He leído
Dragones de Frontera: Azote
Azote no es solo una historia de aventuras en un territorio hostil; es una puerta abierta a un pasado que rara vez se nos cuenta.
Antes de que el Oeste fuera estadounidense, fue español, y este cómic nos sumerge en esa época con un rigor histórico admirable. En sus páginas no solo se recorren los caminos polvorientos de una frontera en disputa, sino que también nos muestra el germen de lugares icónicos, como la humilde misión franciscana que, mucho antes de ser el legendario
Álamo, era conocida como
San Antonio de Valero.El guionista construye su relato con una solidez envidiable, convirtiendo el contexto histórico en un tejido vivo donde los personajes no solo actúan, sino que son parte del devenir de los acontecimientos. La historia no se limita a los enfrentamientos entre españoles e indígenas; también da voz a aquellos que suelen quedar en los márgenes, como los
acadianos, exiliados de la antigua Nueva Francia que encontraron en la Luisiana española un refugio y un nuevo hogar. Es en estos detalles donde se percibe la profundidad de la investigación y el amor por una historia olvidada por muchos.
Narrativamente, la obra funciona con precisión.
El guión es ágil, sabe cuándo detenerse en los momentos de tensión y cuándo dejar que la acción hable por sí sola. Se nota el cuidado en la reconstrucción de la época, pero sin que esto haga pesada la lectura, que narra sin perderse en su propio conocimiento, y que puede leerse de una sentada.
En cuanto al dibujo y el color, se aprecia el esfuerzo por dotar de veracidad a los escenarios y a la ambientación, y aunque su estilo no logra conquistarme del todo, sería injusto desmerecer su trabajo. No son un obstáculo para la historia.
En definitiva, es un cómic que rescata un fragmento olvidado del pasado, con una labor de guion excepcional y un respeto por la historia que merece ser reconocido. Para quienes busquen
una visión distinta del Lejano Oeste, más fiel a la realidad y menos contaminada por la mitología hollywoodense, esta obra es una lectura indispensable.
Ahora a por el segundo volumen que finalizará este segundo ciclo, que ya está en casita, al que por cierto,
Harriett no ha subido precio, sino que lo ha mantenido. Menos mal.