Día 267: The (Uncanny) X-Men vol. 1 #115. 15 de agosto de 1978
Banda sonora: 1978 fue un año prolífico para la música. Por ejemplo, se editó uno de los directos más míticos de la historia del rock: Tokyo Tapes de Scorpions. Dejémonos hipnotizar por la mirada de Saurón mientras suena "In Trance":
https://www.youtube.com/watch?v=vWomIVLasUo
Créditos: Chris Claremont (guion, argumento); John Byrne (dibujo, argumento); Terry Austin (tinta); Rick Parker (rotulación); Francoise Mouly (color).
Portada de John Byrne, Terry Austin y Danny Crespi
Lo habíamos dejado todo a medio cocer. Pero hagamos un breve "en episodios anteriores", para enmendarlo. La Patrulla había escapado de Magneto y había dado en la Tierra Salvaje. Pero el mundo dio por muerto al grupo heroico, del que solo se habrían salvado Hank y Jean. Cuando nuestros protagonistas se empezaban a aclimatar a la Tierra Salvaje y hasta Scott se dejaba bigote, apareció Karl Lykos absorbiendo al fuerza vital de Ororo mientras se daba un chapuzón, provocando que la personalidad malvada de Saurón emergiera. Y aquí seguimos ahora.
Logan se abalanza sin pensarlo sobre el alado reptil, pero este le hipnotiza, haciéndole ver que sus camaradas son monstruos. No es la primera vez que vemos algo así en las páginas de la Patrulla. Lobi ataca a sus compañeros, creyéndolos engendros.
Mientras Banshee enfrenta a Saurón en las alturas, observamos lo que Logan cree estar presenciando. A las "abominaciones" atacando a su amada Jean. Y por ahí no pasa. Cómo sabemos por dónde le duele al buen Logan, pardiez. Pero, a decir, verdad, una y otra vez, Logan es repelido por los rayos ópticos de Cíclope. El round es para Scott.
El mismo Cíclope, que está que se sale, junto a Banshee, hacen poner alas en polvorosa a Saurón, pero solo para que el pteranodon recale en el lago, donde aprovecha para repostar absorbiendo la energía mutante de Coloso. De nuevo, vemos a Coloso que está ahí ahí con Ororo. En esta época había tensión romántica ahí, aunque más en una dirección que en ambas, la verdad.
Sin embargo, Saurón no contaba con que Coloso se transformara en su forma de acero orgánico. El subidón de poder es demasiado para el lagarto, quien va a barrer el suelo por segunda vez en el día de hoy tras sufrir una descarga y revierte a Lykos. Logan quiere tomarse una revanchita por haberle poseído.
Pero justo entonces aparece nada menos que Ka-Zar, acompañado de su siempre fiel Zabú, diciendo que suelten a su "amigo" Karl Lykos. Luego, con no menos impetuosidad, les pide ayuda. La Patrulla pide una explicación, y Ka-Zar les hace sentar junto al fuego para darles gusto.
Mediante flashback, retrocedemos al TXM#61, cuando Karl Lykos, poseído por Saurón, quiso matar al padre de su amada Tanya, ya que este se oponía a que estuvieran juntos. La Patrulla le salvó, y Saurón huyó a un páramo nevado donde no dañase a nadie. Sin embargo, ella le siguió.
Antes que tomar la vida de Tanya para absorber su energía vital, Lykos se lanzó por un barranco. La Patrulla nunca encontró su cuerpo, porque en realidad no había muerto. Se quedó en uno de esos salientes que tanto convienen a las historias de ficción para salvar a los pjs. ¿Y qué tiene esto que ver con la ayuda que les pide Ka-Zar a los mutantes? No seáis impacientes. Todo tiene un porqué. Y es que Lykos, se dedicó a vagar por la Tierra Salvaje, y un día encontró una extraña procesión de nativos dirigidos por una tal Zaladane.
Y Zaladane, autoproclamada como la sacerdotisa mandamás de un culto dedicado a un así llamado Garokk, Dios del Sol, pretende despertar a dicha deidad, para que se vengue de unos aliens que han acampado en la Tierra Salvaje, los shenaars. Paciencia, luego entramos en detalles.
Para tal fin, se valen del sacrificio de un señor llamado Kirk Marston, en cuyo cuerpo habitará ahora Garokk. No ha ganado con el cambio, sinceramente. Todos se inclinan ante el Dios, quien promete eliminar a los invasores alienígenas.
El argumento, sinceramente, es bastante confuso porque requiere probablemente la lectura de Ka-Zar v2 #20. Allí se cuenta, y aquí se recuerda brevemente, cómo unos invasores alienígenas, los shenaarianos, teleportaron su fortaleza en mitad de la Tierra Salvaje.
Ka-Zar y su pueblo se enfrentan en batalla a los invasores, pero entonces, Garokk con solo un pétreo pestañeo, hace desaparecer la ciudad. Puso fin a la guerra en un segundo. Pero entonces, diréis ¿no habría que darle una medalla? ¿Por qué es el malo?
Os veo impacientes esta mañana. Pues porque resulta que, tras poner fin a la amenaza shenaariana, Garokk fundó un culto en torno a él mismo, erigiendo su propio palacio y esclavizando a los hombres de la Tierra Salvaje. Salir de la olla para caer en la sartén, o como se diga.
¿Ayudará la Patrulla a Ka-Zar y a Lykos? ¡Sí! -dice Lobi. ¡No! -dice Scott, que es el jefe-. Que no es por no ayudar, pero que antes tienen que reportar a Xavier, y determinar también si Magneto sigue vivo (qué dudas tiene Cíclope, desde luego...). Pero que luego vuelven a ayudar. Ka-Zar lo comprende y la Patrulla se marcha. Piotr se despide de Nereel, una nativa de la Tierra salvaje quien dará mucho que hablar en el futuro. Parece haberle cogido cariño al mozalbete. Cuando se están yendo, Tormenta avisa de que algo no anda bien. El aire se ha vuelto frío.
De repente, empieza a caer nieve a saco. El peculiar equilibro ecológico que mantenía a la Tierra salvaje como un vergel en mitad de la Antártida (o debajo, más bien) se ha roto. Y esto solo puede significar... ¡¡la muerte de la Tierra salvaje!!
Preguntándonos que está pasando, nos despedimos hasta la próxima reseña. Valorando el tebeo, diría que lo más interesante es lo que se narra en flashbacks. Es ahí donde está la miga, ya que el resto es más bien peleas con Saurón. Pero sigue habiendo buen ritmo. Mañana más.