Bueno, por partes
Vaya por delante que yo soy el primero al que le encanta atizar a este tipo de series de masas. Me pasó con Breaking Bad, me pasó con Juego de Tronos y con muchas más. No me gustan los fenómenos de masas, y al final ese hype desmesurado siempre hace que las series estén muy por debajo del nivel que se les presupone porque es imposible cumplir esas expectativas. Lo cual, no quiere decir que tengan que ser malas.
Dicho eso, el Calamar (la serie, no el nuestro), tiene muchos defectos de forma y fondo, principalmente en la estética efectista de cosas como los monos, los VIPS, y varias cosas así. Está muy Casapapelizada, muy Netflix en mal sentido, y hace que de inicio ya sea un producto que está concebido de determinada manera y para agradar al gran público occidental. En eso encontraremos decenas de elementos mejorables o pobremente planteados.
Luego tenemos el poso narrativo, y ahí también hay mucha broza. Subtramas mal llevadas, previsibles y con poco interés (como la poli), conceptos mal aplicados o poco imaginativos, y ya en los capítulos finales una tontería de no te menees que dinamita todo lo conseguido antes.
Pero, como dije, el corazón es un Battle Royale, un Gantz, un survival oriental de libro, y eso nunca puede ser malo, porque llevan casi medio siglo haciéndolo.
Y es un género bastante interesante y mucho mejor que todas las variantes occidentales de "pirámide humana" que por Europa y EE. UU. han rulado con los años.
Quicir, que lo mejor que tiene la serie es esa dinámica de grupos, las caracterizaciones tipo de estos animes y manga, y cómo bosquejan a la perfección a cierto tipo de individuos reconocibles dentro de la sociedad, y que son fieles a su comportamiento (aunque a veces sorprendan al espectador poco avezado) en la ficción. Eso siempre está bien y es la mayor baza del Calamar.
Y con eso quiero decir... que tampoco hace falta atizarle a todo
El capítulo sexto está bien porque está bien, porque ha creado un apego por los personajes, porque desarrolla sus personalidades y pone en tela de juicio cómo se ven a sí mismos y el tipo de personas que son. Es un espejo social cojonudo para dirimir de qué tipo de personas se trata, y todos ellos (prota, gafas, chica) son fieles a sí mismos y acaban revelando lo que de verdad guardan dentro. Que el comienzo sea previsible es lo de menos, todos sabíamos lo que iba a pasar desde el principio, no hay premio. Es una obviedad. (Y si eso te parece previsible, mejor deja lo del
Frontman speaking, que se sabe desde el capítulo 2). Tiene detalles mejorables (ven que te arreglo la bolsa, vamos a buscar edades para.... ¿para qué?), pero repito, es lo de menos, porque de lo que se trata es de hacer un retrato robot social preciso, y eso lo consigue con creces.
Ahí ves perfectamente cómo cada personaje ha acabado allí y cómo son de verdad por dentro.
Y el impacto emocional está muy logrado, porque se ha trabajado en ello.
No solamente en el plato fuerte, sino en la chica (justa, dura y cabezota siempre), en el gafas (que en este caso
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, y sobre todo, con el prota y su
Gganbu. Es que la relación está perfectamente definida y trabajada para llegar hasta ese momento, y la resolución es magnífica.
Ese
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es brutal, y corona a la perfección todo lo creado durante la serie, y el crescendo incómodo a lo largo del capítulo.
Atizarle a eso, aparte de no tener corazón
No está justificado, Angelus. Porque narrativamente está perfectamente construido, porque las interpretaciones son estupendas, porque emocionalmente sabe llegar al espectador, y porque en definitiva no tiene fisuras ni nada criticable. No digo que te tenga que cambiar la vida ni mucho menos, pero narrativamente no hay otra reacción posible que aplaudir y dar al César lo que es del César.
Si ni siquiera ya esas migajas le concedes, es más problema tuyo que de la serie.
Un poco como si el Real Madrid hubiera financiado el Padrino. Pues igual critico hasta a Brando.