He leído
Conan: La Guerra de la Serpiente Nº 2Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Número doble en esta entrega, con una miniserie que se está desvelando mucho más entretenida de lo esperado, lejos de la aberración que algunos pensamos que sería. Jim Zub está realizando un trabajo bastante decente, dejando incluso algún guiño de lo más interesante. Si bien es cierto que el Caballero Luna en ocasiones no termina de encajar, sobre todo con ese código moral de superhéroe que le impide matar al enemigo, la verdad es que su íntima relación con su particular dios lunar tiene bastante sentido. Además, que la aventura se sitúe en dos momentos temporales distintos sirve que esta reunión de personajes funcione mucho mejor que si colaborasen todos en un mismo plano temporal. Sea como sea, el trabajo de Zub es bastante respetuoso con las creaciones de Howard y el desarrollo de la historia es bastante interesante. No se puede negar que le falta un poco de épica y grandilocuencia propia del género, pero el guionista está demostrando que se maneja muy bien en él, siendo capaz de construir historias muy disfrutables.
La trama avanza, el misterio se desvela y ya solo falta el desenlace.
Aunque con algunos matices, podemos decir que esta frase lo simplifica muy bien. También hay que decir que narrativamente hablando se pierde demasiado tiempo trasladándose de una época a otra, pero la historia va a avanzando, desvelándose algunos aspectos interesantes como que los protagonistas
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Esto, supongo, nos llevará a la siguiente miniserie, la cual, por lo que he podido ver, quizá sí que esté más involucrada en el Universo Marvel. Por lo pronto, coincido que no ha estado mal, a falta del desenlace, esperemos que no se desinfle justo al final. Destacar también el relato de texto protagonizado por Solomon Kane, que de momento diría que es el mejor complemento que han tenido las series del bárbaro. Un relato que es puro pulp y que no pierde el ritmo en ningún momento. Además, no está tan perjudicado por la cadencia como en las otras colecciones.
Por último, comentar el apartado gráfico, que pese al baile de dibujantes, no se resiente en absoluto. No se puede negar que se echa de menos dibujantes de cierta talla y envergadura, pero tanto Stephen Segovia como Luca Pizzari sirven bien al propósito de la trama en cuanto a narración y ambientación. Es curioso, porque apenas te das cuenta del cambio de dibujante, si no te fijas en los créditos. Quizá sea de las pocas veces en las que han conseguido cierta cohesión gráfica en una miniserie, empleando a distintos dibujantes, salvo en las escenas de James Allison, de forma consciente, para diferenciarlas totalmente del resto, y que cuenta con la artista española Vanesa Del Rey. Lo dicho, sorprendido por estas sensaciones positivas, porque me esperaba lo peor, pero al final no ha sido así en absoluto. Creo que aquellos que tengan cierta curiosidad, se puede acercar sin miedo, porque es una lectura bastante amena.