He leído 100% Marvel Caballero Luna Nº 2: Apagón.
La verdad es que no tenía muchas expectativas con respecto a este tomo, pero me ha sorprendido gratamente. Brian Wood es un autor que me ha decepcionado en varias ocasiones, ya sea con su versión de Conan o a medida que avanzaba la lectura de Northlanders, una obra que fue perdiendo fuelle saga a saga. Sin embargo, el guionista consigue captar el concepto de Ellis y tras su marcha mantiene bien la idea inicial y la transforma un poco. Lo que en un principio parecía ser otra serie de historias autoconclusivas se convierte en una interesante línea argumental de seis números en los que tenemos de fondo un tema tan internacional como el duelo de poder de una nación africana, el cual sitúa a nuestro protagonista en una situación delicada. Además, vuelve a incidir, de forma acertada, en la compleja psique de Spector, quien deberá llevar la lucha hasta un cómodo diván. Incluso será una herramienta más para poder profundizar en la mente fragmentada del Sr. Luna y la entidad a la que está ligado, cuya fidelidad es algo voluble si no recibe su ración de sangre. Wood consigue un relato del Caballero Luna sin que prácticamente aparezca el personaje, dotando a la historia de cierto tono que nos recuerda a la línea Vértigo. Lo curioso es que se mantiene ligado al concepto de Ellis, mientras a su vez se aleja de él en una trama llena de conspiraciones y una auténtica prueba de fuego para alguien con una mentalidad tan desquiciada.
El trabajo del guionista es bastante bueno, quizá un peldaño por debajo del escritor de Essex, pero construye un buen argumento y utiliza aquellos elementos que les ha dejado Ellis. Si bien me hubiese gustado que el equipo creativo inicial continuase, hay que reconocer que el relevo no ha estado nada mal, por lo que la serie continúa a un buen nivel, algo que hoy día no me parece nada desdeñable. Por otro lado, el apartado gráfico recae sobre los hombros de Greg Smallwood que, como ocurre con Wood, también está un peldaño por debajo de Shalvey, pero no es menos cierto que su estilo minimalista encaja a la perfección con el tono de la historia. También cabría destacar la narrativa de este dibujante, que en un número utiliza la técnica cinematográfica de la visión a través de la cámara, algo que me ha parecido muy original y que se emplea de una forma muy interesante. Además, la ausencia de diálogos en muchas páginas nos permite apreciar mejor la secuencia narrativa de las escenas, posiblemente su mejor característica en este trabajo para Marvel. Espero que el siguiente tomo esté al mismo nivel, y la calidad no continúe en un descenso de calidad progresivo, sería una auténtica lástima de que esta etapa perdiese enteros justo al final.