Yo tengo otro enfoque que aportar a lo que dice el maeztro (a lo que rara vez puedo añadir o aportar algo en temas editoriales, dicho sea de paso, porque Celes tiene unos conocimientos sobre la parte técnica del mundo editorial más que considerables). Este, en literatura en general:
Si un autor de una casa (pongamos Penguin, que es donde tengo más amigos en ciertas esferas y conozco mejor) vende 3500 ejemplares de 4000 de una edición, es un éxito. Eso, en una tirada pequeña, de un autor modesto de una gran editorial.
Si un autor de esa misma casa vende 7000 ejemplares de una tirada de 10.000, es un fracaso, porque la editorial ha palmado dinero en esos 3000 ejemplares.
En el primer caso, el autor volverá a publicar con esa casa.
En el segundo, lo más probable es que no y su nombre quede asociado a "bajas ventas", por lo que la editorial no volverá a apostar por él y quedará "apestado", así mande la gran novela española del siglo XXI la próxima vez. Pero el nombre está "contaminado", al menos por un buen tiempo.
En esos niveles, los jefazos (y en cascada los que hay por debajo; directores editoriales, de línea, coordinadores, comerciales) son de ideas fijas, y hay muy poco romanticismo. Ni sentimentalismo, ni calidad literaria, ni leches. Ni "cómo no va a vender Ken Follet si está vendiendo el youtuber ese".
No pretendas explicarles que Hércules es un personaje con mucho más calado e historia que Chica Luna, por ejemplo, porque ni lo saben ni les interesa. La cosa es que ese Hércules se ha pegado un castañazo de padre y señor mío y ha generado pérdidas con una ventas muy pobres, provocando así que otra serie no haya podido salir porque se ha comido ese pedazo del pastel. Y ya ese nombre queda "manchado".
"Es que la nueva serie USA es una pasada que tal, tal".
"¿Cuál, la del tío ese con barba que nos hizo perder 15.000€? Nanai".
Y es así. Por desgracia las editoriales NO están en este mundo para ofrecer buenos libros ni buenos tebeos, sino para ganar pasta. Esa es una verdad ineludible que muchas veces los enamorados de las historias, lectores y autores, olvidamos.
El mundo de la edición, del libro y el cómic, tiene muchas cosas bonitas, pero también mucho desencanto.