Día 264: Classic X-Men vol. 1 #19. Marzo de 1988
Banda sonora: "Cum on Feel the Noize" (1983) es una versión de Quiet Riot, de esas que la banda hizo tan suya, que podría olvidarse que fue versión de la original que Slade publicó en 1973. Y como en este episodio hay mucho ruido, y los mutantes tienen pinta de acabar como la portada del disco, la ponemos:
https://www.youtube.com/watch?v=YQ5G8m2XOZg&pp=ygUVY3VtIG9uIGZlZWwgdGhlIG5vaXpl
Créditos: Chris Claremont (guion); John Bolton, (dibujo, tinta); Kieron Dwyer (dibujo); Terry Austin (tinta); Tom Orzechowski (rotulación); Nel Yomtov (color).
Portada de Arthur Adams y Terry Austin.
Esta historia, situada en el tiempo antes de que Magneto tuviera aún uniforme de malo, nos presenta al personaje aliado con un grupo clandestino al mando de un tal "Control", para cazar nazis buscados por la justicia de Israel. En plan MOSAD. Esto es lo que, sucintamente, tenemos en este número, pero es verdad que la historia siempre se me ha antojado asaz confusa. Intentaremos poner orden, en la limitada medida de nuestro entendimiento. El tebeo da comienzo con Magneto acercándose a una base nazi de Sudamérica. De hecho, todavía no se sabe que trabaja para una organización ni nada.
Obsérvese la cara de suficiencia con que echa abajo las puertas de la fortificación, inmune a disparos y a tanques, que destroza con facilidad. Estos nazis tienen que purgar sus pecados ante la justicia, y ningún escondite en el quinto pino les librará de ello.
Pero quiere la suerte que, sin buscarlo, Magneto encuentra aquí a uno de los peces gordos más buscados por Israel, el Oberstrumbahnführer -según la wiki, una especie de teniente coronel- de las SS llamado Hans Richter. Por muy nazi VIP que sea, le vence con igual facilidad.
A tal fin, le sepulta entre los escombros del lugar desde donde dispara, lanzando un tanque al edificio. Una vez inmovilizado, Magneto investiga la caja fuerte del carnicero nazi, mientras discuten sobre si es imparcial o no que a un nazi le juzgue un tribunal de judíos. Erik replica a Richter que más imparcial será ese tribunal que el trato que él, y otros de su calaña, dieron a los judíos, sin reparar en si eran niños o mujeres no combatientes. Y en esto están cuando Magneto sufre un dolor lacerante.
Me parece interesante que se diga que Magneto, cuanto más usa sus poderes, más fuerte sufre el dolor. Esta debilidad no pasa desapercibida por Richter, quien detecta que, después de todo, Magneto podría ser reducido pese a su supuesta invulnerabilidad.
Erik descubre un diario de Richter con información sobre una red clandestina de nazis en Odesa.
Acto seguido llama a la organización para quien trabaja, para que recojan a Richter. Fijaos en que el interlocutor de Magneto al teléfono parece estar sorprendido o contrariado por el hallazgo de este trofeo nazi. Esto será clave en el desenlace de la historia.
Tras estos acontecimientos, damos un salto en el tiempo y viajamos dos semanas después a Río, donde Erik, tras mostrarnos su sempiterna reflexión sobre las quimeras de Xavier en su sueño de coexistencia pacífica entre humanos y mutantes, se encuentra con Isabella. Primera aparición del personaje.
Esta chica parece ser médica personal de Erik, aparentemente para investigar y/o tratar sus dolencias en el uso de sus poderes, aunque también amante o follamiga. Parecen estar bien juntos pero, a la hora de la verdad, a Erik le tortura el recuerdo del abandono de Magda, cuando su hija murió carbonizada.
El trauma es demasiado grande. Ver como tu hija muere quemada mientras nadie hace nada por salvarla, vengarte matando a los responsables, y que tu mujer te abandone, horrorizada, tras llamarte monstruo, todo en unos minutos, es una experiencia que debe torturar el alma. Con todo, a lo menos consigue Magneto caer dormido. Aunque al Amo del Magnetismo la paz nunca le acompaña demasiado tiempo. Unos tipos irrumpen en el apartamento de la pareja y degüellan a la pobre Isabella. A fe, que bien que se ensañó Claremont con Erik en la serie de CXM.
El jefe de la operación gubernamental que parecía cazar nazis, un tal Control, reprocha a Magneto haber capturado a Richter. Magneto no entiende que le va a Control en capturar un nazi u otro, pues todos son malvados. Pero Control le espeta que ahora el objetivo son los rusos.
Así que hay nazis que conviene cazar, y otros que no. La verdad es que, diciendo esto, no se aclara nunca del todo si Control es un agente del gobierno americano, o lo es de otro gobierno, o no lo es de ninguno. Sea como sea, Richter le ha chivado su debilidad, y viene Control protegido con un chaleco anti-magnetismo que repele los ataques de Magneto. Reducido, Magneto pregunta que por qué matar a Isabella, es decir, por qué no matarle a él cuando estaba dormido, pues habría sido fácil.
Control le responde que sus jefes querían "una libra de carne", en plan mafioso. Puesto que luego apuntan con sus pistolas a la cabeza de Erik, entiendo que no querrían más bien testigos, pues parece que a Magneto lo iban a matar de todas formas, así que lo de la libra de carne no lo acabo de ver
Y aquí se activa el instinto de supervivencia de Magneto, que lo tiene tan grande como el ego, para haciendo fuerzas de flaqueza, subvertir la tecnología de sus enemigos y matar, como mínimo, a Control. Pero además, Magneto ha aprendido algo hoy, si es que todavía no estaba claro.
Los humanos son una plaga que necesita ser dominada, naturalmente por él mismo. Él es el verdadero superhombre, que someterá a la humanidad sin reparar en si son nazis o comunistas los gobernados.
Esta historia acaba con Magneto teniendo una especie de revelación mariana, ya resuelto a conquistar a la humanidad y someterla a su dictadura, un propósito que no abandonará en toda la etapa editorial de la Patrulla de los años 60 y de los 70. Aunque algunas partes atinentes a las motivaciones de los malvados, o sobre sencillamente quiénes son, no me quedan claras. Sea como sea, y como ya está dicho, cada vez que Magneto aparece en CXM, la gente a su alrededor palma.
Vamos a cambiar ahora a páginas menos trágicas, que son las añadidas a la historia de TXM#113, obra de Kieron Dwyer, como viene siendo habitual últimamente. Para esta ocasión, se confeccionaron tres nuevas páginas. En la primera página extra, hay una interesante reflexión de Tormenta: cuando a Magneto le hizo un bebé Alpha, tanto su mente como su cuerpo habían retrocedido a la infancia. Pero con la Patrulla-X es distinto. Magneto se ensaña manteniendo su mente adulta intacta.
También su cuerpo es adulto, pero sus funciones motoras sí son las de un infante de seis meses. Esta venganza es tan cruel que acabaría con los mutantes completamente locos. En las siguientes páginas, se escenifica muy bien cómo Lobezno ya está pasando por ese trance.
El pobre Kurt también se desespera, confiando en vano en que Xavier acuda en su ayuda, ya que tiene un enlace telepático con ellos. No sabe que ese enlace telepático se ha roto, como se muestra en TXM#113. Pasamos a las dos siguientes páginas añadidas, ocupadas mayormente con los pensamientos de Magneto, durante su estancia en el Asteroide M. Estos añadidos me parecen un acierto, pues en el cómic original lo de Magneto en el asteroide fue tan fugaz que casi pareció superfluo.
Aprendemos aquí no solo que Magneto es podridamente rico -presumiblemente gracias a sus muchas fechorías-, sino que se cartea con Stephen Hawking. Su ego, como unas puertas, le hace tener su propio membrete imperial en su correspondencia con una pedazo de M dorada en el papel.
También se da alguna explicación al pico de poder que disfruta Magneto desde que Erik el Rojo le hiciera crecer. Parece que ahora Magneto puede manipular los elementos de su poder a niveles cuánticos, aunque si esto es lo que le provoca los dolores que hemos visto, no se sabe.
En la siguiente página descubrimos las reflexiones de Magneto. Parece no haber superado que Magda la dejase, y hasta le echa la culpa de su funesto destino en cierta medida. Luego recala en sus otras obsesiones: tener más razón que Xavier y dominar el mundo. Genio y figura.
De todos los añadidos a las páginas originales de TXM, este de CXM #19 puede ser de los más acertados, profundizando bastante en las motivaciones de Magneto, incluso aunque algunas nos sean ya conocidas de sobra. Y mañana más mutantes.