El piloto me ha parecido sobresaliente. Vuelven las intrigas políticas, las traiciones, la ambición desmedida, los personajes llenos de aristas, la espléndida ambientación... Ha sido como volver a los primeros tiempos de Juego de Tronos. El capítulo, además, tiene un pulso narrativo envidiable y, pese a su duración, se pasa volando. Y las interpretaciones bastante solventes; quizá la que menos me ha gustado es Milly Alcock haciendo de Rhaenyra (muy pavisosa), pero Matt Smith está espléndido como Daemon.
Muchas ganas de ver cómo sigue.