere: a su novia. Hay que ver alguna gente lo mal que se toma las cosas.
¿Queda mucho para llegar? ¡Árbitro, la hora! No, tranquilos. Ya estamos llegando al final. Maeve (quien, en realidad, no es Maeve, sino una recreación de ella hecha por Julius con su poder mutante, a partir de su imagen) trae a la guarida de Patrick a Sean, tras derrotarle.
Pero Patrick no quiere simplemente pegarle un tiro a la parejita, no. Lo tiene todo pensado: quiere matarlos con una bomba: ojo por ojo, bomba por bomba. Que mueran como Maeve murió. La venganza es un plato que se sirve frío... o explota el plato, o qué se yo.
Sean se libera patendo al suegro (no hagáis esto en casa, por favor, no la tengamos). Pero aun así, Patrick está confiado, porque la Maeve de pega le derrotará. Sin embargo, no ha contado con que la creación de Julius Dupree ha absorbido también los amorosos recuerdos de Sean, así que ahora no es exactamente el bicho malo creado por el diabólico mutante de las rastas.
El momento de debilidad y duda es aprovechado por Sean para pegar un aullido sónico. Dupree, que ve que aquí la cosa está perdida, se va, teleportándose en una nube de fuego que alcanza a incendiar la guarida de los malos. Cuando toque los explosivos, todo saltará por los aires. Sean saldrá, efectivamente, volando por los aires con Moira, pero afortunadamente, salvando el pellejo y no a causa de la explosión.
Pero antes, Sean piensa salvar a "Maeve" (al suegro que le den). Sin embargo, Moira le convence de que la aparición no es real y hay que dejar lo atrasado en el pasado (Pumba dixit). Se van, con la bendición de Maeve. CATAPUM. Todo explota.
Y así acaba esta historia, a la que hay que añadir un pequeño epílogo. Para que Sean se sienta mejor, Moira consiente en ser llevada por el aire, en una experiencia que recrea a Superman, pero que en este caso parece ser tan romántica como ruidosa. Fin. Tebeo olvidable y malo.
Perdón si me ha dado mucho la solana con esta reseña. Pero es que el tebeo, respetando todas las opiniones y gustos, me parece de guion de peli mala de Antena 3. Claremont, vuelve. Por favor.